Boletas de votación en manos de inmigrantes indocumentados, manipulación en los resultados de las elecciones de 2020 y un presidente comunista que se apoya en líderes de la extrema izquierda mundial.
Todas estas afirmaciones comparten algo en común: son falsas. En ninguno de los casos hay pruebas para demostrar que así ha sido; sin embargo, corren como bolas de nieve bajando por la montaña de internet.
La desinformación no deja de sumar, en especial cuando se acerca la fecha de alguna elección y las midterms no son la excepción. Pero cuando se trata de poner freno a las falsas afirmaciones, en el camino suelen quedar los rastros que afectan a la comunidad hispana. De acuerdo con datos de Avaaz, una organización civil que promueve el activismo ciudadano en diversos asuntos de interés social, al menos el 70% de la desinformación política en español se ha mantenido en línea en comparación con el 29% de la desinformación en inglés.
El fenómeno siempre ha existido, pero tomó fuerza luego de las elecciones presidenciales de 2020 en las que el demócrata Joe Biden se impuso al republicano Donald Trump.
Tamoa Calzadilla, periodista venezolana y managing editor de Factchequeado, una organización encargada de verificar hechos en redes sociales y medios de comunicación, explicó a El Tiempo Latino que el antecedente más reciente tiene que ver con los mencionados comicios.
"Sin duda, la mayor teoría conspirativa que estamos viendo con respecto a las elecciones en Estados Unidos tiene que ver con la gran mentira; es decir, con el supuesto fraude electoral de 2020", comentó la experta. "Dicho esto, sabemos que la persona que ha impulsado esta narrativa es el presidente Donald Trump y actualmente algunos candidatos republicanos están tomando esa falsa premisa como base para sus campañas".
Desinformación: una práctica común
Las formas son múltiples y no solo recaen en un lado de la política estadounidense. Calzadilla puso como ejemplo un caso ligado al Partido Demócrata en el estado de Nevada, donde se acusó al Partido Republicano de celebrar la desgracia latina.
La práctica se generó manipulando un discurso de un candidato para tomar el contenido deseado y así malear el contexto. "Cortaron un pedazo (del video del discurso) para hacer ver que el rival se estaba regocijando en que los hispanos habían perdido sus negocios y no es cierto", señaló.
A pesar de que el pasado reciente responsabiliza de los efectos de la desinformación al Partido Republicano, desde dicho bando también se critica cómo el fenómeno podría influir en el voto de sus adeptos.
Según una encuesta hecha a finales del mes de agosto por la encuestadora republica WPA Intelligence, el 61% de los votantes del presidente Biden considera que la desinformación está llevando a los hispanos a votar por los republicanos.
Fueron 1 mil los entrevistados y desde la casa consultora se criticó fuertemente el fenómeno como causal de falsas acusaciones.
"Nuestra encuesta encontró que una parte significativa de los demócratas, los autodenominados liberales y los espectadores de CNN y MSNBC creen cosas que son objetivamente falsas, desde pensar que Rusia robó las elecciones de 2016 hasta la creencia infundada de que Florida requiere que los profesores universitarios y estudiantes registren sus puntos de vista políticos con el estado", comentó Conor Maguire, director general de WPA en una entrevista concedida a Miami Herald este año. "El enfoque partidista y estrecho de los medios corporativos en los mitos de la derecha claramente ha dado a los demócratas y (sus) aliados un pase sobre sus propias falsedades".
Quienes estudian este tipo de fenómenos han identificado al menos siete tipos de intenciones. Calzadilla hizo mención a un proyecto desarrollado por First Draft —coalición encargada de verificar contenido—, la cual las enumeró: sátira o parodia, contenido engañoso, contenido impostor, contenido fabricado, conexión falsa, falso contexto y contenido manipulado.
"Todos estos pueden hacer daño porque hay gente que se lo cree", explicó al comentar sobre la sátira, "hasta los que tienen intenciones económicas o abiertamente electorales para que dejes de votar por una persona y lo hagas por otra basadas en mentiras, falsedades y manipulaciones.

¿Los latinos son el objetivo?
Para las midterms, se estima que 34.5 millones de hispanoamericanos son elegibles para votar, según Pew Research Center. La cifra convierte a este grupo demográfico en la segunda mayor fuerza en las urnas para el proceso del 8 de noviembre, solo superada por los blancos.
El crecimiento luce como un fenómeno indetenible, pues en 2018 los hispanos elegibles para las elecciones de mitad de periodo eran 4.8 millones. El salto representa el 62% del crecimiento total de los votantes elegibles en los Estados Unidos desde ese año hasta la fecha.
Así, los latinos —pese a ser una minoría— conforman una masa importante en la cual esperan apoyarse los candidatos para sumar el mayor apoyo posible en las urnas; no obstante, la desinformación también crece y tiene en los hispanos un grupo vulnerable.
En entrevista con Rafael Ulloa, vicepresidente de Contenido de El Tiempo Latino, Claudia Ruiz, analista senior de Derechos Civiles de la plataforma UnidosUS, indicó que "los latinos son a menudo el objeto de narrativas de desinformación e información errónea".
La especialista denunció que "uno de los objetivos de muchas narrativas o campañas de desinformación es socavar la influencia y el poder político de los latinos, ya sea caracterizando incorrectamente los temas, ya sea caracterizando incorrectamente a los candidatos y a las asociaciones o posiciones de los partidos políticos, o incluso explotando los temas que más importan a los latinos".
Al igual que Calzadilla, Ruiz mencionó la gran mentira que Donald Trump intentó —sin éxito— imponer tras su derrota en las elecciones de 2020 para revertir los resultados a su favor; sin embargo, la huella de sus falsas afirmaciones siguen ahí: "Lo que provocó esto fue poner un blanco en la espalda de los latinos en particular, porque ahora nos etiquetan como votantes ilegales".
"Nos etiquetan de perpetuar el fraude electoral y muchos de estos temas y campañas son usados a su vez por algunos candidatos extremistas para movilizar a las partes más extremas de su propia base y realmente aprovecharse de la xenofobia, de los temores asociados con la inmigración, etc", agregó.

Falta de apoyo ante la desinformación
Las vías de información y qué han hecho estas empresas por ayudar también influyen. De acuerdo con Calzadilla, Facebook, YouTube y WhatsApp aparecen como las principales plataformas para que la comunidad hispana esté al día con diversos temas, pero lamentablemente no cuentan con suficientes advertencias en español.
"Si vas a Facebook y ves un contenido en inglés ya verificado notarás una etiqueta que dice 'contenido falso', 'video manipulado', 'fuera de contexto'. Eso lo encuentras en inglés, pero no en la misma cantidad en español", explicó la managing editor de Factchequeado. "Hay una diferencia entre cómo abordan las plataformas el contenido para el público en inglés en Estados Unidos y en español. Invierten menos y la cantidad de advertencias en inglés no es el mismo al que dan en español".
El consumo de información por parte de la comunidad latina no siempre se cura y la falta de alternativas solo promete un crecimiento gradual del fenómeno de la desinformación.
"Existen más de diez plataformas de factchequing en inglés y menos en español. Eso puede mostrar quiénes pudieran estar en cierta desventaja", criticó Calzadilla.
Visto en datos, un informe presentado por la consultora Nielsen demostró que el 28% del contenido que los latinos ven en los sitios web de noticias que visitan con mayor frecuencia fue marcado como sesgado, basado en conspiraciones o pseudocientífico.
Desde el ámbito político, en abril de este año se anunció la creación de la Junta de Gobierno de Desinformación, un organismo perteneciente al Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), el cual nació entre críticas y hasta la fecha poco ha generado.
Incluso, desde sus propias entrañas fue criticado: "Fue diseñado para proteger contra lo mismo de lo que se nos acusa de hacer, es decir, fue diseñado para proteger la libertad de expresión, la privacidad, los derechos civiles y las libertades civiles de todos los estadounidenses", comunicó bajo condición de anonimato un trabajador del DHS a POLITICO en mayo de este año.
El organismo, por ejemplo, fue incapaz de dar con una amenaza generada por un grupo pro-chino conocido como Dragonbridge. Mandiant, una empresa estadounidense de ciberseguridad y propiedad de Google, presentó este 26 de octubre un informe en el que reveló la presencia de la organización, la cual "opera en apoyo de los intereses políticos de la República Popular China" encargado de desinformar sobre las midterms.
De acuerdo con los investigadores del equipo, la intención de aquellos detrás de la campaña de desinformación solo busca generar división en territorio estadounidense a días de las elecciones de mitad de periodo.
Dragonbridge actuó bajo cuentas falsas en redes sociales infundiendo narrativas falsas de que un conocido grupo de piratería forma parte del gobierno de Estados Unidos.

En pro de buscar soluciones
Las figuras detrás de la desinformación suelen tener una característica en común: por lo general tienen una posición arraigada en el tema que defienden sin importar si tienen evidencia o no.
Nada de ello, aclaró Calzadilla, tiene que ver con preparación o formación académica. Es fanatismo en su máxima expresión.
Desde Factchequeado se recomienda tomar en cuenta las siguientes preguntas para evitar caer en la desinformación y, más importante aun, no ser un canal para propagar información falsa: ¿cuál es la fuente?, ¿quién se beneficia?, ¿es demasiado escandaloso?
La responsabilidad pasa por numerosas vías para mejorar los canales de información. Ruiz destacó que "lo más importante es publicar la mayor cantidad posible de información de calidad, verdadera y fiable".
"Siendo una comunidad tan diversa y colorida, deberíamos encontrar cada vía por la cual podamos conectarnos y realmente hablar con los votantes latinos. Y al mismo tiempo, creo que es importante que los medios, esos mismos medios de comunicación actúen con debida diligencia", siguió.
Desde el plano político, uno de los rostros que se ha asomado con mayor frecuencia para denunciar la desinformación y trabajar en la búsqueda de soluciones es Joaquín Castro, congresista demócrata de San Antonio, en el estado de Texas.
Este mes, el funcionario anunció su unión a la Coalición contra la Desinformación en el Idioma Español, organización que tiene como norte combatir las teorías de conspiración que afectan directamente a los hispanos. El grupo busca hacer frente al problema y denunciar a las plataformas que no se encarguen de señalar o desechar el contenido erróneo.
La meta es que en un futuro se pueda contar con la mayor calidad de información posible a corto y mediano plazo para que las personas no se vean afectadas por hechos que no son tales. Para las midterms, estarán en juego numerosos cargos públicos en todo el país y, especialmente, se pondrá sobre la mesa el dominio -demócrata o republicano- en el Congreso por los próximos dos años.
No es cosa pequeña, todo lo contrario: el futuro político de Estado Unidos está en juego y con ello se debe presentar con la mayor responsabilidad posible lo que ofrece cada candidato. Ya queda del lado de los votantes elegir a sus favoritos.
Si el fenómeno de la desinformación sigue tomando fuerza, la vulnerabilidad seguirá siendo una constante y, según palabras de César Ruiz (miembro de LatinoJustice) a Texas Public Radio, la situación será capaz de afectar no solo la democracia de Estados Unidos, "también a la capacidad de las personas para acceder a los servicios básicos y poder obtener la ayuda que necesitan".