El proyecto estrella del presidente populista, Andrés Manuel López-Obrador, ha sido criticado por dañar el ambiente y por tener costos elevados.
México inaugurará el viernes la primera parte de una línea del tren de $30 mil millones que ha sido el proyecto emblemático del presidente populista Andrés Manuel López Obrador, construido con limitada transparencia y dirigido por el ejército.
La línea Maya Train de 1.500 km es uno de los proyectos de infraestructura más grandes en marcha en las Américas y recorrerá en un bucle la península de Yucatán y estados vecinos.
El objetivo es impulsar el desarrollo económico en el sur más pobre de México conectando los centros turísticos de la playa de Cancún con otras áreas, pero ha sido criticado por falta de transparencia, causar daño ambiental y costos elevados.
El gasto total de más de 515 mil millones de pesos ($30 millardos) es más de tres veces el presupuesto inicial del proyecto.
El viernes se abrirá la primera parte de la ruta desde Campeche hasta Cancún, con boletos que cuestan 1.166 pesos para un viaje de 480 km que dura seis horas, un tiempo similar al viaje en automóvil.
"No se ha presentado ningún estudio que justifique gastar tanto dinero", dijo Jesús Carrillo, jefe de economía sostenible en el grupo de expertos mexicano IMCO. Dijo que el sur del país tiene necesidades de infraestructura mucho más urgentes que atraerían menos titulares. "Un tren es claramente más llamativo que una línea de transmisión... Claramente es otro esfuerzo por dejar un legado".
El tren es una piedra angular de la visión más amplia de López Obrador de priorizar el sur más pobre y reafirmar el papel del estado en la economía con una serie de mega proyectos.
El líder de izquierda sostiene que las políticas "neoliberales" bajo administraciones anteriores aumentaron la corrupción y la desigualdad.
"Durante todo el período neoliberal, todo el sureste fue abandonado", dijo López Obrador en octubre. "El tren ayudará a reactivar la economía, generar empleo y bienestar, y la gente podrá vivir de esto durante mucho tiempo".
Nombrado en honor al grupo indígena más grande de la región, el Tren Maya ha encontrado una resistencia significativa de grupos ambientalistas por la tala de al menos 3 millones de árboles y temores de que la línea contamine el agua en miles de cenotes, sumideros de piedra caliza.
"Lo único maya del tren es su nombre", dijo Pedro Uc, poeta y activista maya. "Es un disparo al corazón de la cultura maya peninsular".
José Urbina Bravo, otro activista, dijo: "No hay forma de defender este proyecto, no protege el medio ambiente, el medio ambiente es un obstáculo para ellos".
El presidente ha confiado en el ejército, una de las instituciones con mejor reputación en el país, para cumplir sus promesas políticas.
Una empresa estatal bajo control del ejército llamada Olmeca-Maya-Mexica dirigirá el tren, así como hoteles y parques nacionales, una aerolínea nacional y una docena de aeropuertos.
Los activistas han advertido que el poder económico y político otorgado al ejército podría generar corrupción y violaciones de derechos humanos.
Después de que el proyecto se encontrara con obstáculos legales que obligaron a múltiples paradas y cambios de ruta, López Obrador emitió un decreto presidencial para convertirlo en una prioridad de "seguridad nacional", lo que permite a la administración eludir los requisitos de transparencia.
El gobierno no ha publicado un análisis integral de costos y beneficios del proyecto.
"La cuestión de la transparencia es muy importante y muy preocupante porque... no podemos identificar si el dinero gastado realmente impactará o beneficiará a las personas", dijo Leslie Areli Badillo, investigadora del grupo de expertos en el Centro de Investigaciones Económicas y Presupuestarias.
López Obrador trabaja con un plazo ajustado. Está presionando para terminar varias líneas de tren, aeropuertos y una refinería de petróleo antes de la elección presidencial del país en junio, para mostrar que su partido ha cumplido con las promesas de impulsar el desarrollo económico.
Las encuestas muestran que su sucesora elegida, Claudia Sheinbaum, exalcaldesa de la Ciudad de México y ecologista, tiene una ventaja de más del 20 por ciento.
Los estados que albergan el proyecto más amplio han visto un aumento en la inversión pública, mientras que los contratistas están redoblando el paso para terminar el trabajo.
La construcción de los rieles fue dividida en secciones construidas por empresas mexicanas como Grupo Carso del multimillonario Carlos Slim, así como el grupo portugués Mota-Engil.
El fabricante de trenes francés Alstom y la canadiense Bombardier lideraron el consorcio que ganó un contrato de mil millones de dólares para proporcionar los vagones de pasajeros en su mayoría híbridos diésel-eléctricos que recorrerán la ruta. López Obrador dijo que todo el tren debería estar terminado para febrero.
Christine Murray - Financial Times.
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