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Ningyō: pasado, presente y futuro de Japón en muñecas

Iwai Atsushi, coordinador de la exhibición | Foto: El Tiempo Latino

Las muñecas son normalmente asociadas con juegos de niñas, motivos infantiles y aspectos decorativos. Ocurre así en la mayoría de los países, pero no es el caso de Japón, donde además de entretener son un canal para contar su historia milenaria al resto del mundo. Lo hacen a través de elementos culturales que se debaten entre lo tradicional y lo moderno.

Este fue el objetivo de la exhibición itinerante “Ningyō: Art and Beauty of Japanese Dolls” de la Japan Foundation, que se presentó en Washington D.C. hasta el pasado viernes 21 de enero.

El Tiempo Latino estuvo presente durante el último día de la muestra, que incluyó 67 muñecas cuidadosamente curadas para formar una línea de tiempo de Japón que ofrece un vistazo a sus tradiciones, religión y entretenimiento.

¿Qué significa ningyō?

El significado literal de esta palabra es “forma humana” y es como se le conoce a las muñecas tradicionales de Japón. Aunque algunas son objetos de juego, la mayoría son usadas como talismanes para atraer la prosperidad, la salud y la buena suerte, particularmente de los niños.

  • Para poder explorar los distintos tipos de muñecas, el coordinador de la exhibición, Iwai Atsushi, explicó que esta estaba dividida en cuatro partes: Ningyō para rezar por el crecimiento de los niños, ningyō como arte fino, ningyō como arte folclórico y la expansión de la cultura ningyō.

Ningyō para rezar por el crecimiento de los niños

En Japón, los rituales con muñecas para rezar por la protección de las personas datan del siglo VII. La primera muñeca de papel del país nipón, llamada Katashiro, todavía es usada en templos sintoístas (la religión nativa de Japón) en ritos de purificación para alejar la mala suerte. Amagatsu y Hōko son figuras que cumplen con propósitos similares, con la particularidad de que son solo usadas para proteger bebés.

A partir del siglo XVII, comenzaron a aparecer las muñecas usadas en celebraciones como el Hina Matsuri (3 de enero) y el Tango no Sekku (5 de mayo), para pedir por el crecimiento sano de niñas y niños, respectivamente. Para las niñas, la costumbre es que reciban figuras modeladas alrededor de los asistentes a una boda imperial. En mayo, estas cambian a motivos guerreros, como los héroes populares del folklore japonés Momotarō y Kintarō.

Ningyō como arte fino

Las muñecas hechas por fabricantes más refinados han sido las favoritas de los miembros de las clases altas y la corte imperial japonesa. Son modeladas a partir de madera y el proceso de hacerlas termina con la aplicación de una gruesa capa de pintura blanca hecha de conchas machacadas, lo que les da su brillo característico.

Gosho Ningyō, Saga Ningyō, Nara Ningyō e Isho Ningyō fueron los estilos presentes en la exhibición, cada uno con detalles únicos de su tipo que vuelven a las muñecas genuinas obras de arte, populares en el exterior entre los coleccionistas.

Ningyō como arte folclórico

La cultura de muñecas también se popularizó entre los ciudadanos comunes. Al usar materiales menos costosos, cada una de las prefecturas que conforman la península comenzaron a desarrollar modelos coloridos y divertidos, disponibles para la población general.

En esta categoría entran las famosas kokeshi, Daruma (una representación del sacerdote budista Bodhidharma) y las Miharu Ningyō, que son imágenes de actores de los teatros Kabuki y Noh.

Estas manifestaciones regionales dieron pie a la creación de escuelas para formar a fabricantes de muñecas, que todavía se dedican a la enseñanza de estas técnicas tradicionales.

“Estas escuelas existen, pero es considerado un hobby para la generación más vieja (...) Hay muchas escuelas diferentes. Creo que el área de Saitama todavía tiene una gran industria de fabricantes”, explicó Tomoko Nakamura, representante de la Japan Foundation, el brazo cultural del Ministerio de Asuntos Exteriores nipón.

La expansión de la cultura ningyō

En 1927, Japón recibió alrededor de 13 mil muñecas de parte de EE UU como regalo para los niños del país. Estas “muñecas de ojos azules” reactivaron el interés de los japoneses en la fabricación. Eventualmente, enviaron de regreso 58 Ichimatsu Ningyō especiales como una muestra de gratitud. Este estilo se caracteriza por ser popular entre niñas y mujeres adultas, por el atractivo de tener varios atuendos intercambiables.

Fabricantes como Goyo Hirata son reconocidos por el realismo que le imprimían a sus figuras, que llegaron a tener pieles de cuero. En 1967, llega al mercado japonés Licca-chan, una muñeca de plástico tomada como una versión más joven de Barbie. Al mismo tiempo, esta sirve de base para impulsar la industria de figuras de colección de manga y anime que es representativa en la actualidad.

Un puente entre países

“Como la Embajada de Japón valoramos la relación entre EE UU y Japón, y creemos que es importante que los estadounidenses aprendan sobre nuestra cultura y viceversa. Creemos que el entendimiento mutuo profundiza las amistades, así que al traer este tipo de exhibiciones esperamos que las personas estadounidenses, estudiantes y todos aprendan sobre nuestra maravillosa cultura”, dijo Yuki Sugiyama, oficial de Relaciones Públicas de la embajada, sobre la muestra.

Aunque ya no se encuentre disponible, es posible seguir aprendiendo de Japón con eventos de la Japan Foundation como el Festival de Cine Japonés, que se llevará a cabo de forma virtual del 14 al 27 de febrero. Para saber más, puedes seguir a la Embajada de Japón a través de Instagram y Twitter.

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