Isaías Guerrero y Diana Fula nunca olvidarán la fecha del eclipse solar que asombró a millones de personas en Estados Unidos, México y Canadá, el lunes 8 de abril. Ese día la pareja colombiana selló su amor bajo la sombra del fenómeno celestial, en Washington, DC.
No lo habían planeado de esa manera, pero coincidieron con el histórico evento mundial. Hace un mes la pareja colombiana solicitó la licencia de matrimonio en la corte del Distrito de Columbia y una oficial agendó la fecha para el 8 de abril a las 3 pm, justo a la hora que en Washington DC se vería el fenómeno en su plenitud.
Aunque el Distrito, Maryland y Virginia no estaban en la trayectoria del eclipse solar total, la luna bloqueó el 87 por ciento del sol alrededor de las 3:20 de la tarde, un hecho que se observó solo con gafas especiales de protección.
“Nos casamos y luego nos pusimos los lentes para ver el eclipse”, comentó sonriente Isaías Guerrero.
Para el activista colombiano, ese día también significó el principio de un fin a su vida eclipsada por la falta de una reforma migratoria. Pese a que ha pasado más de la mitad de su vida en este país, vive bajo la amenaza de que la protección temporal que lo ampara sea eliminada.
La paradoja del eclipse: pareja colombiana dará fin a vidas ensombrecidas
Guerrero es uno de los más de los 540.000 ‘dreamers’ (soñadores) amparados por la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), un programa del gobierno de Estados Unidos que suspende temporalmente la deportación de aquellos que fueron traídos cuando eran niños y se quedaron indocumentados, otorgándoles además la autorización de trabajo.
Los solicitantes deben renovar el beneficio cada dos años. “He tenido DACA por casi 12 años, pero siempre estamos en el limbo. Hay temor de que si gana Trump, lo puede eliminar”, expresó.
Durante la administración anterior, el expresidente Donald Trump eliminó el programa, pero los tribunales retaron la acción y por ahora continúa pero solo para quienes renueven la solicitud.

Eclipse, boda e inmigración
Por más de 20 años, Guerrero ha vivido un eclipse en su vida al no poder contar con un estatus legal migratorio permanente y viviendo con la sombra de la deportación en su familia.
“Mi padre emigró a Estados Unidos primero y nueve meses después, en el año 2000 mi madre y yo vendimos todo en Colombia y viajamos para mudarnos acá. Nos instalamos en Indiana”,
En ese entonces, sus padres estaban trabajando y Guerrero estudiando, cuando ocurrió la tragedia del 11 de Septiembre y se endurecieron las leyes contra los inmigrantes.
“Después del 9-11 les quitaron las licencias de conducir a mis padres y otras personas en mi comunidad aumentando las cifras de deportaciones”, narró Guerrero. “Viví en carne propia lo que viven muchos indocumentados”.
Por su parte, Diana Fula emigró desde Colombia a Estados Unidos en 2002 con su familia, escapando de las amenazas y atentados contra sus vidas. “No teníamos intención de venir aquí, pero fuimos víctimas del conflicto armado y nos vimos obligados a un desplazamiento forzado como muchos inmigrantes se ven en esa encrucijada de dejar su país”, expresó al preferir no dar más detalles.
La familia de Fula solicitó el asilo político y se lo otorgaron. Ella se naturalizó ciudadana.
El eclipse les recuerda que en un futuro la pareja se quitará la sombra migratoria de encima, pero continuarán alzando voces por un cambio en las leyes.
Ambos son activistas que abogan por la reforma migratoria y por la justicia y bienestar de los inmigrantes. A la vez que lideran la campaña Colombia fuera de Colombia que busca el alivio migratorio de sus compatriotas indocumentados en Estados Unidos.
Espectáculo celestial

El lunes, mientras que los novios estaban dándose el “sí” en un salón del tribunal de DC, rodeados de un pequeño grupo de amigos, miles de personas se concentraban en la explanada de Washington, a unas cuadras de la corte, para echar un vistazo al eclipse solar que ocurre una vez en una generación.
El eclipse total cruzó 15 estados, pero en el resto del país se podía ver de forma parcial, como ocurrió en DC, Maryland y Virginia.
Para poder divisar el fenómeno, las personas debían usar las gafas especiales diseñadas para observar al sol directamente sin que la vista tuviera molestias ni daño.
El Museo del Aire y Espacio organizó un festival desde el mediodía en la explanada de Washington, o el National Mall, que comprende la zona llana entre el Capitolio y el Obelisco de Washington. La multitud vivió una fiesta cuando el eclipse solar alcanzó su máximo sobre D.C., y solo un delgado brillo en forma de luna creciente del sol era visible a través de las gafas de eclipse. La gente estalló en aplausos.
“Es muy emocionante. Estamos viviendo un hecho histórico que no podíamos perdérnoslo”, expresó el peruano Carlos Zúñiga, quien es amigo de los recién casados.
Zúniga acudió al festival con su esposa e hijos, instalándose con sillas de playa, trípodes y cámaras.
La meteoróloga Amelia Drapear, del equipo de tormentas de NBC Washington, observó que la temperatura había bajado al menos 5 grados durante el eclipse.
La esposa de Zúñiga notó el cambió. “Se sintió frío como si fuera de noche, pero después regresamos al calor”, expresó.
Unas pocas nubes en el cielo no impidieron que D.C. disfrutara del espectáculo.
Durante el eclipse, la luna proyecta su sombra sobre partes de América del Norte al interponerse entre la Tierra y el sol, dijo Gina Difracción, subdirectora de heliofísica del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
El eclipse se vio en el área de D.C. desde las 2 p.m. hasta las 4:30 p.m. El máximo del fenómeno ocurrió alrededor de las 3:20 p.m., pero el momento exacto dependía de la ubicación.
Tras la vista del eclipse, Zúñiga y su familia se unieron al grupo de la boda para festejarlos en un restaurante.
Reforma migratoria antes del próximo Eclipse
Guerrero como 11 millones de indocumentados y sus familias viven gran frustración por la falta de compromiso de los legisladores y gobiernos para resolver el tema migratorio. Desde que el activista llegó a Estados Unidos siendo un adolescente, se ha lanzado a las calles, Congreso y realizado acciones a favor de un cambio en las leyes migratorias, que cada vez se hacen más distantes.
“Hay una gran frustración y duele mucho ver por ejemplo que mis padres aún no pueden regresar a mi país para estar con su familia, enterrar a sus muertos”, dijo.

En 2010, Guerrero y varios miembros de grupos proinmigrantes impulsaron el movimiento de ayuno por los inmigrantes. “Yo estuve 22 días sin comer en busca de llamar la atención para que aprueben una reforma migratoria”.
El país ha estado cerca de aprobar cambios migratorios, estancándose en el último proceso, como en 2010 cuando falló la aprobación del Acta del Sueño (Dream Act) que hubiera permitido a jóvenes indocumentados que llegaron siendo niños, obtener su residencia permanente.
También en 2013, el Congreso estuvo a punto de marcar un hito con el Grupo de los Ocho, cuatro senadores republicanos y cuatro demócratas que se unieron para plantear un plan migratorio. Pero éste fracasó.
Ahora, en este año electoral no hay esperanza de aprobar ninguna legislación.|
El próximo Eclipse Solar que cruzará por Estados Unidos será en 20 años, tal vez para ese entonces ya se habrá contado con una reforma migratoria.
Aunque no se ha logrado un alivio migratorio, esta pareja demuestra cómo en la lucha por los derechos humanos los caminos también confluyen. Guerrero y Fula se conocieron en 2019 trabajando en una actividad y forjan su compromiso con la comunidad, en una promesa de amor.