Es de esperarse que el acuerdo económico y climático que anunciaron esta semana los Demócratas del Senado, el cual representaría las mayores acciones de Estados Unidos para frenar el cambio climático, tenga apenas un impacto inmediato y medible en el calentamiento del planeta. Pero limpiará el aire.
El aumento de las temperaturas que se observa hoy en día en todo el mundo, y que está implicado en todo, desde el calor extremo hasta la sequía y el agravamiento de los incendios forestales, es el resultado de muchas décadas de aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor y calientan el planeta. Y aún faltan muchas más emisiones por venir, ya que la gente sigue viviendo, conduciendo automóviles, haciendo negocios.
Todo esto explica por qué es de esperarse que el acuerdo económico y climático que anunciaron la semana pasada los Demócratas del Senado, el cual representaría las mayores acciones de Estados Unidos para frenar el cambio climático, apenas tenga un impacto inmediato y medible en el calentamiento del planeta.
Sin embargo, la legislación podría tener efectos mucho más directos, y que pronto se verán reflejados, sobre lo que la gente paga por conducir y tener energía eléctrica en sus hogares, así como sobre la calidad del aire que respiran.
El acuerdo que anunciaron el senador Joe Manchin (D-WV), y el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer (D-NY), destinaría $369 millardos a créditos fiscales y otros gastos para la transición del país hacia el abandono de los combustibles fósiles.
De este modo, la Ley para la Reducción de la Inflación reduciría aún más los costos de las tecnologías de energía renovable, como la eólica y la solar, así como de muchos otros aparatos y dispositivos de ahorro de energía menos llamativos pero importantes en el hogar. Si esto incentiva a otros países a aunar esfuerzos con Estados Unidos, se situaría a la vanguardia de un esfuerzo global coordinado para reducir las emisiones y limitar el calentamiento.
La legislación "es importante desde el punto de vista simbólico y a nivel internacional", señaló Rob Jackson, experto en emisiones globales de gases de efecto invernadero de la Universidad de Stanford. "Sus mayores beneficios son brindar certidumbre a más largo plazo para el desarrollo de las energías renovables y promover la venta de vehículos eléctricos de menor costo. Es fundamental que Estados Unidos haga algo".
Sin embargo, el proyecto de ley no conducirá a un planeta mucho más frío, al menos no inmediatamente o por sí solo. El problema del clima es enorme, lo que hace que las medidas decisivas que Estados Unidos tome parezcan pequeñas en comparación.
Por ejemplo, un nuevo modelo de Rhodium Group sitúa la reducción de emisiones de Estados Unidos, gracias a la nueva legislación, en unos 470 a 580 millones de toneladas de gases de efecto invernadero en 2030, en comparación con dónde nos llevarían las políticas si no se aprobara el proyecto de ley. Jesse Jenkins, modelador de energía de la Universidad de Princeton, se muestra más optimista y sitúa inicialmente la reducción de emisiones entre 800 millones y 1.000 millones de toneladas.
Es una parte importante del total de Estados Unidos, que Rhodium estima actualmente en unos 5.500 millones de toneladas. Sin embargo, en el contexto mundial, donde las emisiones actuales de gases de efecto invernadero ascienden a más de 50.000 millones de toneladas al año, esto supone una reducción de entre el 1 y el 2 por ciento para finales de la década solo con esta legislación.
Y aunque otros grandes emisores (países desarrollados como Reino Unido, Japón y Alemania y países en desarrollo como China e India) sigan a Estados Unidos y reduzcan aún más las emisiones, se evitará que los resultados sean peores, pero no se detendrá en el corto plazo el calentamiento global.
La atmósfera lleva mucho tiempo reteniendo el dióxido de carbono. Y se sigue acumulando más. Esto continuará, a menos que se produzca una transición más completa que lleve al mundo a abandonar en gran medida los combustibles fósiles y comience a succionar enormes volúmenes de gases de dióxido de carbono del aire. Eso ocurriría mediante la forestación o las tecnologías de captura de carbono (que el nuevo proyecto de ley también busca incentivar).
Sin embargo, a partir de la nueva legislación, algunos cambios se notarán más rápidamente.
Reducción del costo de la energía
Aunque la Tierra seguirá siendo testaruda, los expertos afirman que muchos estadounidenses notarán grandes cambios en sus vidas en los próximos años gracias a la legislación.
Tal vez el impacto más inmediato sea la reducción del precio del uso de energías limpias, especialmente para quienes aprovechen los incentivos que ofrece el proyecto de ley para adquirir vehículos eléctricos o tecnologías energéticas altamente eficientes para sus hogares, como los sistemas de calefacción y refrigeración que emplean bombas de calor.
Uno de los puntos clave de la nueva legislación, por ejemplo, es incentivar aún más la compra de un vehículo eléctrico, a través de un crédito fiscal de $7.500 para la compra de uno nuevo y uno de $4.000 para uno usado. En la medida en que los compradores de automóviles aprovechen estas ofertas (el impacto del precio de compra de un VE ha sido un impedimento para muchos), la movilidad en sí les costará menos.
En pocas palabras, en general es más barato, kilómetro a kilómetro, conducir un vehículo eléctrico que uno a gasolina. Esto se hace especialmente evidente en tiempos en que el precio de la gasolina es tan alto, como hoy en día. Pero la diferencia de costo real también varía según la región, ya que depende del costo de la electricidad.
De cualquier manera, múltiples estudios mencionan la ventaja del precio que brindan los vehículos eléctricos. El Departamento de Energía de Estados Unidos ha calculado el costo de un eGallon, es decir, lo que cuesta conducir un vehículo eléctrico hasta la misma distancia que se puede recorrer con un galón de gasolina. En marzo de 2021, el precio promedio del eGallon en Estados Unidos era de solo $1,16.
El proyecto de ley también amplía la ventaja fiscal de la inversión en energía solar para las residencias (aunque no para las empresas), al reducir el costo de la instalación de un sistema solar doméstico en un 30 por ciento de aquí a 2033, tras lo cual la reducción iría disminuyendo progresivamente.
Al igual que con un vehículo eléctrico, el costo inicial para implementar un sistema solar doméstico es bastante elevado, y es precisamente este costo inicial lo que estos incentivos buscan reducir. Sin embargo, las personas que aprovechen esta rebaja pueden esperar una gran reducción en el costo de las cuentas de electricidad de sus hogares, ya que ellos mismos estarán generando gran parte de su propia electricidad, en lugar de comprarla a otra persona.
Sin duda, los críticos del plan argumentan que habrá efectos secundarios no deseados que afectarán a la economía. El proyecto de ley paga muchas de las inversiones climáticas mediante una mayor aplicación de los impuestos y medidas que los Demócratas llaman cierre de lagunas fiscales. Y, según su diseño, el proyecto de ley incentivaría la inversión en tecnología de energía limpia en lugar de combustibles fósiles.
"Los Demócratas no están haciendo nada para ayudar a resolver sus problemas. En su lugar, los Demócratas quieren subir los impuestos, aprobar más gastos imprudentes del gobierno y atacar la energía estadounidense", afirmó el senador John Barrasso, de Wyoming, Republicano miembro del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, en un comunicado la semana pasada.
Aire más limpio
Y luego está el aire, del que apenas se ha hablado tras la publicación del proyecto de ley. En pocas palabras, cuantos menos combustibles fósiles se quemen para hacer funcionar los automóviles y los hogares, menos residuos de esa combustión (partículas) llegarán al aire.
"Abandonar los combustibles contaminantes y cambiar al uso de la electricidad sin combustión y a los vehículos de emisión cero también tiene beneficios inmediatos para la calidad del aire", dijo Laura Kate Bender, vicepresidenta nacional adjunta de Aire Saludable de la Asociación Estadounidense del Pulmón.
En un informe de 2020, la asociación concluyó que una transición completa a los vehículos de cero emisiones en las carreteras, acompañada de un cambio hacia el uso de energías renovables para generar energía, evitaría más de 100.000 muertes prematuras, unos 3 millones de ataques de asma y 13 millones de días de trabajo perdidos para 2050, todo ello gracias a la reducción drástica de la contaminación atmosférica.
Nadie está diciendo que la legislación actual llegue a tanto, pero sí que generaría una parte de estas mejoras.
De hecho, el Proyecto REPEAT de Princeton estudió el efecto que habría tenido el proyecto de ley Build Back Better (no la legislación actual, sino un antecedente de la misma) sobre las muertes prematuras por contaminación atmosférica. Y éste halló que el proyecto de ley evitaría más de 20.000 muertes para el año 2030.
Noelle Selin, experta en dispersión de contaminantes atmosféricos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, coincide en que el proyecto de ley tendrá un gran impacto en la calidad del aire.
"Por lo general, cualquier tipo de reducción de CO2/combustible fósil de esa magnitud tendrá beneficios sustanciales para las partículas en suspensión en todo Estados Unidos, especialmente en el este del país, ya que cualquier cambio de energía fósil por fuentes más limpias suele tener grandes beneficios para la calidad del aire", afirmó Selin por correo electrónico.
El aire al interior de los hogares también puede ser dañino para la salud, en parte a causa de aparatos de gas o petróleo, que emiten partículas en el interior.
Pero Leah Stokes, experta en política energética de la Universidad de California en Santa Bárbara, que también asesoró a los Demócratas del Senado en la legislación, señala que los incentivos del proyecto de ley ayudarían a muchos hogares a sustituir estos aparatos, limpiando así el aire que respiran las personas, especialmente los niños.
Los calentadores de agua eléctricos, las cocinas eléctricas y las bombas de calor no requieren que la gente queme combustibles fósiles dentro de sus casas, y en última instancia podrían hacer que elementos como los tanques de propano y las tuberías de gas queden obsoletos. Forma parte de una iniciativa más amplia, impulsada por el clima, para reducir el uso de la energía en el hogar a un solo combustible (la electricidad) que, a su vez, puede ser generado por fuentes renovables y almacenado en baterías.
"Hay un montón de disposiciones realmente interesantes en el proyecto de ley que ayudan a la gente a electrificar sus hogares", señaló Stokes.
Hacer que el mundo se dé cuenta
Las emisiones de Estados Unidos se mezclan rápidamente en la atmósfera con las de todo el planeta y atrapan el calor infrarrojo, impidiendo que se escape al espacio, y esparciéndolo a donde los vientos lo lleven.
Por eso, cuando el planeta se calienta y las probabilidades de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos cambian, es difícil culpar de ello a un solo país. Y cuando un país reduce las emisiones, es difícil distinguir el efecto que esta reducción tiene sobre el clima en medio de toda la contaminación de los demás países.
Sin embargo, es probable que la legislación tenga al menos algún efecto de enfriamiento por sí misma, y podría tener uno mucho mayor si sirve de catalizador económico o político que haga que otros países también aumenten sus ambiciones climáticas.
Hasta ahora, con su promesa de reducir las emisiones en al menos un 50 por ciento para 2030, el gobierno de Biden ha prometido más avances climáticos de los que las políticas existentes son realmente capaces de lograr. El resultado es una "brecha en la aplicación", como señala Joeri Rogelj, experto en políticas y trayectorias de emisiones del Imperial College de Londres.
Pero la nueva legislación ayuda a cambiar eso. Aunque los expertos afirman en general que no se alcanzaría el objetivo de Biden para 2030, el país estaría mucho más cerca que antes de alcanzarlo.
Pero incluso si Estados Unidos logra su objetivo, el mundo seguirá sin progresar.
"Cerrar esta brecha es, por supuesto, bueno, pero no aborda la 'brecha de la ambición'", afirmó Rogelj. "Esta última es la brecha entre [las promesas que hacen los países] y las reducciones de emisiones que deberían lograrse para poner al mundo" en el camino hacia limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados por encima de la temperatura que había antes de la época industrial.
Sin embargo, es posible que las nuevas acciones de Estados Unidos inspiren a otros países a actuar también. Muchos se han mostrado escépticos en cuanto a la reducción de sus emisiones frente al hecho de que el país que más gases de efecto invernadero ha emitido a lo largo de la historia simplemente no cumplía su palabra.
La nueva legislación "da a Estados Unidos un poco más de credibilidad ante el resto del mundo de que nos tomamos en serio la reducción de nuestras emisiones", destacó John Sterman, experto en política climática del Instituto Tecnológico de Massachusetts. "No podemos esperar influir en China, India y otros grandes emisores para que tomen medidas ambientales serias si no estamos dispuestos a hacerlo nosotros mismos".
Para Stokes, hay otro beneficio global. Si las tecnologías de energía limpia se vuelven más baratas gracias a las inversiones realizadas en Estados Unidos, eso significa que serían más baratas en cualquier lugar. Lo que significa que las reducciones de emisiones derivadas de la legislación podrían repercutir en el progreso de muchos otros países también.
"Reduce el costo de la tecnología, lo cual trasciende más allá de las fronteras", explicó Stokes.
Washington Post - Chris Mooney
Lea el artículo original aquí.