¿Qué tiene en común en este momento Disney con la enseñanza en las escuelas y universidades de Florida y del país?
Son dos temas que han mantenido muy ocupado al gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien los considera a ambos “woke” y quiere ir contra ambos.
¿Qué es “woke”?
"Woke", término que tiene una larga historia en la cultura afroamericana, fue propulsado en la última década por activistas que protestaban por el asesinato del adolescente Michael Brown, un afroamericano que murió a tiros por la policía en Ferguson, Missouri en 2014, y uno de los casos que dio origen al movimiento Black Lives Matter en Estados Unidos.
Woke es un verbo: “despierto” en inglés, pero pasó a ser un calificativo. Al igual que el "cancel" de la cultura de la cancelación, "woke" es otra palabra que se originó en la cultura negra antes de ser cooptada por los blancos.
Algunos atribuyen al cantante de blues Huddie "Lead Belly" Ledbetter popularizar el término en su canción de protesta de 1938, "The Scottsboro Boys", en la que insta a la población negra de Estados Unidos a "mantenerse despierta" ante la injusticia social y política, así como ante la violencia física.
Es así como "Stay woke" también se utilizaba como una advertencia en redes sociales para estar alerta en el contexto de las protestas del movimiento Black Lives Matter, las cuales fueron reprimidas violentamente por las fuerzas policiales.
En ese sentido, el término "woke" se refiere a la sensibilización —awareness— sobre asuntos relacionadas al racismo, la discriminación y la justicia social, así como al compromiso de abogar por políticas o cambios culturales que traten de abordar las injusticias percibidas y promuevan una mayor equidad o igualdad de derechos.
Dentro del “wokeness” se puede considerar que también la industria del entretenimiento trata de hacer énfasis en estos valores culturales y promueve la inclusión.
Disney ha dado numerosos pasos para ser más inclusivo en los últimos años, por ejemplo, cambiando la política del parque para impedir que el personal utilice saludos sexistas, implantando cursos de formación antirracista para los empleados, dando a los viejos personajes un cambio de imagen progresivo y eliminando las imágenes ofensivas de las atracciones y las películas.
Sin embargo, hay poderosas oposiciones a los cambios de la gigante del entretenimiento, tal es el caso del multimillonario Nelson Petz.
Walt Disney Studios estrenó cinco películas en los cines en 2021 que incluían al menos un personaje importante de LGTBIQ+, más que cualquier otra compañía cinematográfica. Además la plataforma de streaming de la gigante posee mucho contenido relevante en la materia.
Y, en el caso de la Academia, los planteamientos de muchas de las formas en que se estudian a las minorías étnicas también obedecen a esa concientización. La teoría crítica de la raza, por ejemplo, es un punto álgido, porque se centra en la idea de que el racismo es sistémico en las instituciones del país y que funcionan para mantener el dominio de los blancos en la sociedad.
Para DeSantis estos tópicos entran en lo que él denomina “políticas woke”.
¿Qué es Woke para la derecha?
“Woke” se convierte en la agenda del gobernador DeSantis como un insulto cuyo uso están propagando actualmente los conservadores a aquellos con valores progresistas, o con puntos de vista de cambios políticos que alterarían radical y negativamente la sociedad, según ellos.
Entre los conservadores, "woke" se ha adoptado como término de burla también. En particular, la connotación derechista de la palabra implica que una persona o entidad "woke" está siendo performática o falsa.
Lo peculiar del calificativo es que, mientras representa virtudes, los conservadores convierten el término en un recurso peyorativo.
"Cuando se habla de estar ‘woke’ o de volverse ‘woke’, se está hablando de estar bien informado y ser consciente de la opresión y la injusticia sistémicas", dijo Candis Watts Smith, profesora de Ciencias Políticas y Estudios Afroamericanos en la Universidad Estatal de Pensilvania, a ABC.
"Por eso es una crítica extraña por parte de republicanos y conservadores sugerir que estar woke o despierto es algo malo”, comentó. Pero, según ella, los conservadores "son realmente expertos en convertir el lenguaje en un arma. Y decir que 'ser woke' es tonto o ridículo, si lo haces lo suficiente, funcionará para algunas personas", dijo sobre el cambio de la connotación de la palabra”.
Donald Trump nunca pronunció públicamente el adjetivo "woke" cuando ocupó la Casa Blanca, pero parece haber aprendido la palabra después. En una Conservative Political Action Conference (CPAC) de 2022 arengó que "la izquierda radical intenta sustituir la democracia americana por la tiranía woke". También tildó de "woke" a algunos generales en junio de 2021 o dijo que la "política woke" explicaba el decepcionante rendimiento de la selección femenina de fútbol de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokyo.
Sarah Huckabee Sanders, la recién elegida gobernadora republicana de Arkansas, utilizó el término cuando presentó su respuesta al discurso del Estado de la Unión a principios de febrero, acusando a Biden de ser “el primer hombre que entrega su presidencia a una mafia ‘woke’ que ni siquiera sabe decir lo que es una mujer"
El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy (republicano de California), sugirió durante una entrevista con Maria Bartiromo, de Fox News, que el presupuesto de defensa podría ser más eficiente si se eliminaran los gastos en "wokeism".
Y el representante Mike D. Rogers de Alabama, presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, ofreció un punto de vista similar a The Hill, diciendo: "Vamos a recortar el dinero que se gasta en wokeismo".
La cruzada antiwoke de Ron DeSantis
DeSantis ha declarado la guerra al woke y a su inculcación por parte de la academia y de la cultura estadounidense. Para ello se vale del término a donde quiera que vaya.
Incluso tiene una ley llamada Stop-Woke (Wrongs to Our Kids and Employees), que prohíbe a las instituciones educativas y a las empresas enseñar tópicos que alumnos y empleados "sientan culpa, angustia o cualquier forma de malestar psicológico" debido a su raza, color, sexo u origen nacional
Para escuelas y universidades, DeSantis ha dejado claro el pleno rechazo de cursos de historia afroamericana en los institutos estatales y los votos de los presidentes de las universidades contra la inclusión de algunos contenidos relacionados con la raza.
Otras políticas implementadas por DeSantis en las escuelas han sido criticadas por limitar la discusión y el currículo sobre raza, opresión sistémica, género y orientación sexual con la Ley de Derechos de los Padres en la Educación, la llamada “Don’t Say Gay Bill” por sus detractores.
DeSantis sostuvo al firmar la ley que enseñar a los niños en edad preescolar que "pueden ser lo que quieran ser" era "inapropiado".
La guerra contra el woke del gobernador de Florida va desde prohibir libros hasta tomar instalaciones de manera hostil.
"Seguir el adoctrinamiento ‘woke’ en nuestras escuelas, es un camino a la ruina para este país. Y no vamos a permitir que ocurra en Florida". Es una de sus declaraciones con el término.
A esta misma ley se opuso Disney y DeSantis ordenó tomar disposición la entidad jurídica única que es el distrito autónomo de Disney World llamado Reedy Creek Improvement District (RCID). Todo como parte de la guerra contra lo woke.
Entre lo políticamente correcto y lo woke
Philip Bump, columnista de The Washington Post y experto en retórica política, sostiene que, "políticamente correcto" ha sido sustituido por el mucho más evocador "woke", por la sencilla razón de que “este último término incorpora una gama mucho más amplia de implicaciones más eficaces para crear frustración a la hora de dirigirse al objetivo deseado.”
El experto explica que cuando Donald Trump anunció su candidatura a la presidencia en 2015, parte de su discurso era que rechazaría la percepción de corrección política de las élites. Lo “políticamente correcto” fue un término que aparecía con más frecuencia y que era básicamente la descripción del entorno de Barack Obama o Hillary Clinton, en aquel momento la némesis de su sostén político y el objetivo a destruir.
Ahora lo mismo sucede con el wokeness. “Woke es el peyorativo perfecto. A veces, se refiere a reacciones exageradas y equivocadas ante preocupaciones sobre la presentación de la identidad. Sin embargo, en el uso común, a menudo significa poco más que ‘plantear cuestiones que preferiría que no se plantearan’. Es una destilación de ‘políticamente correcto’ a las cuestiones candentes y desencadenantes de raza, género y sexualidad”, afirma el experto.