El mascotismo, la práctica de tener animales salvajes como mascotas, presenta graves amenazas tanto para los propios animales como para los aspectos más amplios de la biodiversidad y la salud pública.
Esta tendencia consiste en que los individuos mantengan especies salvajes en sus casas o en cautividad, tratándolas como mascotas domésticas.
Aunque los perros y los gatos son compañeros domésticos a lo largo de la historia, la incorporación de animales exóticos como loros, serpientes y tigres a los entornos domésticos marca un cambio preocupante.
¿Cuál es la diferencia entre una especie doméstica y una exótica?
Las especies domésticas dependen del apoyo humano para su supervivencia, mientras que las mascotas exóticas como los canarios y los hámsters suelen traerse del extranjero, lo que provoca desequilibrios ecológicos.
Las especies salvajes, por el contrario, son naturalmente independientes de los humanos. Estos animales, a menudo deseados por sus características únicas, se enfrentan a un tráfico ilegal desenfrenado, que reduce drásticamente sus poblaciones salvajes.
Las consecuencias del mascotismo sobre estos animales salvajes son nefastas. La mayoría capturados de sus entornos naturales no sobreviven a la transición a entornos comercializados, y cerca del 90% mueren debido a las duras condiciones del cautiverio.
El estrés y las enfermedades que padecen les conducen a menudo a la muerte, lo que plantea importantes retos a los esfuerzos de conservación.
Otras consecuencias del mascotismo
Además, está identificado como la tercera causa de pérdida de biodiversidad mundial, disminuyendo la diversidad genética de las poblaciones naturales y amenazando la supervivencia de numerosas especies.
También aumentan los riesgos para la salud pública, ya que estos animales pueden ser portadores de enfermedades y parásitos. El equilibrio ecológico se rompe aún más, ya que los animales salvajes son parte integrante de sus ecosistemas.
Además, el comercio ilegal de animales salvajes, impulsado por la demanda de mascotas exóticas, sigue prosperando, lo que aumenta los riesgos para las especies amenazadas.
Liberar a un animal en condiciones de mascotismo plantea numerosos obstáculos. A menudo, estos animales necesitan una rehabilitación exhaustiva para volver a adquirir las habilidades de supervivencia perdidas en cautividad, un proceso tan intrincado como costoso.
Reintroducirlos en la naturaleza de forma inadecuada, sin los cuidados veterinarios adecuados o fuera de sus regiones nativas, podría causar daños ecológicos adicionales al introducir potencialmente especies invasoras que compiten con la fauna autóctona.