Especial para El Tiempo Latino
Katherine Guzmán recuerda como si fuera ayer las veces que acompañaba a sus padres o abuelos a las citas médicas y servía como traductora.
Tenía entre 9 y 10 años y recién había llegado a Estados Unidos desde El Salvador junto con su familia. En esas interacciones aprendió algunos términos médicos complicados.
Sin embargo, también descubrió los tropiezos y barreras a los que se enfrentaban las familias inmigrantes en el sistema de salud, un hecho que la motivó años más tarde a convertirse en enfermera bilingüe.
“Algunas veces nos tocaba un personal médico que no era muy agradable o que no explicaban de manera sencilla los procedimientos para que podamos entender”, expresó Guzmán a El Tiempo Latino, el martes 26 de abril. “El trato a pacientes que hablaban otros idiomas no era muy adecuado. Se veía mucha discriminación”, añadió.
Hoy Guzmán trabaja en la clínica Mary’s Center en el Distrito de Columbia, donde la mayoría de pacientes son hispanos.
La enfermera busca la equidad en el acceso a la salud. “Me siento bien de servir a mi comunidad. Yo quería seguir una carrera en justicia social. Y la salud es algo que afecta a todas las personas sin distinción de raza o clase social. Impacta al pobre o rico”, expresó.
La salud física afecta a la salud mental y viceversa
Guzmán se graduó de la Universidad Estatal de Georgia con un título de Enfermería, con una especialidad en psicología.
“Hay una relación directa entre la salud física y la salud mental. Por eso me interesó especializarme en psicología”, dijo.
No es inusual que junto con las enfermedades a largo plazo o crónicas se produzcan problemas de salud mental, como depresión a ansiedad.
Estudios señalan que personas con diabetes tienden a tener episodios de tristeza y depresión, más seguidos que las que no tienen la enfermedad.
Así como los que padecen de asma pueden sentirse ansiosos o a veces tengan ataques de pánico.
También se puede dar a la inversa. Las personas afectadas por un problema de salud mental, tienen más probabilidades de sufrir otras patologías como diabetes y cardiopatías, por ejemplo.
“Es importante mantener un balance. Aquí tenemos programas para tratar las enfermedades de una manera más integral”, indicó Guzmán.
Educar a los pacientes es crucial
Guzmán es una fiel creyente de que la educación empodera a los pacientes para controlar sus enfermedades.
“La educación es una de las cosas más importante para nuestra comunidad”, dijo. Ella asiste en la educación sobre diabetes, presión alta, embarazo planificado y enfermedades de transmisión sexual, entre otras.
Pandemia: Mary’s Center fue clave
Las enfermeras y personal médico en general son los héroes de la pandemia. Estaban en la primera línea de batalla contra un virus poco conocido. Guzmán recuerda la época más dura de la pandemia a causa del COVID-19. “Trabajábamos largas jornadas”, dijo.
Como enfermera de coordinación clínica y salud comunitaria, ella estaba a cargo de la logística para distribuir los suministros para el personal, las pruebas para los pacientes y más tarde las vacunas. En un principio de la pandemia había escasez de mascarillas y uniformes médicos apropiados, conocidos como el Equipo de Protección Temporal (PPE, en inglés).
“Era difícil porque no había suficiente ‘PPE’ para nuestros trabajadores. No nos sentíamos seguros y estábamos muy expuestos”, expresó.
Luego llegó la etapa de los exámenes para detectar el COVID-19 y clínica Mary’s Center se convirtió en uno de los lugares certificados para realizarlo.
Al año de la pandemia se aprobaron las primeras vacunas y la clínica también tomó un rol importante. “Trabajamos muchísimo para alcanzar a nuestra comunidad”, expresó.
Múltiples sombreros y telemedicina
La pandemia llevó al máximo las capacidades del personal. “Nos pusimos varios sombreros y tuvimos que aprender y cambiar procesos, así como las formas de comunicarse con nuestros pacientes”, dijo.
La telemedicina dio pasos agigantados hasta formar parte común de la atención médica actual. “Ha aumentado el acceso para la atención médica de los pacientes. Esos es bueno porque se puede facilitar el acceso y tratar a más número de personas”, indicó.
Frustración
Guzmán recuerda el dolor y frustración que sentía cuando se enteraba de la muerte de algunos pacientes. “Se trataban de personas que no habían sido vacunadas. Era frustrante saber que esas muertes podrían haberse prevenido. Daba lástima ver que las familias se quedaban sin un padre o una madre porque no tuvieron la vacuna”, expresó. “Hasta hoy en día, el COVID es un peligro mayor si uno no se vacuna”, añadió.
Comunidad en Washington
Guzmán emigró de El Salvador siendo niña hacia Nueva York, luego se mudó a Maryland y finalmente a Georgia, donde actualmente viven sus padres. Sin embargo, regresó al área metropolitana por su deseo de trabajar con la comunidad latina. “Quería servir a mi comunidad, pero en Georgia no encontré una clínica comunitaria como Mary’s Center. Por eso decidí regresar”, dijo.
Su familia de sangre puede estar en Georgia, pero su “familia” de amigos y colegas está aquí.
“Ellos me ayudan a tener un balance”, dijo.
Hacer ejercicios es la mejor forma de liberal el estrés, enfatizó al señalar que este fin de semana escalará las montañas en Shenandoah Valley de Virginia, junto a otras enfermeras.