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El innovador tratamiento rápido que restablece el olfato en pacientes con Parosmia post-COVID

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Engin_Akyurt / Pixabay

Los investigadores encontraron un tratamiento que parece ser la solución a la Parosmia post-COVID. La ciencia está en la cúspide de un avance potencial en la lucha contra un síntoma persistente de la COVID-19: la pérdida del olfato. Han utilizado de forma creativa un procedimiento mínimamente invasivo y guiado por imagen que se muestra prometedor en el tratamiento de esta afección.

La COVID-19 ha dejado a varios de sus supervivientes lidiando con la pérdida del olfato, un síntoma que puede persistir durante meses o incluso años tras la infección. Aunque la mayoría de los pacientes recuperan este sentido con el tiempo, una minoría significativa sigue lidiando con este síntoma incapacitante.

El profesor Adam Zoga, autor principal del estudio, iluminó el creciente reconocimiento de la Parosmia post-COVID, señalando que los pacientes pueden incluso desarrollar aversión por alimentos y bebidas que antes disfrutaban. Admitió que la Parosmia, normalmente es una rareza relacionada con lesiones cerebrales, síndromes víricos y tumores específicos, presentaba un reto debido a las dudas iniciales sobre la eficacia del procedimiento.

Tratamiento innovador restablece olfato en pacientes con Parosmia post-COVID

El tratamiento para la Parosmia post-COVID consiste en inyectar un anestésico directamente en el ganglio estrellado, una sección del cuello. Esto activa el sistema nervioso autónomo, un logro que se consigue precisamente mediante la guía por TAC. Cabe destacar la rapidez de este procedimiento, que requiere menos de 10 minutos y no requiere sedación. Su exitosa aplicación se extiende al tratamiento de diversas afecciones como las cefaleas en racimo, el dolor del miembro fantasma y la arritmia cardiaca, entre otras.

En el estudio participaron 54 pacientes, todos ellos remitidos por un otorrinolaringólogo tras haber padecido una parosmia persistente después del COVID durante al menos seis meses, sin obtener alivio con los tratamientos farmacéuticos y tópicos. Para combatir la inflamación nerviosa que se sospechaba instigada por el virus COVID, se añadió una pequeña dosis de corticosteroide a la anestesia.

La información de seguimiento de 37 pacientes indicó que 22 informaron de una mejoría de los síntomas una semana después de la inyección. De ellos, 18 informaron de una mejora progresiva sustancial en el plazo de un mes tras el procedimiento, sin complicaciones ni acontecimientos adversos.

El profesor Zoga compartió la edificante experiencia del paciente inicial, que mostró una respuesta positiva significativa casi al instante, que culminó con la resolución total de los síntomas en cuatro semanas. Expresó su sorpresa ante algunos de los resultados, como la resolución casi total de la fantosmia, una afección que conduce a la percepción de olores inexistentes, en algunos pacientes. Destacó que esta inyección resultó eficaz allí donde otros tratamientos se han quedado cortos, ofreciendo un rayo de esperanza a quienes padecen esta afección.

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