El tejido político de Eslovaquia está a punto de transformarse tras las elecciones parlamentarias, en las que el partido populista SMER de Robert Fico se alzó con la victoria con el 22,9% de los votos este fin de semana.
Los resultados preliminares indican que este partido pro-Kremlin superó las predicciones, agitando potencialmente la unidad de la OTAN y la UE en relación con la crisis de Ucrania.
Fico, que ocupó el cargo de primer ministro en dos ocasiones, está ahora en condiciones de recuperar el liderazgo. Sin embargo, para formar gobierno, deberá buscar socios de coalición, ya que su partido no consiguió una cuota de votos suficiente para gobernar de forma independiente.
Tras su triunfo electoral, Fico reveló su plan de iniciar conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania. Su afirmación de que "más muertes no van a ayudar a nadie" subraya su compromiso con una solución pacífica.
Sin embargo, tales negociaciones podrían no ser bien recibidas en Ucrania, ya que exigirían la cesión de territorio a Rusia, una propuesta que Kiev considera inaceptable.
El partido Hlas, una facción de izquierda moderada dirigida por un antiguo miembro del SMER y creada como una rama del partido tras disputas internas, obtuvo el 14,7% de los votos.
En tercer lugar, Hlas podría desempeñar un papel decisivo en las próximas negociaciones de coalición. Con siete partidos que superan el umbral del 5% para entrar en el Parlamento, se prevé que estas conversaciones sean intrincadas y prolongadas, e impliquen a varios actores clave.
A pesar de no obtener una victoria aplastante, los resultados de SMER superaron las expectativas, ya que los sondeos preelectorales apuntaban a una reñida pugna entre SMER y el partido Eslovaquia Progresista (PS), que obtuvo el 17,9% de los votos.
La victoria del partido prorruso en Eslovaquia
La victoria de Fico supone un cambio preocupante en la actitud de Eslovaquia hacia Ucrania. Ya que prometió poner fin de inmediato a la ayuda militar eslovaca a Ucrania y obstaculizar las ambiciones ucranianas en la OTAN, lo que podría dar al traste con el apoyo que Eslovaquia viene prestando desde hace tiempo a Ucrania.
El líder del PS, Michal Šimečka, expresó su aprensión por los resultados electorales, refiriéndose a ellos como "malas noticias para el país". Aseguró que su partido haría "todo lo posible" para impedir que Fico tomara el poder, insinuando posibles estrategias políticas para bloquear el camino de Fico hacia la formación de gobierno.
Por el contrario, el líder de Hlas, Peter Pellegrini, se mostró satisfecho con la actuación de su partido, afirmando que formar un "gobierno de coalición normal y que funcione" sería prácticamente imposible sin la participación de Hlas. La postura de Pellegrini sobre Ucrania siguió siendo vaga durante la campaña electoral, dejando margen para especulaciones sobre la futura dirección de Hlas.
Las repercusiones de un gobierno dirigido por SMER podrían ser significativas para la región, teniendo en cuenta la pertenencia de Eslovaquia a la OTAN y a la UE. Con Fico, el apoyo de Eslovaquia a Ucrania podría disminuir, reflejando la afirmación del político de que "los nazis y fascistas ucranianos" provocaron la invasión del presidente ruso, una narrativa que Vladimir Putin empleó para defender sus acciones.
La victoria de Fico también sugiere una posible alianza con el primer ministro húngaro, Victor Orban, contra la UE, lo que añade complejidad a las relaciones internacionales de Eslovaquia. En medio de estos cambios políticos, la visión del partido liberal PS para Eslovaquia -un fuerte respaldo a Kiev y lazos firmes con Occidente- se enfrenta a un camino difícil.