La escalada en el conflicto Medio Oriente, cuyo último capítulo fue el ataque de Irán, con más de 300 drones y misiles a Israel durante el fin de semana pasado, dejó abierta la posibilidad de una escalada mayor del conflicto. Sumado a la respuesta de Israel de este viernes, la tensión aumenta en la región a medida que se desatan efectos que aún son impredecibles.
Uno de esos posibles impactos se podría notar inevitablemente en la economía, especialmente en Estados Unidos, donde se vive con incertidumbre en medio de un año electoral con resultados inciertos y con una inflación que no cede lo que se esperaba.
Apenas concluyó el ataque del país islámico contra Israel, las miradas se centraron en la apertura de los mercados el lunes y la cotización del petróleo. Pese a la revulsión del conflicto en Medio Oriente, la reacción en las bolsas del mundo fue mucho mejor a la esperada y el crudo no se disparó como muchos especularon.
Cómo reaccionó el mercado al ataque de Irán a Israel
La explicación a este comportamiento fue más política que económica. El hecho de que el ataque de los drones haya sido anunciado por el propio gobierno de Irán y que sus daños contra la población y en téminos materiales fueron prácticamente nulos, menguaron una posible reacción brusca del mercado.
No fue el único motivo. Si bien casi la totalidad de los países centrales de la comunidad internacional condenaron a Irán y apoyaron a Israel, también le pidieron al gobierno de Benjamin Netanyahu que contuviera una posible respuesta militar. Un pedido que al parecer no será escuchado.
Sin embargo, la posibilidad de que la situación se agrave entre ambos países, sumado a la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás, aumenta la incertidumbre en la economía global, pero, en especial, en la de EEUU, que es un de los principales aliados de Israel.
¿Puede una posible guerra afectar la economía de EEUU?
Para entender cómo puede impactar el conflicto entre Israel e Irán en la economía, El Tiempo Latino consultó con dos economistas: Alejandro Grisanti, director de la consultora Ecoanalítica, y Carlos Guaman, experto en finanzas y director de la financiera El Triunfo, con sede en California.
Si bien destacaron la gravedad del conflicto bélico y sus posibles impactos, cada uno planteó escenarios distintos.
Estados Unidos ya no es el mismo
Grisanti, por un lado, destacó que los efectos en la economía estadounidense no se hicieron notar básicamente porque el ataque fue menor al esperado y porque a diferencia de la década de 1970, en esta oportunidad Estados Unidos no es un país que dependa exclusivamente del petróleo de Medio Oriente.
“Estados Unidos es independiente o ya prácticamente independiente desde el punto de vista energético petrolero. Prácticamente produce lo que consume o está muy cerca de hacerlo”, aseguró el economista, quien recordó que entre el 50% y el 60% del petróleo que consumía EEUU era importado para 1970.
“Acá se produce un importante cambio de paradigma. Es importante entender que el principal exportador de petróleo es Arabia Saudita, pero también que el principal productor de petróleo es Estados Unidos. A la hora de de fijar precios internacionales, por supuesto que el principal exportador de petróleo es fundamental, pero también el principal productor”, explicó.
En ese sentido, Grisanti no descartó que la posibilidad de una escalada del conflicto bélico en Medio Oriente termine impactando en el precio.
“Los mercados funcionan así. No importa quién lo produce y quién lo demande. Al final, si tienes menos producción y la misma demanda, por supuesto que ese es el problema con el petróleo, que es una demanda muy inelástica, que independiente del precio la gente tiene que moverse a sus trabajos y lo va seguir demandando”.
Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica.
Por eso aclaró que, en el ámbito de la energía, se van a mantener precios que son muy volátiles, tanto en el mercado interno de los Estados Unidos como en el mercado externo.
“Esa volatilidad, más todos los temas de cambio climático, va a seguir impulsando para cambiar la matriz energética por fuera de los patrones de carbono (petróleo) hacia energías renovables”, anticipó.
El conflicto entre Israel e Irán genera incertidumbre
Guaman definió la actual situación con una palabra: incertidumbre. La gravedad imparable del conflicto hace que explicar los efectos en la economía. Y en esa misma dirección también se refirió al tema de la cotización del crudo, quizá el comoditie más relevante en la economía.
“Va a ser un poco peor si las cosas se intensifican más, porque ahora está tranquila la situación en cierto grado, pero es un juego de ajedrez. Mientras más movimientos hay, comienza a subir la tensión y el petróleo sigue subiendo. La bolsa de valores sube y después cuando dicen que no va a pasar nada, otra vez baja. Estamos en un punto de olla de presión que puede que explote o que baje”, dijo.
Guaman resaltó que la ansiedad por el contexto siempre genera que el mercado suba y baje constantemente, una situación que se vio justamente esta semana en los mercados de Wall Street, en donde los principales valores se dispararon en medio de las sesiones y cerraron en rojo.

¿Cómo afecta entonces el conflicto de Israel e Irán, si se agrava, en la economía real?
“Subiría el petróleo, sube la gasolina, sube la inflación, los intereses no los bajan, la Reserva Federal pensaría en subirlos de hecho y todos nos quedaríamos con un poco menos de de posibilidad de comprar cosas, carros, casas y el dinero no nos alcanzaría” resumió Guaman.
El experto en finanzas además indicó que en medio de un año electoral como el que se vive en Estados Unidos, una guerra hasta podría traer impacto en las elecciones, ya que al ver que el gobierno destina recursos a ese conflicto, es parte indirecta de la guerra.
“Eso afecta en el comportamiento del votante tanto en las elecciones como en la economía”, dijo.
Los efectos del conflicto hoy pueden ser moderados
Grisanti en tanto se mostró un poco más cauto. Dijo que por más que la volatilidad de los precios de la energía se vean afectados, lo máximo que puede hacer un ciudadano cualquiera es anticiparse y llenar su tanque de gasolina antes de que suba.
“Eso apenas dura unos cuatro o cinco días”, resaltó el economista. Además, recomendó que en este momento, lo mejor que se puede hacer es consumir energía más eficazmente en los hogares. No mucho más que eso.
Incluso, desde su óptica, los altibajos de los mercados financieros se explican más por las palabras del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, sobre si baja o no los tipos de interés, que por el conflicto entre Israel e Irán. “Al mercado le afecta más lo que dice Powell que la guerra”, dijo.
“Si bien el precio de la energía va a afectar inflación porque a mayor precio de la energía, más gasolina, este generalmente no te influencia en las tasa de interés. El Banco Central toma las decisiones de tasas de interés sobre lo que los economistas llamamos inflación subyacente o inflación núcleo, que lo que hace es tomar la inflación de los precios, la subida de los precios sin contar los efectos de precios volátiles como lo de los alimentos y la energía”, agregó.
El temor del mercado no es a Israel e Irán, es a lo que puede hacer la FED
La conclusión de Grisanti entonces que es “no es mucho lo que se puede tener como efecto la posibilidad de una guerra en el Medio Oriente que se pueda traducir en mayor inflación y por consiguiente en mayores tasas de interés”.
Sin embargo, aclaró que con un aumento de los precios de los combustibles, sí se vería afectada la inflación al consumidor y en el poder adquisitivo de la gente. “Pero al final cada vez es menos la proporción del ingreso que los consumidores gastan en energía. Yo diría que también es limitado el efecto”, añadió.
Grisanti señaló que en otras décadas los aumentos en la energía podrían llegar del 15% al 20% de los ingresos, aunque eso -dijo- se ha venido reduciendo a niveles de no más del 5% o 6% de los ingresos. “Ya los efectos no son como antes”.
¿Qué puede hacer el inversor ante la incertidumbre por el conflicto?
Guaman, experto en finanzas, lo primero que aconsejó fue mantener la calma y no hacer mayores movimientos.
“Hay que tener mucho cuidado. No compre ni venda sus acciones hasta que la situación esté un poco más tranquila, porque si usted se acelera a vender, va a perder o si se acelera a comprar va a perder. Entonces tranquilo que acuérdese que hay metas y son a largo plazo”, aconsejó.
“Mucha gente comienza a comprar y dice ‘aquí voy a ganar’ y otros comienzan a vender porque tiene miedo de que se va a venir la tercera Guerra Mundial y ahí pierden toda la plata. No es momento de especular”, concluyó.