Mientras la capa de nieve de efecto lago se aferra al estado de New York este martes, las regiones del norte y del oeste se encuentran en medio de un paraíso invernal. En particular, ciudades como Búfalo, Rochester y Redfield, en el condado de Oswego, se han transformado en un lienzo de blanco por este fenómeno meteorológico conocido como nieve de efecto lago.
La nieve de efecto lago, implacable en su embestida, ha dejado a estas ciudades lidiando con un frío cortante y gruesos mantos de nieve. Este suceso, aunque no es extraño para los lugareños, nunca deja de infundir una sensación de asombro unida a la inquietud.
Buffalo, Rochester y Redfield, cada una con paisajes únicos y ricas historias, se encuentran unidas por este manto helado común. El peso de la nevada arroja un tranquilo silencio sobre estas ciudades, en un país de las maravillas invernales.
¿Qué es el efecto lago?
El efecto lago ocurre cuando el agua de los lagos está relativamente más cálida que el aire y llegan fuertes vientos a arrastrar esta humedad, generando fuertes chubascos de nieve. Por lo general, son nevadas intensas y lo que determina dónde ocurren es la dirección del viento.
Sin embargo, bajo esta la belleza, se hacen evidentes las implicaciones prácticas de esta nieve de efecto lago en la vida cotidiana. Los servicios municipales están a toda máquina para despejar las carreteras, las escuelas están reevaluando los horarios y los ciudadanos están ajustando sus rutinas para acomodarse a los caprichos del gélido frío de la Madre Naturaleza.
Mientras la nieve de efecto lago sigue descendiendo, las ciudades del norte y el oeste de Nueva York se mantienen firmes contra el frío, con su resistencia resonando en medio del silencio de la nevada. De hecho, esto personifica el espíritu indomable de Nueva York, un estado que se mantiene firme contra los caprichos del tiempo, llevando su manto de nieve con gracia y fortaleza.
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