El dolor de una madre que iba a buscar a su hija en San Antonio, Texas, va mucho más allá de una cifra. Al llegar al lugar, en vez de recibir a su hija con un abrazo, se encontró con que había fallecido en el tráiler de un camión donde fue abandonada junto a otros migrantes, en condiciones de calor extremas, hasta asfixiarse.
La inmigrante terminó formando parte de los 53 muertos en San Antonio y la señora tuvo que conformarse con el consuelo y apoyo espiritual que el arzobispo de la ciudad, Gustavo García-Siller, le brindó. Una misa por las almas de los que partieron tuvo lugar la noche del jueves 30 de junio, sin saber, para entonces, qué iba a pasar con los cuerpos, si iban a ser repatriados y o si podrían, si quiera identificarlos, en un mar de personas que fueron despojadas de sus pertenencias y que a juicio del sacerdote, experimentaron que no eran “nadie, pues sus nombres no se podían decir, no se conocían”.
“Sus identidades pasan a otros términos, cambian de nombre. Otro elemento de los migrantes en EEUU es que son invisibles. Uno ve a hispanos que acaban de cruzar la frontera, otros se vienen en situaciones así como esta. Pasan, pero viven en un anonimato. Hacen lo que les piden que hagan. Trabajan lo que la gente les pida, pero sin nombres (o al menos no el real)”.
En la homilía no solo estuvieron presentes familiares de las víctimas, también asistieron otros líderes de fe de religiones hermanas, activistas de organizaciones proinmigrantes e incluso, según confirmó García-Siller, cónsules generales que representaron a los gobiernos de los países de donde los fallecidos provenían, o mejor dicho, huían.
Allí estaban, lamentando una situación que no es primera vez que ocurre, pero sin duda alguna sí la más mediática y visible, según dijo a El Tiempo Latino Marisa Limón Garza, directora de defensa y programación del Hope Border Institute en El Paso, Texas.

¿Y cómo no serlo? Ha sido la mayor tragedia de su tipo en cuanto a cifras de decesos.
Sin embargo, esto no es algo que dejará de suceder y en eso coinciden tanto Limón, como el mismo arzobispo y Marysol Castro, jefe de abogados de Diocesan Migrant & Refugee Services, organización ubicada también en El Paso, a quién tuvo acceso este medio. ¿La razón? Falta de voluntad política para aprobar una reforma migratoria integral, que coloque como eje central al ser humano.
García-Siller, Limón y Castro trabajan desde el mismo lado de la acera para brindar apoyo a los migrantes que cruzan la frontera o que incluso esperan audiencias en Ciudad Juárez, porque han sido víctimas de la política instaurada por el expresidente Donald Trump, “Quédate en México”, que aunque estaría próxima a finalizar luego de que la Corte Suprema de Justicia diera luz verde a Biden en medio de una batalla legal, aún así el Título 42 se mantendría.
Los voceros coinciden en que esto aliviará a quienes esperan en condiciones infrahumanas en refugios del otro lado de la frontera, en lo que aseguran se han convertido en especies de cárceles, pero sin duda alguna, no es suficiente.
A solo horas de haber finalizado la homilía, de ver el dolor y vivir con intensidad un momento tan trágico, también a menos de un día de visitar siete hospitales, donde se encontraban los sobrevivientes, muchos en estado de inconciencia, García-Siller recuerda una experiencia reciente que lo hace reafirmar la necesidad urgente de cambios para los suyos, pues él mismo proviene de una familia mexicana.
“Hace como 15 días tuvimos en una semana 1 mil 780 inmigrantes en hoteles, que conseguimos a través de Caridades Católicas. No nada más inmigrantes que vienen del sur, sino que nos envían por el sistema que tenemos gente de Afganistán, África, de la India. En fin... para que brindemos los servicios que tenemos. Ellos saben que nosotros estamos haciendo esto y lo agradecen”.
Sin embargo, las organizaciones creen que hay una diferencia de trato con migrantes de América Latina o que vienen del sur en comparación con otros, como por ejemplo de Europa, como refugiados procedentes de Ucrania.
¿Qué motiva a los migrantes a venir a EEUU arriesgando sus vidas?
Marisol Castro (MC): La mayoría de los clientes viven en un país donde su gobierno tiene el poder en contra de ellos. En Nicaragua el presidente dice, por ejemplo, que si no están de acuerdo con su manera "o te vas de mi país o te vamos a matar". Tengo un cliente que lo golpearon, lo abusaron varias veces y lo amenazaron con quitarle su vida y por eso se fue de Nicaragua.

Tengo cubanas, que las arrestan por no querer votar por el gobierno. Una mujer, por ejemplo, que la encarcelaron por no querer votar y en la cárcel la abusaron sexualmente. En Cuba cada quien vive en un área y si tratas de escaparte eso ya lo saben los oficiales. Te van a encontrar y si no estás a favor de su forma de pensar y de sus políticas, entonces, te tienen amenazado, te quitan tu negocio, no te dejan ir a la escuela, te pueden violar, golpear y hasta matar.
La mayoría de mis clientes están en un país en el que no tienen protección y su propio país es el que los está poniendo en peligro. Tenemos una cubana que vino a Juárez y la pusieron en el MPP (Quédate en México). Ella sufrió mucho en Cuba, pero llegando a México dijo que pasó lo peor de su vida, cuando un policía la violó brutalmente. Así que vienen buscando ayuda y en su lugar los ponemos en una peor situación de la cual estaban tratando de escapar.
Hay mujeres que por desesperación después de que las han violado se suben al muro en la frontera, que en algunos lugares es muy alto. Saben que van a acabar lastimadas, pero prefieren estar en un hospital en EEUU, que seguir en Juárez.
Esta situación, sumada a la incertidumbre del Título 42 y no saber si los deportarán o simplemente el hecho de que les prohíban entrar al país para pedir el legítimo derecho al asilo si hay miedos creíbles, es lo que hace a juicio de Castro, que las personas entren en desesperación y decidan cruzar la frontera en situaciones irregulares que ponen en riesgo sus vidas y ocurran tragedias como la de San Antonio. “Lo que pasó es un reflejo de la desesperación de la gente que no puede llegar al puente y pedir asilo como lo hacían antes por décadas”.
Marisa Limón Garza (MLG): Migrar es parte de nuestra experiencia humana. Ahora a varios años de pandemia, encontramos una sociedad en la que tenemos opresión del pasado en racismo y xenofobia. También tenemos una economía global. Todo está vinculado, ya un país no se puede aislar, aunque a veces intentan hacerlo. La realidad es que la comunidad humana que vive en el sur tiene que emigrar muchas veces.

Hay personas que sencillamente necesitan trabajar, pero ese acto de buscar trabajo ha sido imposible por corrupción, inseguridad, falta de empleo, la pandemia, el cambio climático. Entonces, si no puedes trabajar cómo brindar a tu familia lo básico, lo mínimo para sobrevivir.
A eso sumamos pandillas, crimen organizado, gobiernos que ya no funcionan y no representan a la gente, corrupción, falta de derechos, daño basado en género u orientación sexual.
Hay tantas razones del por qué, necesitamos una respuesta que venga de la base. Necesitamos personas con valentía y no sé si mis representantes en mi país tengan esa valentía en estos momentos, porque mi frontera y comunidad se ha convertido en algo muy difícil que nadie quiere tocar.
¿Cuál es la posición de la Iglesia sobre las autoridades ante esta tragedia? ¿Dónde queda el lado humano?
Arzobispo Gustavo García-Siller (GGS): Es de indignación, de dolor, de cierto enojo porque no ha habido manera de que se mejore la situación de los migrantes en cuanto a la ley. Se ha usado en las últimas cuatro décadas para fines personales o de campaña, no para el bien de las personas.

Yo pude ver que a nivel de la ciudad de San Antonio hubo manifestaciones muy claras del dolor, compasión, de relación con la situación tan terrible de estos 53 hermanas y hermanos nuestros que fallecieron. A nivel estatal no experimenté o vi signos de esta atención y somos todos nosotros responsables de lo que pasó, porque yo soy parte de esta sociedad americana. Pero no se asumió así y es una tristeza que se utilice a los inmigrantes y todo el conjunto de la realidad migratoria para bienes o fines personales, de campañas, porque esto ha sido repetitivo en los últimos cuarenta años.
¿Se refiere usted particularmente al gobernador de Texas, Greg Abbott?
GGS: Sí, no ha habido expresiones... a nivel público no ha habido ese tipo de atenciones. Por ejemplo, yo he ido a los hospitales, con el personal, con los doctores, los mismos oficiales, una atención muy buena, muy delicada. Entendiendo la magnitud y consecuencias de esta situación. El sufrimiento de separación, de pérdida.
En este punto, la posición del arzobispo también la comparten Limón y Castro. Aunque la responsabilidad no solo es estatal sino también federal, opinan.
Así pues, Castro afirma que en el caso del fin de la política “Remain in México”, el presidente no tiene por qué esperar los 28 días que la Corte Suprema toma en bajar los documentos con la decisión al Tribunal de Apelaciones del Quinto Circuito en Texas, sino pedirle que tome esa decisión “inmediatamente, luego, lo que tiene que hacer Biden es convertir eso en ley para que el próximo presidente no pueda volver a meter el programa de MPP (“Protocolos de Protección al Migrante”, como se le conoce burocráticamente a “Quédate en México”).
En otras palabras, la voluntad de hacer cambios es esencial por parte de los políticos. Algo similar a lo que comenta la abogado, debería suceder ante una eventual derogación del Título 42, insiste. Sin embargo, a juicio de García-Siller, precisamente en décadas de trabajo con migrantes y distintos gobiernos, esto es lo que ha faltado y ha puesto en evidencia el sistema al demostrar “la fragilidad de nuestros líderes”.
¿Si hablamos de hacer una ley cómo puede influir el presidente en el Congreso?
MC: Pues el presidente tendría que hacer un "filibuster" con el Congreso, pedirle al Congreso que lo haga, para lograr un código legal, (en el que se garantice) que a cualquier persona que tenga un miedo creíble la dejen entrar al país, ya sean que quede detenida o que salga bajo “parole”, pero que no le puedan decir que no puede entrar.
¿Qué pasará con los sobrevivientes de la tragedia?
MC: Por lo que sé, no van a deportar a nadie, porque quieren hacer que se sientan a gusto para que den testimonio y decir qué es lo que saben para poder encontrar más información sobre los que causaron esto. Otra cosa que pueden hacer es que, como parece que el que estaba manejando es ciudadano, tienen el derecho de sacar una visa de víctimas (visa U). También si deciden dar su testimonio en la corte les pueden otorgar visa por ayudar a cerrar este caso. Hay maneras de que ayuden al gobierno y el gobierno los ayude a ellos.
La organización HOPE también se queja ante la falta de cambios, pero intenta generarlos desde la base. ¿Cuál es la labor que hacen con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés)?
MLG: Esta mañana hablé con representantes DHS y les hablé de la realidad. Les expliqué que era importantísimo que la administración del presidente Biden entienda que este resultado es parte de una falta de liderazgo de su lado y de todos como ciudadanos, porque tenemos gobernantes que son elegidos por nosotros mismos, así que todos tenemos sangre en las manos.
Durante la época de Trump no había comunicación del gobierno hacia la comunidad. Entonces, no teníamos acceso. Cuando entró Biden sí abrieron los canales. Este tipo de contacto con ellos, muchas veces no es para compartir de su lado a nosotros, sino para escucharnos.
“La realidad migratoria lleva a la trata humana. Nosotros vivimos precisamente en la carretera, que de acuerdo a los estudios que se han hecho en EEUU es donde más se da la trata humana. Es la carretera 10, que viene de Los Ángeles hasta el estado de la Florida y pasa por aquí por San Antonio, que es la ciudad más grande que ofrece servicios cerca de la frontera de Texas con México”, añade el arzobispo.
Se espera que el presidente Joe Biden se reúna con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el próximo 12 de julio y que aborden la tragedia de los 53 muertos en San Antonio. AMLO declaró que pedirá una política migratoria “atrevida”, que incluiría más visas de trabajo para migrantes.
Al cierre de esta edición, de las 53 personas fallecidas, al menos 22 eran de Guatemala, según informó el martes el Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país. El número de mexicanos alcanzó los 26 y se sumaron dos hondureños. Aún falta por terminar de identificar cuerpos, labor que se ha dificultado, según funcionarios del condado de Bexar en Texas, San Antonio, ya que algunos portaban diferentes documentos.
Esta es la tragedia de los invisibles para EEUU.
Si deseas contactar a las organizaciones de apoyo a inmigrantes mencionadas en el artículo, ubicadas en la frontera sur de EEUU con México, te dejamos la información:
Diocesan Migrant & Refugee Services - Diocese de El Paso
Teléfono +1 (915) 532-3975
Correo de Marysol Castro: mcastro@dmrs-ep.org
Instituto Fronterizo Esperanza
Teléfono: +1 (915) 872-8400 ext.200
Correo: info@hopeborder.org
Ambas atienden en español.