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Demócratas buscan apoyo de Sinema para proyecto de ley presupuestaria y ecológica

La senadora Kyrsten Sinema (D-AZ) camina hacia el hemiciclo por los pasillos del sótano del Capitolio a emitir un voto ayer 2 de agosto, 2022. FOTO: Washington Post por Jabin Botsford.

La senadora de Arizona (una halcón fiscal centrista) ha planteado anteriormente su preocupación por los planes de revisar las leyes fiscales federales.

Los Demócratas del Senado están analizando si deben reducir algunos de los impuestos que han propuesto para los inversionistas ricos y las corporaciones multimillonarias como parte de una nueva lucha para ganar el apoyo de la senadora Kyrsten Sinema (D-AZ), y avanzar rápidamente con su agenda económica más general.

Una semana después de negociar un acuerdo que aseguró el voto imprescindible del senador Joe Manchin (D-WV), los principales legisladores del partido se han concentrado en calmar la otra halcón fiscal centrista que se encuentra entre sus filas. En los últimos días han entablado negociaciones privadas con Sinema y abrieron la puerta a posibles revisiones del proyecto de ley enfocado en la atención médica y el clima, conocido como Ley de Reducción de la Inflación.

Públicamente, Sinema no ha dicho nada sobre la medida, y sus asesores afirman que todavía la está revisando. Sin embargo, entre bastidores, la senadora ha hablado con los Demócratas sobre al menos dos de las disposiciones fiscales de la propuesta, según dos personas familiarizadas con el asunto que hablaron bajo condición de anonimato.

La primera consiste en endurecer una política que beneficia a los gestores de fondos de cobertura, capital privado y bienes raíces, al gravar gran parte de su remuneración con una alícuota más baja que la que paga la mayoría de las demás rentas del trabajo. La segunda establece un impuesto mínimo para las grandes empresas rentables que no pagan nada al gobierno de Estados Unidos. En ambos casos, las peticiones exactas de Sinema no están claras, aunque anteriormente ha expresado cierta apertura a un impuesto mínimo de sociedades. Las personas que están al tanto de las conversaciones advirtieron que las discusiones son fluidas.

Se espera que las dos propuestas (junto con otros componentes del proyecto de ley para recortar gastos y aumentar los ingresos) generen en conjunto unos $739 millardos en nuevos fondos federales. La cantidad es suficiente para compensar el nuevo gasto de los Demócratas en atención médica y clima, al tiempo que genera unos $300 millardos que pueden reducir el déficit durante la próxima década.

Pero resolver las preocupaciones de Sinema podría requerir a los líderes del partido un esfuerzo por mantener la armonía mientras trabajan por preservar un delicado acuerdo que ha satisfecho a Manchin y a sus compañeros Demócratas en un momento en el cual algunos en el partido comparten puntos de vista opuestos sobre la mejor manera de responder a una economía que se enfrenta a grandes subidas de precios y otros desafíos significativos.  Los Republicanos, por su parte, se oponen vehementemente al proyecto de ley, y muchos se dirigieron directamente a Sinema en el pleno del Senado a última hora del martes.

En declaraciones que hizo a los periodistas a primera hora del día, Manchin reconoció que él y Sinema han estado "intercambiando textos". Solo unos minutos antes de su conferencia de prensa, los dos legisladores hablaron en el Senado, con Manchin hincado junto a Sinema mientras ella presidía la cámara.

"Tomará una decisión basada en los hechos", afirmó Manchin después.

La oficina de Sinema declinó dar comentarios.

Para los Demócratas, su lucha por reformular el código tributario de Estados Unidos ha sido una campaña difícil de más de un año de duración.

Desde que ganaron la Cámara de Representantes, el Senado y la Casa Blanca en 2020, el presidente Joe Biden y los legisladores aliados han prometido revertir los recortes de impuestos aprobados durante el mandato del presidente Donald Trump en 2017.  Los Demócratas argumentan que las reducciones de las tasas han beneficiado desproporcionadamente a las empresas y a los ricos; los Republicanos han asegurado que los recortes eran esenciales para fomentar el crecimiento económico antes de la pandemia del coronavirus.

Los Demócratas pretendían inicialmente elevar las tasas impositivas como parte de su paquete económico inicial, la malograda Build Back Better Act, de aproximadamente $2tn (millones de millones). Pero al final fracasaron después de que Sinema se opusiera a cualquier cambio en los niveles de impuestos individuales y corporativos.  Una vez que los Demócratas retiraron las propuestas el pasado otoño, aparentemente asegurándose el apoyo de Sinema, Manchin no tardó en manifestar su oposición al proyecto de ley y a su costo. Se aprobó en la Cámara de Representantes, pero nunca llegó a una votación en el Senado.

Al reiniciar la agenda económica de los Demócratas la semana pasada, el líder de la mayoría del Senado Chuck Schumer (D-NY) elaboró un nuevo enfoque con Manchin. En lugar de subir las alícuotas a todas las empresas, ambos acordaron implantar un impuesto mínimo del 15 por ciento que se aplica a las corporaciones que no pagan nada. Esta semana, los Demócratas describieron la propuesta como una cuestión de equidad, citando el hecho de que las empresas en "muchos casos están pagando una tasa impositiva más baja que los bomberos y las enfermeras", como expuso el martes el senador Ron Wyden (D-OR), líder de la Comisión de Finanzas del Senado.

Los Demócratas también enfilaron a la forma en que los gestores de capital privado y fondos de cobertura pagan impuestos sobre los honorarios que les pagan sus clientes. Los legisladores dijeron que su plan equivale a cerrar la "laguna de los intereses devengados", que permite a estos gestores de inversiones pagar impuestos sobre esos honorarios a la alícuota mucho más baja aplicable a las ganancias de capital, en lugar de la tasa que paga la mayoría de los estadounidenses sobre los salarios.

En los últimos días, los Demócratas se han alineado al plan, pero Schumer y Manchin elaboraron los lineamientos de la política fiscal sin la participación inmediata de Sinema. Sin embargo, al igual que el de Manchin, el voto de Sinema es crucial: Los Demócratas deben unirse si esperan aprobar el proyecto de ley según el proceso conocido como reconciliación. Este procedimiento solo funciona si los 50 Demócratas y la vicepresidenta Harris se unen para votar a favor del proyecto de ley, con lo cual evitan el obstruccionismo legislativo por parte de los Republicanos.

"Estamos en contacto con la senadora Sinema, estamos en contacto con todos los miembros. Tengo muchas esperanzas de que nos mantengamos unidos y aprobemos este proyecto de ley", dijo Schumer en una conferencia de prensa el martes.

Las discusiones molestaron a algunos asesores Demócratas esta semana. Aunque reconocieron que Sinema ya había dejado clara su preocupación por los cambios en los intereses devengados, pensaban que había apoyado el intento anterior de fijar un impuesto mínimo de sociedades después de que Biden trató de revisar la Build Back Better Act.

Sinema ofreció su punto de vista en octubre, aparentemente midiendo cuidadosamente sus palabras. En un tuit, lo describió como una "medida de sentido común" que garantizaría que las empresas paguen "un impuesto mínimo de sociedades razonable sobre sus ganancias", y añadió que "seguiría analizando" con la Casa Blanca las ramificaciones económicas.

Los Republicanos, por su parte, trataron de aumentar la presión sobre Sinema y sus compañeros Demócratas. El martes, los legisladores del Partido Republicano señalaron que piensan forzar el asunto de los impuestos una vez que el proyecto de ley llegue al pleno, ya que la reconciliación les abre la puerta para ofrecer enmiendas ilimitadas.

Como una posible señal de su campaña de presión, a lo largo del día se vio a los Republicanos del Senado amontonados directamente con Sinema en el hemiciclo. En declaraciones a la prensa, el senador John Thune (R-SD), segundo en el liderazgo Republicano de la Cámara, criticó las políticas como "grandes aumentos de impuestos a las empresas estadounidenses que crean puestos de trabajo, porque todos sabemos que eso se trasladará" a los estadounidenses.

Los expertos fiscales han debatido en los últimos días los méritos de ese impuesto mínimo, mientras los opositores del GOP alegan que podría disuadir a las empresas de reclamar muchos de los incentivos incluidos en el código fiscal diseñados para fomentar la inversión de las empresas. Muchos expertos fiscales Demócratas también son escépticos sobre los méritos de tal medida, y los funcionarios del Departamento del Tesoro expresaron su preocupación por la idea el año pasado cuando la Casa Blanca la estaba impulsando.

Washington Post -  Tony Romm y Jeff Stein

Lea el artículo original aquí.

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