Rusia ha dado un giro peligroso en su guerra contra Ucrania desde que salió del acuerdo del grano del Mar Negro a principios de este mes, rompiendo un pacto negociado por la ONU y Turquía que permitía la exportación de grano ucraniano a través de un bloqueo ruso en el mar. El acuerdo, que entró en vigor en julio de 2022, facilitó el movimiento de 33 millones de toneladas métricas de alimentos por el mundo, principalmente a países en desarrollo.
Pero ahora, el presidente ruso Vladimir Putin ha convertido los barcos comerciales en el Mar Negro en objetivos militares legítimos. El líder ruso ha ordenado ataques a la ciudad sureña de Odesa, dañando el puerto y las instalaciones de almacenamiento de grano y golpeando edificios residenciales e históricos, incluyendo una catedral ortodoxa.
Con esta medida, Putin busca debilitar la economía ucraniana, que depende en gran medida de las exportaciones agrícolas, y dificultar su esfuerzo bélico. Además, pretende desestabilizar la región del Mar Negro, que tiene una importancia estratégica para la OTAN y sus países miembros.
Rusia ataca por mar, tierra y aire
La salida del acuerdo del grano no es la única escalada que ha protagonizado Rusia en su guerra contra Ucrania. El país eslavo también ha intensificado sus ataques por tierra y aire, violando el alto el fuego acordado en 2020 y causando numerosas bajas entre las fuerzas ucranianas y los civiles.
Rusia ha desplegado más tropas y armamento pesado a lo largo de la frontera con Ucrania, especialmente en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, donde apoya a los rebeldes prorrusos. También ha realizado incursiones aéreas sobre el territorio ucraniano, bombardeando objetivos militares y civiles.
Estas acciones han aumentado el riesgo de un conflicto abierto entre Rusia y Ucrania, que llevan enfrentados desde 2014, cuando estalló una revolución prooccidental en Kiev que derrocó al presidente prorruso Viktor Yanukovich. Desde entonces, más de 13.000 personas han muerto y más de un millón se han visto desplazadas por la violencia.
Rusia amenaza a los aliados de la OTAN
La escalada rusa no solo afecta a Ucrania, sino también a sus aliados de la OTAN, que han expresado su apoyo al país eslavo y han proporcionado miles de millones de dólares en asistencia militar y económica. La OTAN y los países miembros que bordean Ucrania están en alerta máxima ante la posibilidad de que Rusia extienda su agresión a sus territorios.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha condenado las acciones peligrosas y provocadoras de Rusia en la región del Mar Negro y ha afirmado que la alianza está preparada para defender cada centímetro de su territorio de cualquier agresión. Estados Unidos y el Reino Unido han advertido que Rusia está planeando “operaciones de bandera falsa”, minando el mar con el propósito de culpar a Ucrania de cualquier explosión.
El presidente rumano, Klaus Iohannis, ha denunciado un ataque ruso a un puerto civil en el río Danubio en Ucrania cerca de su país, tuiteando que la “escalada plantea serios riesgos para la seguridad en el Mar Negro”. Y Putin ha lanzado una amenaza al miembro de la OTAN Polonia, acusando a Varsovia de tener planes sobre Bielorrusia y diciendo que un ataque contra Minsk provocaría una respuesta de Moscú.
La guerra entre Rusia y Ucrania ha entrado en una nueva fase peligrosa, que pone en riesgo la estabilidad mundial. ¿Podrá la diplomacia frenar la espiral de violencia?