Trabajadores afiliados al sindicato United Auto Workers (UAW) intensificaron su huelga contra los "Tres Grandes" fabricantes de automóviles de Detroit: General Motors, Ford y Stellantis.
Este miércoles el sindicato paralizó las operaciones en la mayor fábrica de Ford en Louisville, Kentucky, con un éxodo masivo de 8.700 miembros, afectando a la producción de los productos de alta demanda de la empresa.
El presidente del sindicato, Shawn Fain, insinuó una posible maniobra similar contra Stellantis, añadiendo suspenso al conflicto laboral de la industria automovilística.
"Esperemos que las conversaciones en Stellantis hoy sean más productivas que las de Ford ayer", escribió Fain en X, anteriormente Twitter, sin decir qué podría pasar.
La planta de Kentucky, parte fundamental de las operaciones de Ford, genera unos ingresos anuales de 25.000 millones de dólares con la fabricación de camionetas pesadas de la serie F y grandes todoterrenos Ford y Lincoln.
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Las consecuencias de la huelga de trabajadores de Ford
Fain aclaró que la paciencia del sindicato con Ford está disminuyendo, expresando su descontento por la lentitud de las negociaciones contractuales, a pesar de cuatro semanas de huelgas.
Ford calificó la ampliación de la huelga del sindicato de "gravemente irresponsable", argumentando que ponía en peligro otra docena de instalaciones y plantas de suministro de piezas que emplean a más de 100.000 personas.
Ford declaró que había presentado al sindicato sólidas propuestas salariales y de beneficios, contrarrestando la narrativa del sindicato.
Las fuentes indican que una reunión en la sede de Ford en Dearborn, Michigan, concluyó abruptamente cuando se informó a Fain de que había poco margen para mejorar la oferta de la empresa. UAW tomó represalias provocando el cierre de la planta de camiones de Kentucky.
Según Marick Masters, profesor de negocios de la Wayne State University, la escalada sindical contra Ford pretende aumentar la presión sobre la empresa. Sin embargo, observa que los fabricantes de automóviles han hecho concesiones y han mejorado sus ofertas salariales.
Estrategia de la UAW
La estrategia de la UAW parece concentrarse en ejercer presión sobre un número selecto de plantas de cada empresa, en lugar de instigar a la huelga simultánea a los 146.000 miembros de la UAW en los fabricantes de automóviles.
La atención sigue centrada en la sindicalización de las plantas de baterías, un tema muy debatido en las negociaciones, a medida que la industria automovilística se orienta hacia los vehículos eléctricos.
Desde el inicio de la huelga, los tres fabricantes de Detroit despidieron a unos 4.800 trabajadores en fábricas no afectadas directamente por las huelgas de la UAW.
Las empresas atribuyen estos despidos a las huelgas, pero la UAW lo refuta, presentando los despidos como una táctica de presión empleada por las empresas para aceptar condiciones menos favorables en las negociaciones.
A medida que se extiende la huelga, se prevén más despidos en las plantas que no están protestando, y la reducción de puestos de trabajo se convierte en una realidad inminente a la que los fabricantes de automóviles podrían tener que enfrentarse debido a las pérdidas relacionadas con la huelga.
Mientras tanto, los trabajadores en huelga reciben una paga semanal de 500 dólares del fondo de huelga del sindicato.