Cuando era niña, Bea Gallardo-Lacourt dice que solía mirar el cielo nocturno infinito en su país natal, Chile. En algunas partes, la altitud y el aire seco hacen que la atmósfera sea tan clara que se pueden ver innumerables estrellas. Gallardo-Lacourt afirma que es tan ideal que la mitad de los telescopios principales del mundo y la infraestructura astronómica se encuentran allí.
Entonces, de alguna manera, el estudio del espacio es parte de su herencia.
"Inicialmente, quería ser astrónoma. Pero parecía tan lejano, todo lo que se observaba, que quería estudiar algo que tuviera más impacto en la sociedad. Y para mí, la física espacial cumple exactamente eso", dice.
Hoy en día, Gallardo-Lacourt puede tener un cubículo y un escritorio en su oficina, pero a diferencia de la mayoría de las personas, su trabajo está literalmente fuera de este mundo. Es investigadora en el Goddard Space Flight Center de la NASA en Greenbelt, Maryland. Allí, estudia fenómenos como la aurora boreal, también conocida como las luces del norte en nuestro hemisferio.

No sorprende que la pregunta que más le hacen sea cuándo y dónde ver la aurora (por cierto, recomienda ir a Alaska en febrero o marzo). Pero Gallardo-Lacourt sabe mucho más que el mejor lugar para ver esas luces verdes danzantes. Su investigación se centra en las interacciones entre el campo magnético de la Tierra y el viento solar, conocido como clima espacial.
"Esto es realmente, realmente importante para todos los aspectos de la vida. No puedo imaginar algo que no se verá afectado ahora si no entendemos lo que está sucediendo alrededor de la Tierra", dice.
Aunque ella también vigila cosas como las tormentas geomagnéticas (que también pueden afectar a naves espaciales, satélites y causar cortes de energía en la Tierra), Gallardo-Lacourt asevera que tanto la belleza del espacio como su impacto aquí, la inspira. Durante generaciones, dice, la aurora ha desempeñado un papel en algunas culturas nativas, y es similar en lo que hoy son los países latinoamericanos.
"El cielo era el mismo para ellos, ¿verdad? Te dirá cuándo sembrar el grano. Y para mí, esa conexión con la naturaleza nos hace una cultura aún más interesante. No solo nos miramos entre nosotros, también miramos lo que nos rodea".
"Creo que Chile es solo un ejemplo. América Latina es hermosa. La cantidad de naturaleza y el contacto con la naturaleza que tienen las culturas es muy única", continúa.
Gallardo-Lacourt está lejos de ser la única latina que trabaja en Goddard, que es uno de los complejos más grandes de la NASA, con aproximadamente 1 mil 200 acres y 10 mil trabajadores cualquier día. Es donde se realiza gran parte de la comunicación y las pruebas para tecnologías como el Telescopio Espacial James Webb y el próximo Telescopio Espacial Nancy Grace Roman.
También es donde algunos científicos de la NASA estudian los efectos del cambio climático en la biología de los océanos de la Tierra, lo que puede parecer improbable dado la icónica reputación de la agencia en todo lo relacionado con el espacio. Pero si le preguntas al Dr. Carlos E. Del Castillo, te dirá que es exactamente lo contrario, y definitivamente algo sabe sobre el agua.

Nacido en Puerto Rico, Del Castillo cuenta que aprendió a caminar en la playa e incluso tuvo un pequeño bote de vela antes de tener un automóvil. Su "tío abuelo favorito" fue capitán de la marina mercante y su primera cita con la mujer con la que luego se casaría fue para rescatar un barco que él había dejado en los manglares para protegerlo de un huracán.
Es un ávido pescador que lleva un reloj de buceador para saber la hora y, si entras en su oficina, encontrarás sus paredes llenas de fotos de su hija navegando en botes o él mismo sosteniendo lo que llama un "bagre grande y feo" que atrapó en el río Mississippi antes de liberarlo de inmediato. Y, por supuesto, el protector de pantalla de su computadora es azul con agua.
"También me gusta la ciencia. Entonces, combinas el interés científico con mi amor por el océano, entonces fue inevitable, creo. ¿Qué elección tenía?", bromea Del Castillo. "Así que me convertí en oceanógrafo".
Como jefe del Laboratorio de Ecología Oceánica, dice que la Tierra se asemeja mucho a un organismo grande. De la misma manera que los humanos tienen piel, pulmones y un corazón, dice que nuestro planeta tiene la atmósfera, la criósfera y la tierra sólida, que interactúan entre sí.
"Para realmente ver cómo funciona el planeta, tenemos que mirar todo al mismo tiempo. Y el mejor lugar para hacerlo es desde la perspectiva muy ventajosa del espacio", dice Del Castillo.
Aunque Del Castillo y otros han estado utilizando satélites para observar el color del océano durante décadas, pronto se lanzará un nuevo satélite que podrá ver todo el espectro del arco iris. Se llama el satélite Plankton, Aerosol, Cloud, ocean Ecosystem (PACE), y la NASA planea lanzarlo en mayo de 2024. Utilizando las mediciones tomadas del color global del océano, el satélite proporcionará datos ampliados sobre nubes y aerosoles. Esa información, dice Del Castillo, puede ayudar a los científicos a comprender mejor los efectos del cambio climático.
"Así que ese es un ejemplo de las cosas que queremos explorar. Y podremos explorar mucho mejor con la misión PACE. Y, como suele suceder, obtenemos mucho, mucho más de nuestros satélites de lo que originalmente esperábamos", continúa.
Del Castillo dice que es un privilegio poder hacer el trabajo que hace en la NASA, a la que llama la agencia principal de investigación y desarrollo del planeta. Y está contento de no solo representar su herencia de Puerto Rico, sino también de poner de su parte, para hacer del mundo un lugar mejor para su hija y las futuras generaciones.
"Estoy muy orgulloso de representar a mi gente, a mis compatriotas borincanos", dice Del Castillo.
Noelia González, escritora científica sénior de la NASA y editora de su sitio web en español, Ciencia, dice que ese tipo de representación vale la pena compartirla con el mundo. Produce y presenta el primer podcast en español de la NASA, Universo curioso de la NASA, que recientemente comenzó una temporada de cinco episodios que se centra en algunas de las principales misiones de la agencia.

"Lo que más me gusta es hablar con estas personas", dice González. "Estos científicos e ingenieros que tienen un acento que reconozco".
Como alguien que nació en Uruguay, González enfatiza que es importante destacar que muchos latinos están haciendo contribuciones cruciales al trabajo de la agencia como científicos, ingenieros, astronautas y mucho más.
Una historia de la que está particularmente orgullosa de compartir es la de Frank Rubio, un astronauta que acaba de batir el récord al pasar 371 días en la Estación Espacial Internacional. González entrevistó a Rubio, quien tiene raíces de El Salvador, antes de que regresara a la Tierra el 27 de septiembre. Dice que pudo hablar con él en español y que fue emocionante conocer sus experiencias en el espacio.
"Todavía no puedo creer que eso haya sucedido", dice.
Si bien no encontrarás el popular programa de astronautas del Johnson Space Center de Houston, hay innumerables acontecimientos en Goddard que mantienen en funcionamiento a la NASA.
"Aquí tenemos una cita muy famosa. 'El latido del corazón del astronauta pasa por Goddard de la NASA primero'", dice Rosa Avalos-Warren, quien supervisa el vuelo espacial humano para el nuevo programa de la NASA a la Luna: Artemis.
El año pasado, estuvo en consola para proporcionar servicios de comunicación y navegación a equipos de todo el país durante la primera misión, un vuelo de prueba a la órbita lunar antes de regresar a la Tierra. Y Avalos-Warren afirma que eso es solo el comienzo.
"Artemis II también abrirá el camino para Artemis III, que es una misión que llevará a la primera mujer y a la primera persona de color a la Luna", relata.

Eso es un gran logro para Avalos-Warren, quien nació en Perú y siempre tuvo interés en las matemáticas y la ciencia. Cuando era más joven, presenció la tragedia del transbordador espacial Columbia y la pérdida de sus siete astronautas en 2003. Eso cambió su trayectoria y llegó a ser la primera de su familia en recibir un título universitario.
"Eso me inspiró a trabajar para la NASA y a prevenir un accidente [de] una magnitud similar en el futuro", dice Avalos-Warren.
Al igual que muchos de sus colegas, asegura que es un honor trabajar en la NASA. Fuera de las misiones, Avalos-Warren dedica parte de su tiempo a dar presentaciones sobre su trabajo a jóvenes latinos de todo el mundo. Y dice que, con suerte, las futuras generaciones pueden inspirarse para dar el próximo salto gigante.
"Si llegué tan lejos, mi expectativa es que ellos lleguen más lejos", concluye.
Esta nota fue publicada originalmente en inglés en DCist.com. Traducción al español realizada por El Tiempo Latino.
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