Bajo la superficie helada de nuestro planeta, una amenaza oculta conocida como "Factor X" podría estar a punto de surgir. A medida que la temperatura de la Tierra sigue subiendo, la comunidad científica se alarma cada vez más ante la posible liberación de enfermedades letales procedentes del deshielo del permafrost, latente durante siglos o incluso milenios. Esta preocupación se ve intensificada por los conflictos geopolíticos en curso y la creciente actividad minera en las regiones polares.
¿Qué es el "Permafrost"?
El término "permafrost" designa cualquier parte de la corteza terrestre que ha permanecido congelada durante un mínimo de dos años. Sin embargo, ciertas regiones siberianas muestran una intimidante historia de haber permanecido congeladas durante más de 650.000 años. Este suelo helado sirve como reservorio de vida, ocultando cientos de miles de especies microbianas latentes dentro de meros gramos de suelo congelado. Sin embargo, la naturaleza de estos microbios sigue siendo en gran medida elusiva.
Birgitta Evengård, catedrática de enfermedades infecciosas de la Universidad de Umeå (Suecia), afirma que el permafrost sigue siendo un territorio en gran medida inexplorado. En un estudio pionero realizado en 2014, investigadores franceses y rusos lograron revivir un pandoravirus de 30.000 años de antigüedad del permafrost siberiano. Aunque este antiguo virus no supone ningún riesgo para los humanos, establece un precedente desconcertante. Como declaró Jean-Michel Claverie, que dirigió el estudio: "Si los virus de las amebas pueden sobrevivir tanto tiempo en el permafrost, esto sugiere fuertemente que los que infectan a animales y humanos podrían seguir siendo infecciosos en las mismas condiciones."

El deshielo del permafrost podría no sólo revivir antiguos virus, sino también otras formas de vida microscópicas. Kimberley Miner, climatóloga del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y profesora del Instituto del Cambio Climático, destacó que estas entidades, conocidas como extremófilas, pueden soportar condiciones extremas de temperatura.
¿Qué podría esconderse bajo la superficie helada?
Claverie identificó amenazas potenciales en el "Factor X" tales como la viruela, el ántrax contaminado con esporas, la tularemia y la encefalitis transmitida por garrapatas. Sin embargo, lo que se esconde a mayor profundidad en el permafrost podría ser aún más ominoso. Evengård insinuó la existencia de antiguos virus y bacterias anteriores a los humanos modernos. Estos patógenos prehistóricos podrían carecer de cura o vacuna conocida, y nuestros sistemas inmunitarios podrían no estar equipados para combatirlos.
La inquietante realidad de estas amenazas potenciales se ve aún más amplificada por el calentamiento acelerado del Ártico en los últimos 50 años. Este deshielo no sólo corre el riesgo de liberar patógenos ancestrales, sino que también plantea peligros medioambientales como el mercurio, los residuos nucleares, los pesticidas y los metales pesados procedentes de las actividades mineras.
La extracción apresurada de metales valiosos de las regiones polares en proceso de deshielo podría desatar involuntariamente el Factor X. "Si un minero enferma y es transportado a Moscú sin precauciones, puede propagarse", advirtió Evengård, haciendo referencia a la propagación mundial del SARS.
A medida que se derrite el permafrost, que cubre un tercio de la superficie terrestre, es poco probable que su contenido quede confinado en el Ártico. Esto requiere un conocimiento más profundo del Ártico y esfuerzos urgentes para frenar el cambio climático.
Lamentablemente, la investigación sobre el permafrost, especialmente en Siberia, se ha visto obstaculizada por las tensiones geopolíticas. Evengård subrayó la necesidad de un enfoque global de la salud pública para anticiparse a las enfermedades infecciosas y protegerse contra ellas, e instó a los líderes políticos a actuar.
En conclusión, como señaló Evengård, la forma más eficaz de disminuir estas amenazas inminentes es frenar el cambio climático. Al adentrarnos en estos territorios inexplorados, debemos proceder con cautela, pues los secretos que guardan las heladas profundidades del permafrost podrían ser mucho más alarmantes de lo que podemos comprender.
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