Imagina que estás sentado, viendo hacia arriba, que despegas, (que suene Odisea en el espacio es opcional) y entras en el espacio exterior: el mareo aparecerá casi de inmediato. Por la falta de gravedad, tu cuerpo enfrentará cambios que nunca habías imaginado.
La falta de gravedad en el espacio debilita los músculos y los huesos
Los músculos de los astronautas se atrofian hasta 1% cada semana en condiciones de ingravidez, y pierden masa muscular más rápido de lo que lo harían en la Tierra.
La falta de gravedad hace que los huesos pierdan de media entre 1% y 1,5% de densidad mineral al mes durante un vuelo espacial.
Tras regresar a la Tierra, es posible que la pérdida ósea no se corrija completamente con la rehabilitación; sin embargo, la NASA asegura que su riesgo de fractura no es mayor.
Los astronautas hacen rutinas de ejercicio durante aproximadamente una hora al día para mantener la masa muscular, explicó a The Washington Post Lori Ploutz-Snyder, decana de la Facultad de Kinesiología de la Universidad de Michigan.
La estación espacial está equipada con dispositivos especializados para correr, montar en bicicleta y levantar pesas, a pesar de estar ingrávidos, aseguró Ploutz-Snyder, quien anteriormente fue investigadora de la NASA, donde dirigió estudios sobre el ejercicio y los viajes espaciales.
Se hincha la cabeza
La sangre y otros fluidos corporales se acumulan en la parte superior del cuerpo en condiciones de baja gravedad y permanecen allí, hinchando la cabeza y encogiendo las piernas. Los astronautas pueden sentirse congestionados, como si tuvieran un resfriado constante en la cabeza.
En el espacio el volumen de sangre disminuye y como cualquier otro músculo, el corazón no necesita trabajar tanto en microgravedad, por lo que empezará a atrofiarse sin un ejercicio riguroso. La inflamación que aumenta en todo el cuerpo puede contribuir a enfermedades cardíacas.
¿A dónde van los astronautas enviados al espacio por SpaceX y la NASA?
Problemas de visión
Los fluidos corporales que se desplazan hacia la cabeza pueden ejercer presión sobre los ojos y causar problemas de visión. Al regresar a la Tierra, este efecto puede tardar años en revertirse.
La radiación aumenta el riesgo de cáncer
La atmósfera protege a los organismos de los rayos UV y la radiación que inciden sobre la Tierra. Los astronautas que permanecen en el espacio están expuestos a radiaciones de mayor energía.
Sumergidas en la radiación, muchas células inmunitarias mueren y la inmunidad disminuye. También se daña el ADN, lo que puede aumentar el riesgo de cáncer.
Emmanuel Urquieta, jefe médico del Translational Research Institute for Space Health de Houston, que colabora con la NASA para estudiar los efectos de la exploración del espacio profundo señaló que los antioxidantes, como las vitaminas C y E, podrían absorber una parte de las moléculas dañinas liberadas tras la exposición a la radiación, mientras que se están investigando otros fármacos y nutrientes protectores.
"A pesar de todas las precauciones y protecciones disponibles, el espacio profundo seguirá siendo un lugar duro y poco acogedor para el cuerpo humano. Pero también, y siempre, representará algo más para la imaginación humana" expresó Urquieta.
Te puede interesar: