Hace 24 años, Freddy Salmorán y su esposa Della dejaron México para probar suerte en Estados Unidos. Buscaron trabajo de lo que sea, fueron tiempos difíciles con dos niños que alimentar. Eventualmente este padre de familia escaló al puesto de chef en un restaurante italiano y hoy es el dueño de tres concurridos locales de comida en el condado de Anne Arundel.
Historias como la de Salmorán son más frecuentes en este condado. Empezaron trabajando como lavaplatos o cocineros, en las áreas verdes y jardines, limpiando casas o atendiendo en salones de belleza. No son pocos los que han hecho realidad el sueño de tener un negocio y otros más quieren seguir esos pasos.
Compañías de limpieza, construcción y restaurantes son industrias donde los hispanos se sienten más cómodos por haber sido empleados primero. “También empiezo a verlos en bienes raíces, asesoramiento y financiamiento”, dijo Wilfredo Sánchez, encargado de la cartera de negocios de First Citizen Bank de Annapolis. Sergio Polanco, representante de la Oficina de Asuntos Multiculturales del Ejecutivo del condado de Anne Arundel, enumeró otros más: servicios de declaración de impuestos, venta de seguros y diseño gráfico.

El espíritu emprendedor y la mayor presencia de latinos está propiciando el florecimiento de negocios hispanos en el condado de Anne Arundel. Por lo general, explica Sergio Polanco, representante de la Oficina de Asuntos Multiculturales del Ejecutivo del condado, se decantan por microempresas que tienen experiencia. En esta municipalidad viven 57 mil latinos, según el último censo. En 2010 eran 33 mil.
No es posible saber cuántas microempresas son latinas. “Puedo decir que cada vez más empresarios y emprendedores asisten a las reuniones mensuales informativas de negocios hispanos que realizamos”, señaló Polanco.
“Yo era un emprendedor, conozco los retos, las necesidades y dónde están los recursos. En nuestro condado cada vez hay más oportunidades para levantar una microempresa, pero ellos desconocen”, aseguró Polanco, quien propicia estos contactos como un trabajo de voluntariado.
En cada encuentro se reúnen un promedio de 60 empresarios y emprendedores.
De barberías, tortillerías y restaurantes

Salmorán, su esposa y sus hijos, Fredy Jr. y Harry, quienes también tienen madera de empresarios, administran Mi Lindo Cancún Grill en Annapolis, Señor’s Chile en Edgewater y Señor Chile Cantina en Arnold, especializados en gastronomía mexicana. ¿Su meta?: seguir abriendo más restaurantes, trabajar en familia y ofrecer trabajo a los latinos.
Otro empresario que dio el salto desde El Salvador a Estados Unidos es Walter Alexander Vásquez. Vivió junto a su esposa en Miami, ella es especializada en cosmetología. Llegaron a este condado hace 14 años y lo previsible fue abrir un salón de belleza en Annapolis y otro en Glen Burnie. Después ampliaron las alas a Sin Fronteras, un restaurante de fusión gastronómica entre Miami, México y Perú.
“Vengo de una familia de emprendedores y nos gusta dar trabajo a nuestra gente. Cinco empleados de nuestras peluquerías abrieron sus propias barberías, he tenido la bendición de ayudarlos y juntos hemos formado una media asociación de barberos hispanos”, contó Vázquez.

Para él, si “todo se hace recto”, éste es un país de oportunidades y Vásquez ha sabido como sacarle partido. Aparte de las peluquerías y el restaurante es propietario de Annapolis International Market. “Nuestra tienda tiene la única tortillería, hacemos entre 300 y 500 tortillas por hora. Empezamos con tres empleados y ahora tenemos 17”, aseguró.
Vásquez pronto abrirá el primer buffet en Glen Burnie. Será un negocio de comida latina para llevar. “Para mi esposa y para mí no solo se trata de abrir empresas, sino tirar la mano a nuestra gente, ese es nuestro orgullo. Este es un viaje que no sabemos dónde es la última parada, nuestros hijos también están empezando ese viaje con sus emprendimientos”.
Para Vásquez es posible crecer gracias a la presencia del ejecutivo Steuart Pittman y Polanco. “Son lo mejor que los latinos nos ha pasado en este condado”, aseguró.
Aprendiendo a montar un negocio

“Identificando una necesidad y convirtiéndola en servicio” es el lema de estos encuentros. “Estas citas sirven como excusa para agarrar valor. Tengo una cliente peruana que anhelaba con abrir un negocio de catering y repostería. Todos la hicimos sentir arropada y su emprendimiento está creciendo”, contó Wilfredo Sánchez, encargado de la cartera de negocios de First Citizen Bank de Annapolis. Esta entidad financiera es uno de los patrocinadores.
Cómo declarar los impuestos, cómo crear una página digital para promocionar el negocio, cómo hacer uso de las redes sociales para visibilizar a la empresa, cómo diseñar una estrategia de mercadeo son algunas de las charlas que organizan a lo largo del año. Estas cuentan con el soporte de Anne Arudel Economic Development Corporation, un departamento del gobierno del condado.
“Hace poco un asesor bancario les enseñó cómo hacer un préstamo, cómo buscar los diferentes tipos de intereses y cómo presentar el perfil del negocio para pedir un crédito. Para quienes no califican se ofrecen otras charlas y otras opciones crediticias”, señaló Polanco. Según Sánchez, “los bancos no están cerrando los ojos ante la mayor presencia hispana y están interesándose más en este mercado”.
“Una experiencia más que buena”

Ana Recinos es una microempresaria salvadoreña. Lo suyo es el diseño gráfico y el marketing. A través de Resguardo Graffic Designs hace logos para camisetas o calcomanías para vehículos. Serigrafía y grabados en laser, madera, vidrio y acero inoxidable son otras de sus especialidades.
“No quería tener jefes, me dejé guiar por mi instinto y no sé quedarme quieta”. Las reuniones mensuales gratuitas para ella han sido de gran ayuda, allí conoció a otro microempresario, Vinicio Guzmán, y juntos crearon una alianza.
“Lo bueno de esos encuentros es que no nos vemos como competencia. Si yo tengo una cosa otro tiene otra y nos complementamos. En esas citas siempre hay algo nuevo que aprender y a quien conocer”, explicó esta diseñadora.
“Así empiezan casi todos, llegan buscando contactos y allí cogen impulso. La experiencia de ayudar a los empresarios latinos es más que buena”, dijo Sánchez, quien ha trabajado en la banca de Houston, Washington DC y ahora en Annapolis. “Los hispanos son muy emprendedores, pero carecen de información y ese es mi aporte”, agregó.
Así es como el empresariado latino de primera generación avanza en este condado a la espera de que la segunda generación, con estudios en tecnologías, medicina o administración, demuestre que a sus padres les valió la pena poner a rodar un camioncito de comida, una microempresa de limpieza o una peluquería.