En lugar de prohibir la aplicación, Estados Unidos debería regularla adecuadamente, al igual que sus rivales domésticos.
Opinión de la Junta Directiva del Financial Times
¿Qué va a hacer Estados Unidos con TikTok? Sus vídeos extravagantes han atraído a 150 millones de usuarios estadounidenses activos. Sin embargo, las autoridades estadounidenses temen que Pekín pueda manipular la aplicación de propiedad china para espiar a los estadounidenses o difundir propaganda. Muchos padres, mientras tanto, se preocupan por el impacto de TikTok en la salud mental de los adolescentes. Han fracasado las conversaciones con un organismo de control estadounidense sobre los planes que tiene la aplicación para proteger los datos estadounidenses en servidores domiciliados localmente. La reciente comparecencia del director ejecutivo Shou Zi Chew ante los legisladores no logró disipar los temores. La administración Biden ha lanzado un ultimátum a los propietarios chinos de TikTok: vender la unidad estadounidense —a lo que Pekín ha dicho que se opondría— o enfrentarse a una posible prohibición. Pero una prohibición enfurecería a legiones de jóvenes estadounidenses.
El argumento de seguridad nacional contra TikTok es que las empresas con presencia en China están obligadas a entregar datos si se les pide que ayuden a la inteligencia estatal. La matriz china de TikTok, ByteDance, es propiedad en un 60% de inversionistas globales; los empleados tienen el 20%. Pero su fundador chino, Zhang Yiming, posee el resto y tiene el control a través de acciones con súper voto, aseguran personas cercanas a ByteDance.
Chew insiste en que nunca se ha pedido a TikTok que presente datos estadounidenses a las autoridades chinas, y que nunca lo haría. No se han presentado pruebas de vigilancia masiva. Pero en el último año han aparecido casos de empleados de ByteDance, la cual tiene su sede en China, que han accedido a datos de usuarios estadounidenses, incluidos los de periodistas. Los responsables de seguridad advierten también de que el potente algoritmo de TikTok podría ser manipulado para sembrar desinformación a favor de Pekín.
TikTok no ha logrado convencer al Comité de Inversiones Extranjeras del ejecutivo de EEUU (CFIUS, por sus siglas en inglés) que es infalible su plan "Proyecto Texas" de $1.500 millones que apunta a proteger los datos de los usuarios estadounidenses en los servidores de Oracle. Para resolver el consiguiente enfrentamiento entre Estados Unidos y China, sería preferible que se venda TikTok a que sea prohibida. Pero China ha añadido el algoritmo de ByteDance a una lista de exportaciones restringidas y afirma que se opondría a cualquier escisión forzada de TikTok.
Prohibir TikTok equivaldría a censurar un servicio utilizado por millones de personas, y muy probablemente sería objeto de una demanda por violación a la Primera Enmienda. Pekín lo vería como un nuevo intento estadounidense de aplastar sus éxitos empresariales. Y aunque puede considerarse un reflejo de las restricciones impuestas por China a Facebook, Google y Twitter, ofrecería un pretexto a cualquier gobierno extranjero para prohibir las empresas tecnológicas estadounidenses por motivos similares.
La perspectiva de una prohibición podría persuadir a TikTok de ofrecer a CIFUS más garantías. Pero Estados Unidos debería tratar de resolver los problemas en torno no sólo de la aplicación de propiedad china, sino de todas las empresas tecnológicas. Podría establecer un marco federal global sobre la privacidad de los datos, para las empresas extranjeras y nacionales, que reemplace el mosaico actual de leyes cambiantes. Debería prohibir la transferencia de datos a países extranjeros y frenar a los corredores de datos que recopilan información personal de los ciudadanos en cantidades industriales y la venden a todo el mundo.
Aunque TikTok es el favorito de los adolescentes, la otra gran prioridad de proteger a los adolescentes de los daños en línea también se abordaría mejor mediante salvaguardias federales aplicables a todas las empresas de medios sociales. Los controles estadounidenses son inferiores a los de la UE y a los que adoptará el Reino Unido.
Muchos estados ya están tomando sus propias medidas; Utah se convirtió el mes pasado en el primero en exigir a las empresas de redes sociales que obtengan el consentimiento paterno para que los niños utilicen las aplicaciones y verifiquen que los usuarios tienen 18 años o más. Deben adoptarse controles de edad similares a nivel federal, junto con requisitos más estrictos sobre moderación y vigilancia de contenidos nocivos, y normas que regulen la publicidad dirigida a menores de 18 años. Estados Unidos necesita proteger a sus ciudadanos, a sus niños por encima de todo. Pero eso significa regular adecuadamente sus propias empresas, así como las chinas.
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