El espíritu de equipo puede sostener al líder de Ucrania en su lucha contra un enemigo despiadado.
Si Volodymyr Zelenskyy fuera un jefe de una empresa Fortune 500, sus accionistas presumiblemente esperarían que pasara sus vacaciones de fin de año leyendo libros sobre "liderazgo" en el arte de reagruparse, cambiar de rumbo o abrir un nuevo capítulo.
La última ola de ataques con misiles y drones rusos en ciudades de toda Ucrania corona un año difícil para su presidente. Está aprendiendo lo que los líderes carismáticos han tenido que absorber durante milenios: que está muy bien encarnar una causa, pero en tiempos difíciles todos se volverán en tu contra.
Por supuesto, está demasiado ocupado luchando en la guerra más industrializada de Europa desde 1945 como para tener tiempo de leer libros de gestión.
Pero, en el espíritu de consuelo, apoyo y orientación del año nuevo, si yo estuviera en su círculo íntimo, podría estar tentado de transmitirle perspectivas de tres líderes discretos que he conocido este año para darle ánimos en su guerra contra un enemigo despiadado.
Ejemplos de liderazgo para inspirar en 2024
El primer ejemplo es Siya Kolisi, el capitán del equipo sudafricano ganador de la Copa Mundial de Rugby. Su historia de vida encarna la perseverancia. Creció en la pobreza extrema y llegó a ser el primer líder negro de un equipo que, bajo el apartheid, simbolizaba el orgullo afrikáner.
Este octubre, desafió las probabilidades por segunda vez consecutiva para ganar el torneo de la Copa Mundial que se celebra cada cuatro años.
Su filosofía es simple: abandonar el ego. Kolisi nunca fue uno de los superestrellas del equipo ni el estratega definitivo.
"Si no sé algo, diré que no lo sé", me dijo. "El equipo es lo primero. Si alguien sabe más que yo, deben tomar el centro del escenario y hablar. Para un líder, muestra fortaleza saber lo que no sabes".
Todos los líderes de guerra tienen sus momentos en los que creen saber más que sus generales, y a veces es así.
Zelenskyy ciertamente ha tenido sus desacuerdos con sus comandantes, como quedó claro este otoño cuando un general de alto rango habló de un punto muerto, un término que Zelenskyy había prohibido casi por completo. Pero como diría Kolisi, cuando estás a la defensiva, puede ser importante dejar hablar a tus compañeros de equipo más experimentados.
Aunque de manera injusta, Zelenskyy tiene la reputación en Kiev de poseer una mentalidad autocrática. ¿Quizás podría compartir la responsabilidad y el protagonismo con sus ministros y otros líderes políticos ucranianos en el espíritu de la unidad nacional? Esto también enviaría el mensaje a sus aliados, y a sus votantes, de que el gobierno de Ucrania es algo más que un hombre dinámico. Como me dijo un sudafricano sobre Kolisi, "no intentó ser el jefe, gobernar por decreto".
En Moldavia también hay líderes
Una segunda fuente de potencial tranquilidad está más cerca de casa: Maia Sandu, presidenta de Moldavia.
El pequeño vecino de Ucrania también ha estado durante mucho tiempo a la sombra de Rusia y también sueña con unirse a la UE. La rutina de Sandu es seguir luchando contra la corrupción en los tribunales y en la cultura política, un problema que también afecta a Ucrania.
El arrojo y el espectáculo de las actuaciones públicas de Zelenskyy fueron electrizantes y esenciales en 2022. Pero en el segundo invierno de una guerra a gran escala, ¿será necesario tener una rutina menos llamativa pero firme al estilo Sandu? Hay algo notable en el estilo obstinado y basado en datos de esta exfuncionaria del Banco Mundial.
El liderazgo no es solo acerca del éxito. También se trata de persistencia.
Sandu acepta que algunas cosas están fuera de su control, pero cree que tienes que seguir intentando hacer lo correcto. Eso seguramente se aplica a Ucrania.
La defensa ayudará, pero frustrantemente para Kiev, el asunto vital de asegurar la financiación de EE.UU. y la UE está fuera de sus manos. Por ahora, los ucranianos tienen que agachar la cabeza y construir una economía de guerra.
¿Y qué pasa con Indonesia?
El ejemplo C es otro jefe de estado compañero, cuya capital está a unos 9.500 km al este de Kiev. La cultura política de Indonesia tiene similitudes con la de Ucrania. Es una democracia emergente con una élite no siempre conocida por la transparencia de sus tratos. El presidente del país, Joko Widodo, ha convertido en un arte mantener bajas las expectativas.
Su rutina es decir lo que va a hacer, luego hacerlo, y luego hablar sobre cómo lo ha hecho. Así fue como comercializó un vasto programa de construcción de puentes.
Ahora, está aplicando el mismo enfoque para trasladar su capital, aunque aquí, por una vez, puede haber excedido en cuanto a la gestión de expectativas.
¿Un Zelenskyy desgastado?
No fue culpa de Zelenskyy, pero la contraofensiva ucraniana de este verano se impregnó de tanta emoción que cuando se desvaneció, la decepción fue aún más aguda.
Es común lamentar la falta de liderazgo en el mundo. Sí, en Europa occidental, más allá de Emmanuel Macron de Francia, hay pocos pensadores estratégicos. Pero es simplista imaginar que el mundo estaba mucho mejor liderado en el pasado. Siempre ha habido oportunistas, rezagados y aquellos que se mueven como veleta de viento.
El próximo año será difícil, pero no debemos desesperar de la capacidad de la humanidad para enfrentar un desafío, y ciertamente no debemos desesperar de la de Kiev. Y si Kolisi tiene razón en que el liderazgo se trata de espíritu de equipo, es difícil ver a Vladimir Putin de Rusia emergiendo victorioso.
Artículo escrito por Alec Russell.
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