Claudia Ginestra
En situaciones de crisis, los ciudadanos comienzan a buscar curas milagrosas para resolver sus problemas, sobre todo, si se trata de salud. Conversamos con el Dr. Héctor Carrasco Magallanes, Maestro en Salud Pública por la Universidad de Johns Hopkins, Doctor en Salud Pública por la universidad de Harvard y Profesor de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud del Tecnológico de Monterrey, sobre los medicamentos y creencias a los cuales los pacientes están recurriendo para tratarse el COVID-19, a pesar de que no están verificados ni aprobados por el sector científico.
-Hidroxicloroquina
En algún momento el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recomendaron el medicamento hidroxicloroquina. Sin embargo, este medicamento ya ha sido descartado como un posible tratamiento para Covid-19, y se han retirado todos los fondos de investigación. El 17 de junio de 2020, la OMS anunció la interrupción del grupo de tratamiento con hidroxicloroquina del ensayo Solidaridad, con el que se pretende encontrar un tratamiento eficaz contra la COVID-19. Los investigadores principales que integran el grupo que dirige el ensayo tomaron esta decisión a partir de datos probatorios obtenidos en el ensayo Solidaridad, el ensayo Recovery realizado en el Reino Unido y una revisión Cochrane sobre otros datos relativos a este fármaco. De acuerdo con los datos del ensayo Solidaridad (que incluyen los obtenidos en Francia en el marco del Discovery) y los resultados anunciados recientemente del ensayo británico Recovery, la hidroxicloroquina no reduce la mortalidad en los pacientes hospitalizados por COVID-19, cuando se compara con el tratamiento de referencia.
-El dióxido de cloro
El dióxido de cloro es una solución al 28% de clorito de sodio en agua destilada.
Se usa como blanqueador y para descontaminar superficies industriales, ya que se asemeja a la lejía o el cloro. El Senado de Bolivia aprobó un proyecto que avala el dióxido de cloro como tratamiento para la COVID-19, pero el Ministerio de Salud del país se opone y desautoriza su uso. Especialistas advierten que es peligroso para la salud y no sirve como cura.La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) indicó que no hay “ninguna evidencia científica que apoye su seguridad o eficacia, y presenta riesgos considerables a la salud de los pacientes”.
-Azitromicina
La azitromicina se usa para tratar ciertas infecciones bacterianas, como la bronquitis, neumonía, enfermedades de transmisión sexual (ETS) e infecciones de los oídos, pulmones, senos nasales, piel, garganta y órganos reproductivos. Sin embargo, tampoco ha demostrado ser eficaz para tratar la enfermedad.
-Calor
Desde que comenzó la pandemia, existe el mito de que el calor elimina el virus, se pensaba que en los lugares calurosos o tropicales no se propagaría el virus extensamente. Según la OMS, “Las pruebas científicas obtenidas hasta ahora indican que el virus detrás de la pandemia de covid-19 puede transmitirse en cualquier zona del planeta”, incluyendo en los países tropicales.”También me han enviado videos de supuestos doctores colocándose un secador en la boca para matar el virus”, contó el Dr. Carrasco.
-El ajo
Es cierto que este alimento tiene propiedades antibacterianas, pero no es apropiado para tratar COVID-19. El ajo produce mucha irritación de la vía aérea, de la vía digestiva cuando se consume en cantidades más de lo que se puede usar en una comida común y corriente.”Yo me acuerdo que cada vez que una vaca se enfermaba en mi pueblo en México de Chihuahua, mi abuelo le inyectaba ajo a los animales, por lo que es una creencia popular muy extendida de que funciona para tratar virus”, contó Carrasco.
-Baños de cloro y alcohol
Algunos aconsejan realizarse baños de cloro y alcohol en todo el cuerpo para liberarse del virus, pero este método es ineficaz, y además irrita la piel.
Por otro lado, el médico comenta que el Remdensivir, es un fármaco antiviral de la empresa farmacéutica estadounidense Gilead, cuyos primeros ensayos mostraron que podía reducir el tiempo de recuperación de los pacientes contagiados con el coronavirus. El medicamento fue desarrollado inicialmente para la hepatitis C.Cuando se descubrió que no era efectivo contra esta enfermedad, fue investigado como tratamiento para el virus de ébola, pero tampoco funcionó con esta infección y quedó “archivado” en las estanterías de Gilead. El remdensivir es un medicamento que ha demostrado ser efectivo para pacientes que ya están graves en la enfermedad de COVID-19, pero no en las etapas iniciales. “Este medicamento ayuda a que la enfermedad avance más lento, pero no sabemos si previene muertes”, dijo Carrasco.
Ante los consejos falsos que existen en la opinión pública, el médico pide a la comunidad que no se tomen en serio las curas milagrosas. “Siempre hay gente que quiere recetar curas en tiempos de crisis, pero esa no es la verdad”, dijo Carrasco.