Esta semana la guerra añade una nueva palabra al vocabulario occidental: Shaheds. Los drones iraníes con los que Rusia ha estado atacando objetivos civiles, como centrales eléctricas y plantas de agua, en diferentes ciudades de Ucrania.
Estos drones, rebautizados por Rusia como drones Geran-2, llevan una carga explosiva y pueden permanecer sobre los objetivos antes de caer en picado sobre ellos. Pueden ser disparados uno tras otro. Son relativamente baratos, ya que cuestan alrededor de $20 mil.
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Los ataques con aeronaves no tripuladas han sumido a Ucrania en la oscuridad, de hecho, por lo menos cuatro personas han muerto en lo que va de semana, cerca de 30% de las plantas eléctricas del país eslavo están fuera de servicio y millones están sin agua debido a los ataques.
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Su uso por parte de las fuerzas rusas ha puesto de relieve los crecientes lazos entre Moscú y Teherán, alarmando a los líderes occidentales, cuyas sanciones y otras medidas económicas punitivas han mermado drásticamente la capacidad del Kremlin para regenerar su ejército tras ocho meses de guerra. Pero ambos países han negado que estén cooperando entre sí para la guerra.
¿De dónde lanzan los drones que dejaron sin luz a Ucrania?
Según documentos obtenidos por Estados Unidos los drones son lanzados desde tres bases militares rusas en Crimea y otra en Bielorrusia, dijo un funcionario ucraniano. Teherán ha enviado asesores a las zonas controladas por Rusia, donde han proporcionado instrucción técnica a los operadores.
No está claro cómo Estados Unidos obtuvo acceso a los restos del avión no tripulado, aunque el Pentágono coordina estrechamente con los militares ucranianos y mantiene una pequeña presencia administrativa en la Embajada de Estados Unidos en Kiev. Ese equipo está dirigido por un general de una estrella del Ejército.

¿Cómo funcionan los Shahed-136?
Los drones iraníes Shahed-136 pueden sobrevolar zonas durante horas hasta que sus cámaras identifican un objetivo y el dron cae sobre él como una bomba. Los rusos están utilizando estas armas con un efecto devastador sin riesgo para sus tropas.
Los drones iraníes son más grandes, más ruidosos y, al parecer, más fáciles de derribar que los diminutos Switchblade 300 que Estados Unidos está suministrando a Ucrania.
El Shahed merodea en el aire hasta que identifica un objetivo, a menudo una posición fija, y entonces se sumerge en él, detonando los explosivos que lleva a bordo. A diferencia de los drones reutilizables más grandes que disparan misiles y regresan a una base, vuela bajo y lento.
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El Shahed es un avión grande y pesado que vuela muy bajo y parece tener pocas partes metálicas, lo que dificulta su detección con radares y otros sensores antes de alcanzar su objetivo. Pero los puntos desde donde son arrojados son también un desafío: están demasiado lejos para que la artillería de cohetes suministrada por Estados Unidos pueda atacarlos, lo que reduce las opciones de destruir las aeronaves antes de que salgan al aire.
Ucrania, que dice haber destruido más de 220 drones Shahed-136 desde el 13 de septiembre, parece estar estudiando la plataforma, según declaró a la prensa esta semana el ministro de Defensa de Estonia, Hanno Pevkur. Pevkur dijo que era urgente para la región conocer la aeronave.
Ucrania también tiene sus propios drones
Aunque la utilización de drones iraníes en contra de Ucrania ha sido noticia esta semana, Kiev también tiene aeronaves no tripuladas para defenderse.
Estados Unidos ha proporcionado a Ucrania sistemas de defensa aérea capaces de destruir drones. Uno de ellos, el Vampire, puede derribar drones con un lanzador acoplado a una camioneta.
El Pentágono ha proporcionado a su ejército cientos de Switchblades, que son mucho más pequeños que el Shahed y están diseñados para atacar a pequeños grupos de soldados o vehículos blindados, según la variante.
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Aunque son más pequeños y evasivos que los drones iraníes, carecen de alcance, ya que la versión Switchblade más grande puede recorrer 25 millas. El RAM II, de producción nacional, también está en uso, pero su alcance no supera las 18 millas, lo que hace que ambas armas sean más adecuadas cerca de las líneas del frente.
El Pentágono también ha prometido enviar a Ucrania NASAMS, un sistema de misiles tierra-aire capaz de interceptar misiles balísticos y otras amenazas aéreas. Está previsto que se entreguen dos NASAMS en las próximas semanas, según han declarado funcionarios estadounidenses. Se espera que otros seis prometidos a Ucrania tarden años en construirse y entregarse.
Con información de AP y Washington Post