La crisis del cambio climático, innegablemente uno de los retos más críticos de nuestro tiempo, está marcando de forma constante sus efectos en las poblaciones de aves, especialmente dentro de los hábitats protegidos. Una investigación dirigida por científicos de la Universidad de Helsinki ofrece una visión reveladora de cómo el calentamiento global está remodelando la demografía de las especies de aves en estas reservas.
El estudio, que se extendió a lo largo de dos décadas, de 1997 a 2019, se llevó a cabo en Canadá, una zona en la que los picos de temperatura han establecido nuevos récords, especialmente en los últimos veranos. Los investigadores descubrieron que, independientemente de si las aves criaban en entornos protegidos o fuera de ellos, las especies de las zonas meridionales más cálidas prosperan más rápidamente que sus homólogas septentrionales.
Contrariamente a su finalidad prevista de salvaguardar la vida salvaje, las zonas protegidas están experimentando un cambio notable en sus habitantes alados. Las aves que suelen habitar en estos refugios se parecen cada vez más a las de los entornos no protegidos. Este cambio indica una tendencia potencialmente preocupante para las especies de aves aclimatadas a los climas más fríos del norte.
Tomemos, por ejemplo, el arnoldo ártico, una especie de ave que se reproduce en Canadá, Escandinavia y Siberia. Esta especie podría sufrir graves consecuencias debido a estas variaciones climáticas. El estudio sugiere que estos hábitats protegidos podrían ser la última línea de defensa entre el arnoldo ártico y su posible declive o incluso extinción.

Por el contrario, las especies de las regiones meridionales más cálidas están sacando provecho de este cambio climático. Están extendiendo gradualmente sus territorios hacia el norte en respuesta al calentamiento del clima. El cardenal norteño, una vista familiar en los patios traseros norteamericanos, parece florecer independientemente de la protección del hábitat. Se espera una tendencia similar entre las aves europeas adaptables como el chochín.

Sin embargo, no todas las especies de aves se benefician de este cambio climático. Se espera que las especies más raras y especializadas, independientemente de sus hábitats en el hemisferio norte, tengan que luchar contra la creciente crisis del cambio climático.
En conclusión, este estudio pone de relieve la innegable influencia del cambio climático en nuestros ecosistemas, incluidos los que consideramos protegidos. Constituye un poderoso recordatorio de la necesidad inmediata de estrategias integrales y eficaces para contrarrestar la actual crisis del cambio climático y sus efectos en cadena sobre la biodiversidad.
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