Pili Tobar todavía no sale por completo del shock de figurar entre el histórico grupo de mujeres seleccionadas por el presidente electo, Joe Biden, para su equipo de comunicaciones en la Casa Blanca, pero confía en que su experiencia en el movimiento pro-inmigrante y su pasión por el servicio público la han preparado para este camino.
María del Pilar, mejor conocida como “Pili”, ocupará el cargo de subdirectora de Comunicaciones de la Casa Blanca bajo la Administración Biden y, en entrevista con El Tiempo Latino, afirmó que “poco a poco” asimila la noticia, porque la “realidad va a venir rápido” y “no hay tiempo que perder”.
“Creo que los trabajos que he tenido de una u otra manera me han enseñado a entender los distintos aspectos de la política y el activismo, y el proceso de toma de decisiones”, afirmó. “Tengo un mejor entendimiento de lo que se necesita para crear un cambio en el mundo tan complicado en el que vivimos” bajo el gobierno del presidente Donald Trump.
Nacida en Florida de padres guatemaltecos, Tobar se crió en Guatemala y, aunque le gustaba el canto, otro destino le esperaba en Estados Unidos.
Ahora está entre las 11 mujeres nombradas por Biden para la entrante Administración, siete de las cuales formarán parte del equipo de comunicaciones de la Casa Blanca.
Tobar se sumará al equipo encabezado por su jefa, Kate Bedingfield, como directora de comunicaciones; Jennifer Psaki, como portavoz de prensa; Symone Sanders, como portavoz de la vicepresidenta electa, Kamala Harris; Ashley Etienne, como su directora de comunicaciones; Karine Jean-Pierre, como subsecretaria de prensa, y Elizabeth Alexander, como directora de comunicaciones de la futura primera dama, Jill Biden.
Desde julio pasado, Tobar se ha desempeñado como directora de Comunicaciones para las Coaliciones de la campaña de Biden, para fortalecer el acercamiento con los latinos, los afroamericanos, las mujeres, y otras minorías.
Mucho antes de desembarcar en la campaña, Tobar acompañó las luchas de la comunidad inmigrante, y consideró que su labor por una reforma migratoria integral -tarea inconclusa en EE.UU.- le ayudará en su nuevo cargo.

FAMILIA. Pili tiene 33 años y es madre de una niña de tres años junto a su pareja, Christina Carr/Cortesía
Una llamada y una cita con la Historia
Tobar hacía los quehaceres del hogar la mañana después del “Día de Acción de Gracias”, cuando vio una llamada perdida de Bedingfield en su celular, algo que le extrañó porque no había asuntos pendientes.
“No contesté porque no me di cuenta, pero obviamente acepté su oferta de trabajo casi inmediatamente. Es un desafío enorme el tratar de mejorar las cosas, sobre todo la economía, además de lidiar con la pandemia del COVID-19, y otras prioridades”, explicó.
Biden ha prometido que su gobierno reflejará la diversidad cultural del país, donde los hispanos conforman el 18% de la población, y abrazará “políticas de inclusión”.
También ha dicho que será un “aliado” de la comunidad LGBTQ, y ha instado al Congreso a que apruebe el “Acta de Igualdad”, que prohibirá la discriminación contra los gais en todos los espacios.
Así, Tobar reúne el perfil de inclusión de Biden: es mujer, de origen hispano, hija de inmigrantes, y miembro de la comunidad LGBTQ.
En busca de un equilibrio entre oficina y casa
De 33 años, también es madre de una niña de tres años junto a su pareja, Christina Carr, y reconoce que 2021 traerá consigo no sólo los retos propios de su trabajo sino también cambios de rutina en su hogar, ya que ambas mujeres tienen empleos exigentes y con horarios difíciles e impredecibles.
“Es un sacrificio que se hace por dar servicio público al país, por los desafíos y oportunidades. Christina también tiene un trabajo duro en el área de comunicaciones y balancear todo eso no va a ser fácil, pero con la ayuda de la familia no ha habido problema que no hayamos podido solucionar”, enfatizó.
Por otra parte, Tobar sabe que no todos los políticos comulgan con la apertura hacia la comunidad gay y que eso le puede generar ataques, pero afirmó: “soy quien soy y no voy a disculparme por mi familia”.
“Por eso mismo tengo que cuidarlas y tomar precauciones, cuidar lo que uno dice o comparte en los medios sociales. Siempre habrá gente que quiera hacer daño, independientemente de sus alineaciones políticas”, observó.

ACTIVISMO. Tobar en una manifestación junto a la reconocida activista Dolores Huerta/Cortesía
Vivencias indelebles en el movimiento pro-inmigrante
Tobar lideró el equipo para medios hispanos del Comité Nacional Demócrata, asesoró al legislador Rubén Gallego y al senador Chuck Schumer en materia de comunicaciones, y trabajó en la movilización del voto latino en el Latino Victory Project.
Pero las vivencias indelebles en el acompañamiento de los inmigrantes con el grupo “America´s Voice”, a partir de 2010, fueron un parteaguas en su carrera.
Tobar viajó a Nueva York con un nutrido grupo de “Dreamers”, para una sesión fotográfica para la portada de la revista del diario The New York Times, con el “Dreamer” José Antonio Vargas. En esa ocasión, dijo, vio “cómo ese miedo se transformó en poder y en cambio a través de sus voces y activismo”.
En 2011, viajó a Alabama para recabar testimonios de familias indocumentadas sobre la ley estatal “HB 56” -entonces la más dura del país-, que les negaba beneficios públicos, transporte, vivienda o empleos. Las cortes anularon las principales partes de esa ley en 2013 porque violaban la Constitución.
“Esa experiencia me marcó la vida. Regresé de Alabama con un enorme pesar, preguntándome qué pasaría con estas familias…mantengo contacto con alguna gente, y gracias a Dios están bien”, subrayó.
Tobar se graduó de la Universidad de Miami, donde obtuvo una licenciatura en Cinematografía y Ciencias Políticas en 2009 y, un año después, una maestría en Administración Pública.
Fue allí donde se apuntó a un club de jóvenes demócratas y descubrió su pasión por la política, pero fue su compañera, una abogada de profesión, quien le “abrió los ojos” a las carencias de la población indocumentada.
“Ella hizo una pasantía en un bufete de abogados de Inmigración, y yo tenía muchísimas preguntas, las típicas de la gente sobre por qué ellos no hacen fila para venir. Comprendí que este sistema no tenía ningún sentido”, recordó.
Guatemala en su ADN
Tobar cursó la primaria y secundaria en Ciudad de Guatemala, y regresó a Estados Unidos en 2004.
Aunque el hecho de ser lesbiana generó un lento proceso de aceptación en su familia, su madre y su otro papá, que ejercían como médicos en Guatemala, siempre la han apoyado, señaló.
“Adoran a Christina y a Lily, y están muy felices y orgullosos con la noticia. Siempre han creído en mí y, como yo, tampoco ellos se imaginaban esto”, dijo.
Su padre biológico falleció hace unos años, y aunque su madre y su otro papá se separaron, ella mantiene contacto con ambos y con sus cuatro hermanos.
Ya en EE.UU., Tobar aprendió a navegar las aguas del bilingüismo y una vida bicultural, valores que intenta inculcar a su hija.
Con inconfundible acento “chapín”, Tobar describió su deleite por el “fiambre” (ensalada de carnes frías y embutidos), los tamales, “champurrada” (pan dulce), chocolate caliente y otros antojitos guatemaltecos en épocas de fiestas. Su relleno de pavo, por ejemplo, es receta de su abuela.
“En mi casa, si no hay aguacate, si no hay frijoles, si no hay tortillas, algo está mal, y si no reclamo yo, reclama Lily”, bromeó.