La campaña del presidente Joe Biden busca aprovechar el impulso de su discurso sobre el estado de la Unión con una ofensiva de viajes diseñada para captar la atención de los votantes sobre su próximo enfrentamiento con Donald Trump.
Biden planea visitar cinco estados clave para las elecciones de 2024 durante la próxima semana, comenzando con un viaje a su Estado natal, Pensilvania, el viernes y una escala el sábado en Georgia, un bastión republicano tradicional que ganó por estrecho margen en 2020. Su campaña también lanzará un esfuerzo de medios pagados de 30 millones de dólares durante seis semanas y contratará nuevo personal y voluntarios en los estados clave.
"Este es el momento clave", dijo la presidenta de la campaña de Biden, Jennifer O'Malley Dillon, a los periodistas el viernes, agregando que el equipo del presidente está presentando una "opción clara" para los votantes en noviembre y haciendo "el trabajo que necesitamos hacer para facilitarles su decisión".
El nuevo impulso señala que las elecciones generales están comenzando en serio, después de que Trump prácticamente asegurara la nominación presidencial republicana con una casi barrida de las primarias del Supermartes que sacó de la carrera a su última rival, Nikki Haley.
Las encuestas muestran que Biden va por detrás de Trump tanto a nivel nacional como en los estados pendulares. Los demócratas han instado a la campaña del presidente a aumentar las presentaciones públicas de Biden para contrarrestar las profundas preocupaciones de los votantes sobre su edad y dibujar un contraste con Trump.
Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, la primera dama Jill Biden y el segundo caballero Doug Emhoff visitarán todos los estados clave en el próximo mes, dijo la campaña. El presidente la próxima semana hará visitas a New Hampshire, Michigan y Wisconsin, mientras que Harris comenzará a viajar el viernes a Arizona y Nevada en viajes diseñados para atraer a los votantes latinos.
Wisconsin y Michigan y Pensilvania, componen parte del llamado "Muro Azul" de estados que los candidatos presidenciales demócratas deben ganar. Trump lo perforó en 2016, ganando los tres en su derrota de Hillary Clinton, mientras que Biden los recuperó todos en 2020.
Trump también estará en Georgia el sábado, aunque en una zona diferente a la de Biden. Es la segunda vez en dos semanas que los oponentes se presentarán en el mismo estado. El presidente y su predecesor hablaron en la frontera de EEUU y México la semana pasada sobre inmigración, un tema definitorio en las elecciones de noviembre.
La campaña publicitaria de Biden colocará anuncios que contrastan con Trump en estados cruciales en canales de televisión, como Comedy Central y ESPN, así como en medios de comunicación propiedad de negros e hispanos, dijo la campaña. La operación del presidente también tiene como objetivo abrir 100 nuevas oficinas y contratar al menos a 350 nuevos miembros del personal en estados clave.
El esfuerzo subraya la creencia del equipo de Biden de que una campaña de campo será crucial para movilizar suficientes votantes para ganar en noviembre. Biden llevó a cabo su carrera de 2020 contra Trump principalmente con eventos virtuales durante la pandemia de Covid-19. La campaña del presidente ya ha contratado a más de 100 miembros del personal en los estados clave, mientras aumenta el reclutamiento de voluntarios para tener conversaciones cara a cara y en línea con los votantes.
La campaña de Biden ha restado importancia a las encuestas que muestran al presidente por detrás, diciendo que muchos estadounidenses aún no han comenzado a prestar atención a las elecciones. Ven como algo crucial para ganar en noviembre el atraer a votantes desafectados que han estado desconectados.
Esta semana, el presidente hizo un llamado directo a los miembros de la coalición anti-Trump de Haley, compuesta por republicanos tradicionales, independientes y algunos demócratas, diciendo en un comunicado después de su salida que "hay un lugar para ellos en mi campaña".
La mayor ventaja de Biden sobre Trump es posiblemente su cofre de campaña de 700 millones de dólares, entre su campaña y grupos aliados. Eso hace parecer enana la recaudación del expresidente, la cual se ha visto disminuida porque su equipo ha tenido dificultad para atraer a grandes donantes y ha gastado millones en su defensa legal en cuatro procesos penales separados.
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