El Premio Nobel de Medicina fue concedido este lunes a dos investigadores pioneros, cuya labor innovadora en el desarrollo de vacunas de ARNm ha sido decisiva en la batalla mundial contra el COVID-19.
Katalin Karikó, profesora húngara de la Universidad de Sagan, y Drew Weissman, de la Universidad de Pensilvania, recibieron el prestigioso galardón por su investigación transformadora, que ha revolucionado nuestra comprensión de la interacción del ARNm con el sistema inmunitario.
"Los galardonados contribuyeron a un ritmo sin precedentes de desarrollo de vacunas durante una de las mayores amenazas a la salud humana en los tiempos modernos", expresó el panel del Premio Nobel de Medicina.
Al recibir la noticia con sorpresa y alegría, Karikó destacó que las vacunas de ARNm se estaban estudiando para otras enfermedades, como el Zika, la gripe y la rabia, incluso antes del brote de COVID-19.
“Ya había ensayos clínicos antes del COVID, pero la gente no estaba al tanto”, comentó.
Sin embargo, la acuciante necesidad generada por la pandemia lanzó esta técnica vanguardista a la palestra.
Un estudio digno del Premio Nobel de Medicina
A diferencia de los métodos tradicionales de producción de vacunas, que requieren el cultivo y purificación de virus, la tecnología del ARNm aprovecha un minúsculo fragmento de código genético para incitar al organismo a generar proteínas.
De este modo, el organismo se transforma en una miniunidad de producción de vacunas, lo que supone un cambio revolucionario en las prácticas de inmunización.
Los profesionales sanitarios, entre ellos Paul Hunter de la Universidad de East Anglia, elogiaron las vacunas de ARNm como un avance monumental, atribuyendo la desaceleración de la pandemia y la preservación de millones de vidas a esta tecnología revolucionaria.
“Si no hubiera sido por la tecnología de ARNm, la COVID habría sido mucho peor. Las vacunas en general fueron el punto de inflexión para frenar la COVID y las vacunas de ARNm fueron mucho mejores que todas las demás”, señaló Hunter.
El impacto de estas vacunas
Karikó desempeñó un papel crucial en BioNTech, asociándose con Pfizer para producir una de las primeras vacunas COVID-19. Actualmente es asesora externa de BioNTech y se convirtió en la decimotercera mujer galardonada con el Premio Nobel de Medicina.
Weissman desempeña una doble función como profesora y directora del Penn Institute for RNA Innovations de la Universidad de Pensilvania.
Bharat Pankhania, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Exeter, opinó a AP News que la viabilidad de la producción a gran escala de vacunas de ARNm, debido a sus componentes primarios originados en laboratorio, es una ventaja significativa.
Prevé que la tecnología se adapte a otras enfermedades como el ébola, la malaria y el dengue, y potencialmente a la elaboración de vacunas contra ciertos tipos de cáncer o enfermedades autoinmunes como el lupus.
"Es una tecnología mucho más específica que la que estaba disponible anteriormente y podría revolucionar la forma en que manejamos no sólo los brotes, sino también las enfermedades no transmisibles", explicó Pankhania.
El año pasado, el Premio Nobel de Fisiología o Medicina se concedió al científico sueco Svante Paabo por arrojar luz sobre la susceptibilidad de nuestro sistema inmunitario a la COVID-19 grave, a través de su trabajo sobre la evolución humana.
Los galardonados de este año recogerán sus premios en las ceremonias que se celebrarán el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, el inventor sueco que dio origen a estos premios. Los premiados recibirán una recompensa en metálico de 11 millones de coronas suecas, alrededor de 1 millón de dólares.
Los emocionantes anuncios de los Nobel continuarán a lo largo de la semana, alcanzando su clímax con el premio de economía el 9 de octubre.