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Nueva Orleans bajo emergencia por crisis del agua potable por sequía

La sequía en el río Misisipi y la consiguiente invasión de agua salada ponen en peligro la seguridad del agua potable en Nueva Orleans

Nueva Orleans
Al sur de Nueva Orleans, en la parroquia de Plaquemines, unos 2.000 residentes ya están recurriendo al agua embotellada. | Foto: Mark Abramson/The New York Times.

La sequía del río Mississippi está permitiendo que el agua salada del Golfo de México se infiltre en las fuentes de agua potable de Nueva Orleans y zonas cercanas.

A medida que desciende el nivel del río Mississippi, aumenta el riesgo de contaminación por agua salada, lo que hace temer por la futura disponibilidad de agua potable.

LaToya Cantrell, alcaldesa de Nueva Orleans, proclamó el estado de emergencia. Esta situación no sólo pone en relieve los peligros de la intrusión de agua salada en las comunidades del sureste de Luisiana, sino que también amplía el debate sobre el impacto del cambio climático en la accesibilidad del agua potable en regiones propensas a la sequía.

Stephen Murphy, profesor de la Facultad de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane, advirtió a NBC News que cerca de un millón de habitantes de la región metropolitana de Nueva Orleans podrían sufrir las consecuencias de la crisis si el nivel del río Mississippi se mantiene críticamente bajo.

Comentó que el agua salada puede romper las instalaciones de toma de agua en Belle Chasse a mediados de octubre, y Nueva Orleans probablemente será víctima más adelante en el mes.

Nueva Orleans en crisis por agua potable

Al sur de Nueva Orleans, en la parroquia de Plaquemines, unos 2.000 residentes ya están recurriendo al agua embotellada, pues sus sistemas de abastecimiento de agua han sucumbido a la intrusión de agua salada este verano.

Esta situación es preocupante, teniendo en cuenta que el exceso de sodio del agua potable contaminada con agua salada puede elevar la presión arterial.

Murphy señaló que la posición de la desembocadura de este río por debajo del nivel del mar impulsa de forma natural el agua salada del Golfo de México hacia el interior.

Normalmente, el caudal del río impide que el agua salada penetre demasiado tierra adentro. Sin embargo, la actual sequía ha reducido drásticamente sus niveles de agua, disminuyendo el caudal hasta un punto en que no puede resistir la intrusión de agua salada.

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército está intentando paliar el problema ampliando una barrera submarina. Aun así, Murphy advirtió de que, si la sequía continúa, la barrera podría ser superada de nuevo.

Acciones de las autoridades

Las autoridades estatales se han comprometido a impedir una mayor intrusión de agua salada, confiando en la intervención de la naturaleza y reuniendo recursos para combatirla.

A la vez que colaborarán con las parroquias para supervisar el suministro de agua y realizar pruebas para detectar cualquier alteración.

El Cuerpo de Ejército también empezó a adquirir barcazas para transportar el agua recogida en las partes no salinizadas del río a las instalaciones de tratamiento de aguas afectadas.

Murphy percibe esta crisis del agua como parte de un relato más amplio sobre la sequía y la disponibilidad de agua potable en un mundo que se calienta progresivamente.

"El caudal del río ya no es capaz de combatir la cuña de agua salada. En un día normal, es lo suficientemente fuerte como para mantener a raya el agua salada, pero acabamos de ver un volumen reducido de agua que llega tan al sur río abajo", agregó Murphy.

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