La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) ha desvelado un audaz plan destinado a sustituir todas las tuberías de plomo del país en la próxima década.
Este compromiso es una respuesta contundente a la grave crisis de salud pública provocada por el envenenamiento por plomo en Flint, Michigan, una década antes. La crisis puso de manifiesto el estado crítico de las infraestructuras básicas de EE.UU.
El plan de la EPA es el más duro desde que se elaboró la normativa federal hace 30 años. Exige que los sistemas nacionales de suministro de agua sustituyan todas las tuberías de plomo que transportan agua potable a los hogares, escuelas y lugares de trabajo.
El alcance de esta misión de sustitución de tuberías de plomo es inmenso, ya que se prevé la sustitución de más de nueve millones de tuberías.
Objetivo mínimo
La agencia ha fijado un objetivo mínimo de sustitución anual del 10%, con el objetivo de lograr una revisión total en una década. Esto revisa significativamente una normativa de la era Trump, promulgada en 2021, que sólo obligaba a una sustitución anual del 3%, un descenso notable respecto al 7% original establecido en la norma sobre el uso del plomo y el cobre de 1991.
El objetivo final es reducir el contenido de plomo en el agua potable de 15 a 10 microgramos por litro. Esto implica que las empresas de suministro de agua estarán obligadas a alertar al público cuando las muestras de agua revelen un nivel igual o superior al nuevo máximo.
La Ley de Infraestructuras, aprobada en 2021, reserva 15.000 millones de dólares para esta renovación, aunque se prevé que el coste final sea de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares, un coste que deberán asumir las empresas de suministro de agua e, indirectamente, los consumidores.
Sustituir las tuberías de plomo supondrá "mejoras significativas para la salud pública". La nueva norma obligará a un número considerable de redes de suministro de agua a instituir medidas provisionales, como el control de la corrosión, aunque el objetivo final siga siendo la eliminación total de las tuberías de plomo.
Crisis de salud
La crisis de salud pública de Flint puso de manifiesto los efectos catastróficos del agua contaminada con plomo. El incidente afectó a una comunidad marginada, principalmente afroamericana, que antes dependía del agua de Detroit.
En una medida de ahorro, el gobernador republicano local optó en 2014 por abastecer a la ciudad con agua del río Flint, que era más corrosiva. Esto provocó la filtración de plomo de las tuberías de la ciudad al suministro de agua y, posteriormente, al torrente sanguíneo de los consumidores.
La contaminación por plomo no se limita a la América rural. En julio, un informe planteó su preocupación por el riesgo potencial de agua contaminada para uno de cada cinco neoyorquinos, a pesar de la prohibición de las tuberías de plomo en los cinco distritos de la ciudad hace más de 60 años.
El estudio informaba de que casi la mitad de los edificios de Manhattan y Brooklyn reciben agua a través de tuberías posiblemente infestadas de plomo.
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