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Líder de demócratas hispanos de la Cámara desata fuertes críticas

La representante Nanette Barragán (D-CA) durante un discurso en mayo del año pasado. FOTO: Washington Post - Jabin Botsford.

La Conferencia Hispana Demócrata de la cámara baja ya no tiene personal en nómina después de que todos los empleados renunciaran o fueran despedidos.

La representante Nanette Barragán (D-CA) está siendo criticada por su incapacidad para retener a su personal tras apenas un mes al frente de la Conferencia Hispana del Congreso (CHC por sus siglas en inglés) como líder recién elegida.

El jueves, Barragán despidió a la directora ejecutiva del grupo, Jacky Usyk, una veterana del Capitolio ampliamente respetada que solo llevaba un mes en el cargo. En la actualidad, el CHC no cuenta con personal en una nómina que normalmente se compone de cinco personas, después de que todo el personal renunciara o encontrara nuevos empleos.  Esto a dejado a Barragán sin la posibilidad de contratar nuevos talentos. Tiene fama de ser una jefa difícil que lleva mucho tiempo haciendo frente a acusaciones sobre lo mal que trata a sus empleados, según numerosos legisladores y empleados.

"Jacky ya no está en el CHC. Le deseamos lo mejor en el futuro. No hacemos comentarios sobre temas confidenciales internos referentes a nuestro personal", indicó Barragán en un comunicado. Usyk no respondió a una solicitud de comentarios.

El despido se produce en medio de la preocupación de muchos miembros demócratas hispanos sobre la capacidad de liderazgo de Barragán. La falta de personal puede obstaculizar gravemente la creciente influencia de la CHC dentro de la camarilla demócrata, especialmente a medida que más demócratas hispanos se han ido incorporando a sus filas y que los líderes anteriores habían trabajado para legitimar al grupo como un bloque central en la toma de decisiones en el Capitolio.

Alrededor de una docena de legisladores y asesores de alto nivel familiarizados con las operaciones de la CHC hablaron con el Washington Post bajo condición de anonimato, explicando con franqueza el funcionamiento interno del grupo y cómo planea recuperarse.

Varias personas familiarizadas con las operaciones de la CHC dijeron que el personal que trabajó para el grupo durante el mandato del anterior presidente, el representante Raúl Ruiz (D-CA), renunció al final de la legislatura pasada una vez que Barragán resultó electa. La exdirectora ejecutiva, Stephanie Palencia, estaba tan alarmada por la posibilidad de que Barragán se convirtiera en presidenta que buscó otros trabajos, según dos asesores de alto nivel. El líder de la minoría, el representante Hakeem Jeffries (D-NY), contrató a Palencia como directora de Relaciones Públicas.

"Perdió dos directores ejecutivos en un mes", señaló un alto asesor demócrata.

Christie Stephenson, directora de comunicaciones de Jeffries, declaró que la oficina reclutó a Palencia a finales de 2022 para incorporarse a su nueva oficina de liderazgo debido a "nuestra estrecha relación de trabajo con ella en su calidad de directora ejecutiva del CHC".

La noticia del despido de Usyk apareció por primera vez en "Dear White Staffers" (Queridos empleados blancos), una cuenta de Instagram que ganó adeptos el año pasado por difundir mensajes anónimos enviados por empleados del Capitolio sobre abusos en el lugar de trabajo.

La destitución de Usyk se debió a un correo electrónico rutinario que envió sobre el calendario de sesiones de la Cámara de Representantes y el Senado y que no le gustó a Barragán, según una persona familiarizada con la dinámica de la CHC.

Según Legistorm, que recoge datos sobre el lugar de trabajo en cada oficina de la Cámara y el Senado, incluyendo conferencias ideológicas y culturales, Barragán fue clasificada como la tercera "peor jefe" de la Cámara el año pasado, lo que se define como un miembro "cuya reputación indica que es una jefa con la cual no es fácil trabajar, ya sea debido a su irascibilidad, una ética cuestionable, mala remuneración, demasiadas exigencias o la creación de un ambiente de trabajo tóxico".

Su reputación llevó a la Asociación de Personal Hispano del Congreso, que trabaja para reclutar y orientar al personal latino, a advertir a los futuros empleados de que trabajar para Barragán es extremadamente difícil, según dos asesores familiarizados con la situación. Usyk no pudo cubrir puestos clave como el de director de comunicación o director de política durante su breve mandato, en parte debido a la reputación de Barragán, según otras dos personas.

Los líderes de la CHC se la habían saltado previamente en el orden de sucesión para elegir a Ruiz como líder del grupo durante el pasado Congreso. Esta legislatura. la CHC decidió pasar por alto su reputación para evitar saltarse dos veces a una latina, según cuatro personas familiarizadas con el asunto. Barragán también utilizó ese argumento para presentar su candidatura a liderar la camarilla, según personas familiarizadas con la situación.

Los miembros y el personal del CHC están debatiendo los próximos pasos. Aunque aún no se ha decidido, entre las opciones se incluye la posibilidad de destituir a Barragán como presidenta, ya sea convenciéndola para que dimita o cambiando los estatutos para debilitar el poder el poder de su cargo, incluso repartiendo las decisiones de contratación y despido entre varias personas. Otra opción es mantenerla como jefa honorífica de la camarilla y tener un personal en la sombra que dirija el CHC bajo la dirección de otra oficina.

Se espera que los miembros analicen las posibilidades en una reunión virtual en breve, dado que la Cámara no se reunirá en Washington hasta finales de mes, según dos personas familiarizadas con los planes. Si Barragán es destituida, el representante Adriano Espaillat (D-NY) es el siguiente en la lista para asumir el cargo.

A partir del jueves pasado, la secretaria de prensa del despacho personal de Barragán ha estado enviando comunicados de prensa y figurando como "Contacto mediático de la CHC".

La CHC se ha esforzado por ganar más protagonismo dentro de la conferencia demócrata y convertirse en un bloque influyente, igual al Congressional Black Caucus, a medida que sus filas siguen creciendo. Este año, el grupo acogió a nueve nuevos legisladores, con lo cual alcanzó la cifra récord de 42 miembros. La Conferencia Republicana Hispana del Congreso cuenta ahora con 18 legisladores, siete de los cuales son nuevos.

La falta de personal es un grave impedimento para cualquier conferencia, ya que a menudo son responsables incluso de las tareas más básicas, como organizar reuniones para los miembros y aprobar mociones que se convierten en una plataforma para el grupo.

Y lo que es más importante, podría impedir la coordinación con el gobierno de Biden. El pasado Congreso, los miembros se reunieron a menudo con el presidente Biden y otros funcionarios del gabinete ejecutivo para elaborar respuestas sobre numerosas cuestiones.

La CHC no ha podido dar a conocer sus principales objetivos para este año dadas las distracciones que han asolado la oficina hasta ahora, según varios ayudantes familiarizados con la situación. Ha retrasado conversaciones cruciales que los legisladores quieren tener mientras el gobierno de Biden sopesa cómo mitigar la crisis en la frontera frente a una mayoría republicana de la Cámara intenta proponer sus propias soluciones, señalaron los ayudantes.

Los miembros se sintieron más seguros de que la CHC podría sobrevivir al impredecible liderazgo de Barragán cuando se convenció a Usyk, una veterana de la colina legislativa muy solicitada, para que asumiera el cargo de directora ejecutiva, según tres personas familiarizadas con la situación. Habiendo dirigido anteriormente el equipo de liderazgo de la senadora Patty Murray (D-WA), los miembros y ayudantes creían que sería ideal para hacer crecer el grupo, a pesar de que los demócratas están ahora en minoría.

En cuanto empezó el mes de enero, Usyk se dio cuenta de los retos que suponía el trabajo bajo las órdenes de Barragán, pero estaba decidida a quedarse hasta que fue despedida el jueves, según una de esas personas. Isabel Sánchez, directora política de la CHC, había abandonado la oficina el miércoles.

Washington Post - Marianna Sotomayor, Leigh Ann Caldwell

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