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7.000 trabajadores automotrices de Chicago y Lansing se unen a la huelga

Shawn Fain, presidente del sindicato, anunció la escalada de la huelga en un vídeo dirigido a los trabajadores de la industria automovilística

trabajadores automotrices
Shawn Fain, presidente del sindicato, anunció la escalada de la huelga en un vídeo dirigido a los trabajadores de la industria automovilística. | Fotos: EFE/EPA/ETIENNE LAURENT.

7.000 trabajadores automotrices de la planta de Ford en Chicago y una fábrica de ensamblaje de General Motors cerca de Lansing, en Michigan, se unieron este viernes a la huelga que el sindicato United Auto Workers (UAW) comenzó hace dos semanas.

Shawn Fain, presidente del sindicato, anunció la escalada de la huelga en un vídeo dirigido a los trabajadores de la industria automovilística. Expresó su decepción por el estancamiento de las negociaciones, destacando la falta de avances sustanciales tanto por parte de Ford como de GM.

Sin embargo, aclaró que Stellantis, otra de las principales empresas de la industria automovilística, no estaba incluida en esta ronda de huelgas.

En la planta de GM de Lansing, conocida por fabricar populares SUV crossover como el Chevrolet Traverse y el Buick Enclave, se han producido importantes interrupciones. Del mismo modo, el efecto dominó de la huelga ha provocado una ralentización en la planta de Ford en Chicago, conocida por fabricar los SUV Ford Explorer y Lincoln Aviator.

A pesar de la situación, Fain mantiene la esperanza de una solución. Alabó los avances logrados con Stellantis, que aceptó aumentos salariales por el coste de la vida y el derecho de huelga por el cierre de la planta momentos antes de su emisión.

"Aún tengo muchas esperanzas de que podamos llegar a un acuerdo que refleje los increíbles sacrificios y contribuciones que nuestros miembros han hecho durante la última década", expresó.

Acusaciones a los trabajadores automotrices

Gerald Johnson, jefe de fabricación de la empresa, acusó al sindicato de incitar a nuevas huelgas para conseguir publicidad en lugar de progresos tangibles.

Afirmó que GM esperaba pacientemente una contraoferta a su propuesta del 21 de septiembre, y reiteró la disposición de GM a negociar de buena fe un acuerdo beneficioso para ambas partes.

"Seguimos listos y dispuestos a negociar de buena fe para llegar a un acuerdo que los beneficie y no permita que los fabricantes no sindicalizados ganen", escribió Johnson.

La UAW se mantiene firme en su demanda de ofertas contractuales sustancialmente mejores y ha amenazado con intensificar su campaña contra los tres fabricantes de automóviles de Detroit. Las demandas salariales del sindicato son más del doble de las últimas ofertas conocidas de las empresas.

Además, también se negocian cláusulas como el aumento del coste de la vida, el restablecimiento de las pensiones de prestación definida para los nuevos empleados y el fin de los niveles salariales dentro del sindicato.

Repercusión

A medida que el efecto dominó de la huelga sigue ampliándose, las posibles implicaciones sobre los precios de los vehículos son una preocupación importante.

Los fabricantes de automóviles han expresado en repetidas ocasiones su voluntad de ofrecer aumentos salariales, pero temen que un contrato demasiado generoso pueda inflar los precios de los vehículos, afectando así a su competitividad frente a las plantas estadounidenses no sindicadas dirigidas por fabricantes de automóviles extranjeros.

Dan Ives, analista de Wedbush, declaró a AP News que el actual punto muerto indica que ambas partes se están preparando para una lucha prolongada. Advirtió que las ofertas propuestas podrían aumentar significativamente los costes de los vehículos eléctricos, lo que podría poner en peligro las futuras estrategias comerciales de los fabricantes de automóviles.

La estrategia exclusiva de Fain de dirigirse a instalaciones concretas y amenazar con intensificar la huelga si las empresas no mejoran sus ofertas es un nuevo planteamiento introducido este año.

Esta táctica permite a la UAW preservar su fondo de huelga, que era de 825 millones de dólares antes de la protesta. Sin embargo, una huelga generalizada en la que participasen todos los trabajadores del sector podría agotar este fondo en menos de tres meses, sin tener en cuenta los costes sanitarios.

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