Quizás la palabra que más se repite entre los colombianos después del triunfo de Gustavo Petro en Colombia es cambio. Quienes adversan al primer presidente en mucho tiempo de izquierda en llegar al poder, sentencian que será un cambio para mal y quienes están esperanzados por las consignas progresistas de la fórmula presidencial dicen que este cambio, esperan, sea para mejor.
Pero el cambio, palabras más palabras menos, se refiere a un viraje hacia la izquierda y que en Colombia se traduce en el ascenso al poder de un ex miembro del cuestionado grupo guerrillero M-19 y de la primera mujer afrodescendiente en ocupar la vicepresidencia: Francia Márquez. Una dupla ganadora que ha logrado capitalizar 50,4% de los votos, frente a su contendor Rodolfo Hernández, quien obtuvo 47,3% de las boletas en la segunda vuelta.
En la diáspora radicada en Estados Unidos (EEUU) los matices de un país dividido también están a la vista y mucho más en Florida donde 1.2 millones de colombianos residen, por encima de Nueva York y Nueva Jersey, según el último censo 2020 de los EEUU.
David Riaño, quien tiene poco más de un año en Estados Unidos, está esperanzado. Asegura que Petro tiene buenas promesas y, en particular, le entusiasma todas las implicaciones que su triunfo tiene sobre el statu quo en Colombia. “Va a ser el primero en la izquierda que ha llegado al poder. Por el momento, como yo veo, Petro está haciendo las cosas bien”, señala casi a una semana de las elecciones que certificaron a Petro como el primer presidente de izquierda en alcanzar la presidencia.

Una victoria de los jóvenes
Otra lectura muy repetida es que esta ha sido una victoria también para los jóvenes. En esto concuerda Juan Manuel Banquet, de 31 años y quien tiene seis viviendo en Estados Unidos. Desde Nueva York, la ciudad en la que actualmente trabaja como productor de contenidos digitales, asegura que esto ha sido un triunfo para las nuevas generaciones. “Es un rechazo al actual gobierno que no se preocupó por la gente, ni por los líderes sociales, donde la economía se vio afectado de manera increíble. Hemos vivido el mismo tipo de gobierno durante muchos años”.
Juan Manuel se siente identificado, especialmente con Francia Márquez por quien votó en las primeras de cambio. Es uno de los resultados que, subraya, más celebra. “Me tiene feliz es ver que por primera vez la vicepresidenta es alguien luce como yo, que es negra, que es de mi raza, que viene de una familia humilde. Ver a una mujer como Francia Márquez es un logro, porque estoy viendo de que sí es posible que nuestra raza ocupe altos rangos en la sociedad colombiana”.
Cuando supo que Márquez sería formula con Petro no lo dudó: “Ellos fueron mis dos candidatos, pero definitivamente no dejo de pensar, y llegar a la conclusión. Era un momento de darle una oportunidad a una personan de izquierda. Gustavo Petro creo que ha demostrado que quiere trabajar con el pueblo, y yo creo en las segundas oportunidades, y así se ve el perdón para estos grupos armados. Entonces para mí fue muy fácil mi decisión”.
Desde Boston, y en entrevista para el Planeta de Boston, Paola Bustamante-García, una emigrante colombiana que llegó a Estados Unidos en 1997, señaló que Petro significa una oportunidad para los jóvenes. “Mi hermana tiene cinco carreras y hasta el momento no ha tenido la oportunidad de desarrollar una, porque prefieren contratar mano extranjera en cualquier posición laboral, porque es mucho más barata y no tienen que darles ningún tipo de beneficios de salud, les pagan la tercera parte de lo que les pagarían a un ciudadano colombiano”, contó como una de las razones por las que siente que, en esta oportunidad, habrá más oportunidad para jóvenes como su hermana.
No ser otra Venezuela
Los temores sobre el pasado de Petro, sin embargo, están allí, también a flor de piel. Pero muchos como Riaño creen que, políticamente, Petro será como la medicina necesaria para romper con un ciclo que, en su opinión, consolidó a la derecha para impedir que otros liderazgos emergieran. “Le derecha le tiene miedo porque la mayoría son tan corruptos, que entonces ellos pueden decir lo que quieran porque la izquierda va contra ellos”, dice.
Pero sí tiene un temor: “Uno teme por los aliados que él tiene, que han sido guerrilleros, o grupos armados. Ojalá, Dios quiera, que haga justicia porque mucha gente ha sufrido por la guerra. Y ojalá que cuando haga el tratado de paz sea de verdad”. En especial, espera, que Colombia no sea otra Venezuela. “Todo el mundo dice, ojalá que no, yo no quiero ver a mi país hundido”.
Pero así como miembros del partido republicano han augurado un futuro negro para Colombia, como lo señaló esta semana el gobernador de Florida, Ron DeSantis, también dirigentes del partido demócrata están temerosos. “Me preocupa que el líder recién elegido, Gustavo Petro, se haya alineado en el pasado con las políticas de los Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, que han traído tanto dolor y sufrimiento a cubanos y venezolanos”, dijo Manny Díaz, presidente del Partido Demócrata en Florida esta semana en un comunicado.
Jaime, un colombiano que reside en Miami y que prefiere no dar su apellido, considera que es muy difícil predecir qué es lo que pasará: “Depende mucho de la oposición colombiana que es de extrema derecha. Y en Colombia las dos extremas están armadas”.