Uno de los fiscales que encabezó una investigación criminal en Nueva York sobre Donald Trump y sus prácticas comerciales consideraba que el expresidente era “culpable de numerosos delitos graves” y que no hacerlo responsable era “un grave fracaso de la justicia”, según una copia de su carta de renuncia, publicada por The New York Times el miércoles.
Se trata del fiscal, Mark F. Pomerantz, quien renunció el 23 de febrero después de que el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, suspendiera la acusación contra Trump que querían presentar los fiscales a cargo de la investigación.
¿Qué decía la carta? El Times señala que la carta tiene un “relato personal de su decisión de renunciar y por primera vez expresa explícitamente su creencia de que la oficina podría haber condenado al expresidente”.
- “El equipo que ha estado investigando al Sr. Trump no alberga dudas sobre si cometió delitos, lo hizo”, escribió Pomerantz en el texto, cuyos extractos fueron publicados por el Times.
- “Ningún caso es perfecto”, añadió Pomerantz. “Cualesquiera que sean los riesgos de presentar el caso, estoy convencido de que la falta de enjuiciamiento planteará riesgos mucho mayores en términos de confianza pública en la justa administración de justicia”.
- En la carta Pomerantz reconoció que Bragg “dedicó mucho tiempo y energía a comprender la evidencia” de la investigación y tomó su decisión de buena fe. Pero, escribió, “una decisión tomada de buena fe, sin embargo, puede ser incorrecta”.
- “Siempre hay hechos adicionales que investigar”, explicó Pomerantz. “Pero el equipo de investigación que ha estado trabajando en este asunto durante muchos meses no cree que tenga sentido para las fuerzas del orden posponer un enjuiciamiento con la esperanza de que de alguna manera surjan pruebas adicionales”.
- “Yo y otros creemos que su decisión de no autorizar el enjuiciamiento ahora arruinará cualquier perspectiva futura de que el Sr. Trump sea procesado por la conducta criminal que hemos estado investigando”.
¿Qué pasó con el caso? Pomerantz y Carey R. Dunne, otro fiscal principal que dirige la investigación que renunció el mismo día que Pomerantz, planeaban acusar a Trump de falsificar registros comerciales, específicamente sus estados financieros anuales, un delito grave en el estado de Nueva York.
- Después de semanas de crecientes desacuerdos entre los fiscales que investigaban el caso y el nuevo fiscal de distrito de Manhattan, Bragg, que asumió el cargo el 1 de enero, la investigación se desmoronó por cuestionamientos sobre la falta de solidez del caso.
- Gran parte del debate se centró en si los fiscales podían probar que Trump falsificó a sabiendas el valor de sus activos en los estados financieros anuales, explica el Times. Los fiscales Pomerantz y Dunne confiaban en que podrían demostrar el hecho, Bragg no lo estaba.
Si los fiscales hubieran obtenido una acusación contra Trump, habría sido el caso de más alto perfil jamás presentado por la oficina del fiscal de distrito de Manhattan y habría convertido Trump en el primer presidente estadounidense en enfrentar cargos penales.
Bragg les dijo a sus asistentes que la investigación podría avanzar si se descubre una nueva evidencia, o si un miembro de la Organización Trump decide volverse contra Trump. Algunos investigadores de la oficina consideraron que estas opciones eran muy poco probables.
¿Qué han dicho? Una portavoz de Bragg, Danielle Filson, afirmó que la investigación continuaba e indicó que “un equipo de fiscales experimentados trabaja todos los días para seguir los hechos y la ley. No hay nada más que podamos o debamos decir en este momento sobre una investigación en curso”.
- El abogado de Trump, Ronald P. Fischetti, en respuesta a la carta, señaló que los cargos no estaban justificados y que Pomerantz “tuvo la oportunidad de presentar los frutos de su investigación al fiscal de distrito y a su personal superior en varias ocasiones y fracasó”.
- Agregó: “Deberíamos aplaudir al fiscal de distrito Alvin Bragg por adherirse al estado de derecho y ceñirse a la evidencia mientras tomaba una decisión de acusación apolítica basada únicamente en la falta de pruebas y nada más”.
Con información de The New York Times