Sólo el 7% de los adultos estadounidenses y apenas el 2% de los niños han recurrido a estas vacunas actualizadas de COVID-19, un mes después de que las autoridades federales aprobaran su uso. Los expertos han calificado estas tasas de "alarmantemente bajas".
Los datos, revelados el jueves durante una reunión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), se basan en una encuesta nacional realizada hace dos semanas, que abarcó a miles de residentes en Estados Unidos.
Los resultados de la encuesta subrayaban además que aproximadamente el 40% de los adultos mostraban apatía hacia la administración de la vacuna, declarando que podrían abstenerse o rechazar definitivamente la inyección. Un porcentaje similar de padres expresó las mismas dudas respecto a la vacunación de sus hijos.
En un esfuerzo por emular el programa anual de vacunación antigripal, las autoridades sanitarias revitalizaron la campaña nacional de vacunación COVID-19 el verano pasado.
Aprobaron vacunas actualizadas dirigidas a una sola variante, un vástago del omicron conocido como XBB.1.5. Estas vacunas sustituyeron a las anteriores, formuladas para combatir la cepa original del coronavirus y una variante omicrónica anterior.
El mes pasado, los CDC recomendaron estas nuevas vacunas para todas las personas a partir de los seis meses de edad.
Los datos de los CDC sobre el suministro de las vacunas COVID-19 actualizadas
Durante los últimos dos años y medio, se ha animado insistentemente a los estadounidenses a vacunarse con distintas versiones de las vacunas.
Este esfuerzo continuo de vacunación se ha traducido este año en una disminución del número de muertes y hospitalizaciones por COVID-19, que ha descendido a niveles inferiores a los registrados en los tres años anteriores.
No obstante, a pesar de la reducción general de casos, en los primeros meses de la pandemia se registró una mayor incidencia de casos. Las autoridades sanitarias informaron actualmente de unas 18.000 hospitalizaciones y 1.200 muertes por semana.
Camille Kotton, de la Facultad de Medicina de Harvard, que asistió a la reunión, tachó las tasas de vacunación de "alarmantemente bajas".
Sugirió que la confusión de los pacientes podría ser un factor contribuyente, haciendo hincapié en la necesidad de campañas de educación pública más sólidas.
Del mismo modo, David Kimberlin, de la Universidad de Alabama en Birmingham, expresó su preocupación, afirmando que las directrices de vacunación no están siendo suficientemente reconocidas.