La muerte de un menor de 5 años de edad, identificado como Juan Martínez, en un centro de acogida de Chicago generó un nuevo debate sobre el creciente número de urgencias médicas en el seno de la comunidad inmigrante de la ciudad.
La salud del niño se deterioró drásticamente dentro del refugio de Pilsen, lo que condujo a su hospitalización urgente y posterior fallecimiento el domingo 17 de diciembre.
Las autoridades de la ciudad descartaron la presencia de cualquier enfermedad contagiosa, pero la trágica muerte de Martínez y la hospitalización de otros cuatro niños del mismo albergue provocaron serias dudas sobre los protocolos sanitarios del centro, según un reporte de ABC 7 y New York Post el miércoles 20 de diciembre. El veredicto final sobre la causa de la muerte de Martinez está pendiente de una investigación oficial.
Falta de recursos
El albergue de Pilsen, que recibe a unas 2.300 personas, ha experimentado un aumento de las urgencias médicas. Las visitas regulares de ambulancias y las peticiones de ayuda de los residentes pidiendo artículos esenciales como mantas, ropa y pañales dibujan un panorama complejo sobre la situación sanitaria del centro y de la insuficiencia de recursos, según Annie Gomberg, del Equipo de Respuesta de la Comisaría de Policía de la ciudad.
Chicago ha sido testigo de una creciente afluencia de inmigrantes, con unas 26.000 personas solicitando asilo desde agosto de 2022.
Para acoger a estos recién llegados, la ciudad ha habilitado 27 refugios temporales. Sin embargo, el gasto de 140 millones de dólares de la ciudad en servicios para inmigrantes, combinado con el creciente descontento entre los residentes de Chicago, señala una situación que se precipita hacia la crisis.
Multas a empresas de transporte de inmigrantes
En respuesta a esta oleada, la ciudad ha impuesto multas a las empresas de transporte que traen inmigrantes de los estados del sur. Sin embargo, estos esfuerzos parecen insuficientes para frenar la creciente ola de la crisis migratoria, según el medio local.
La declaración oficial de la ciudad subrayó la presión a la que están sometidos los departamentos municipales, los voluntarios y los socios de ayuda mutua encargados de facilitar una transición difícil.
El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, expresó su preocupación por la salud de los migrantes, señalando que muchos "llegan mal". Su declaración se hace eco de los temores de los inmigrantes sobre la rápida propagación de enfermedades y la limitada disponibilidad de asistencia sanitaria en los albergues. Sin embargo, la ciudad cuestionó estas acusaciones y aseguró que los exámenes de salud pública y la atención en los albergues se proporcionan de forma sistemática.
En vista de estas circunstancias, el refugio de Pilsen recibirá analgésicos y antipiréticos, según informó la voluntaria Erika Villegas. Aún así, estas medidas parecen insuficientes para abordar los retos sanitarios más amplios a los que se enfrentan los albergues para inmigrantes de Chicago.
Te podría interesar leer:
Más de 20 millones de personas están bajo alerta por inundaciones en California