Una banda en el brazo estalló una larga tormenta que terminó el lunes con una dura decisión. Siete selecciones europeas que planeaban vestir el brazalete a favor de la comunidad LGBTQ en los brazos de sus respectivos capitanes, no lo harán en el Mundial Qatar.
La FIFA, máximo organismo que rige la actividad del fútbol en todo el mundo, advirtió que los jugadores que usaran la pieza serían penalizados. Los afectados fueron los seleccionados de Inglaterra, Gales, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Holanda y Suiza, países que tenían la clara intención de unirse en una misma voz contra la discriminación.
Pero Qatar no es cualquier territorio; todo lo contrario, es uno que destaca -en plan negativo- por criminalizar a quienes pertenecen a la comunidad LGBTQ.
Bajo sus parámetros, la diversidad no es opción y en su lugar todos deben regirse bajo sus estrictas normas.

Dura decisión
En un comunicado conjunto, las asociaciones de fútbol de los siete países ya mencionados anunciaron que el brazalete de sus capitanes no será el que desde hace algunos meses se había anunciado, hecho que generaba numerosas dudas ante la posible respuesta negativa del país organizador y la FIFA.
"Estábamos preparados para pagar multas que normalmente se aplicarían a las infracciones de las regulaciones del kit y teníamos un fuerte compromiso de usar el brazalete. Sin embargo, no podemos poner a nuestros jugadores en la situación en la que podrían ser reservados o incluso obligados a abandonar el campo de juego", señalaron las naciones en su escrito.
"Estamos muy frustrados por la decisión de la FIFA, que creemos que no tiene precedentes", siguieron los países, los cuales indicaron que buscarán manifestar su apoyo a la inclusión por otras vías.
"Como federaciones nacionales, no podemos poner a nuestros jugadores en una posición en la que puedan enfrentar sanciones deportivas, incluidas las reservas", mostró el comunicado.

Invitación a rebelarse
Semanas antes de que subiera el telón de la máxima cita futbolística, un exfutbolista y leyenda de la disciplina, el inglés Gary Lineker, animó a los jugadores homosexuales a "salir del clóset en Qatar".
"Sería grandioso que algún futbolista declarase públicamente ser homosexual durante el Mundial", explicó el británico durante una intervención en BBC. El exjugador aseguró también conocer a "un par de futbolistas de la Premier League que son homosexuales".
"Claro que para mí es fácil hablar porque no estoy en su piel", agregó Lineker, quien explicó por qué los jugadores no se animan a hacerlo.
"Hay miedo, miedo a lo desconocido. Quizá sea también porque temen ser prejuzgados por sus compañeros de equipo, aunque probablemente ya lo sean", manifestó.
En Estados Unidos, por ejemplo, el futbolista Collin Martin esperaba ser parte de la convocatoria - algo que no sucedió - para poner en alto a la comunidad LGBTQ: "Creo que podría enaltecer a la comunidad de cierta manera y lo haría con mucho respeto", dijo a US Sun en octubre.
A su juicio, esto le serviría para que "todos supieran que un jugador gay participaría en la Copa del Mundo, y que no haya ningún tema con ello y sobre todo que se respete".
Sensaciones negativas en Qatar
Los primeros episodios de la mano dura contra la comunidad LGBTQ se han hecho notar en Qatar. El lunes 21 de noviembre, el reconocido escritor de fútbol estadounidense Grant Wahl reveló que fue detenido por un guardia de seguridad en el partido entre Estados Unidos y Gales por usar una camiseta con un arcoíris.
El especialista indicó que estuvo detenido alrededor de media hora en lo que él mismo calificó fue una "prueba innecesaria"; no obstante, aclaró que se le permitió ingresar al estadio.
Desde la concentración de Bélgica, Peter Bossaert, director ejecutivo de la Asociación Belga de Fútbol, comentó a los medios locales que la FIFA había obligado a la selección nacional a eliminar la palabra "Amor" de su uniforme de visitante.
"La palabra AMOR debe desaparecer", comentó Bossaert. "Es triste, pero la FIFA no nos deja otra opción".
Una campaña para todos
OneLove, campaña en contra de la discriminación, nació en el seleccionado holandés. En el mes de septiembre, al menos 10 clubes ya formaban parte de la iniciativa, bajo la cual los capitanes de los equipos involucrados usaban un brazalete con los colores del arcoíris.
En cuanto a países, Holanda fue el primer territorio en hacer oficial su uso en Qatar. Será el brazo del capitán Virgil van Dijk el área que lo mostraría, pero para lamento de los involucrados, no pudo ser.

"Horas antes del primer partido, la FIFA nos ha dejado claro (oficialmente) que el capitán recibirá una tarjeta amarilla si lleva el brazalete de capitán 'OneLove'", dijo en un comunicado la asociación de fútbol local. "Lamentamos profundamente que no haya sido posible llegar a una solución razonable juntos”.
"Defendemos el mensaje 'OneLove' y continuaremos difundiendo, pero nuestra prioridad número 1 en la Copa del Mundo es ganar los juegos. No querrás que el capitán comience el partido con una tarjeta amarilla. Es por eso que es con gran pesar que nosotros, como grupo de trabajo de la UEFA, KNVB y como equipo, tuvimos que decidir abandonar nuestro plan", se lee en el comunicado.
Orientación que se paga con cárcel
Qatar no tolera la homosexualidad, ni a cualquier persona de la comunidad LGBTQ. Esa triste realidad se ve marcada en su leyes, pues de acuerdo con el Departamento de Estado de Estados Unidos el sexo entre hombres se castiga con hasta siete años de prisión.
Además de lo relacionado con el tema, el país sede del Mundial 2022 también ha sido apuntado por un enfoque de derechos humanos y abusos laborales.
Récord inesperado
En lo deportivo, Qatar tampoco brilla. En el primer encuentro mundialista de su historia, la selección del país anfitrión cayó por 2-0 frente a Ecuador como parte de la acción por el Grupo A. El compromiso fue el único del domingo 20 de noviembre y fue precedido por la habitual ceremonia inaugural.
Sobre el gramado, los locales no lograron contener a la tricolor, que con par de tantos de Enner Valencia -ambos en el primer tiempo- sumaron los tres puntos.
El revés de Qatar supuso una marca negativa: el tropiezo en el debut se convirtió en la primera derrota de un país sede en la inauguración del Mundial.
En el papel, los locales no partían como favoritos; sin embargo, se esperaba más, especialmente en el plano ofensivo pues su primer disparo al arco contrario llegó en el segundo tiempo.
A diferencia de otro tipo de torneos, el Mundial obliga a sus participantes a hacer las labores lo más rápido posible. Una caída podría ser suficiente para bajar los brazos o para comenzar a depender de otros en el deseo de trascender en la máxima cita del balompié.
Si no lo logra, Qatar será el primer anfitrión desde Sudáfrica (2010) en no pasar de la fase de grupos como anfitrión del campeonato.