Luego de años de retrasos y distintas pruebas, la nave espacial Starliner de Boeing se prepara para su primer lanzamiento con una misión tripulada.
Programada para un lanzamiento desde Florida, potencialmente tan pronto como el 6 de mayo, esta misión llevará a los astronautas de la NASA Suni Williams y Butch Wilmore a la Estación Espacial Internacional (ISS).
Mark Nappi, vicepresidente de Boeing y director del programa Starliner, compartió su orgullo por la determinación y el crecimiento del equipo a pesar de los diversos obstáculos en el desarrollo. "El diseño y el desarrollo son difíciles, sobre todo cuando se trata de un vehículo espacial humano", expresó.
Boeing como socio aeroespacial importante
Los responsables de la NASA y de Boeing dieron luz verde al lanzamiento, aunque Ken Bowersox, administrador asociado de la NASA para Operaciones Espaciales, dijo que la fecha del 6 de mayo es provisional. "Lanzaremos cuando estemos preparados", comentó.
Tras un lanzamiento con éxito, el Starliner se unirá al Crew Dragon de SpaceX en el transporte regular de astronautas a la ISS.
Esta colaboración forma parte del Programa de Tripulación Comercial de la NASA, que pretende utilizar tanto Boeing como SpaceX para mejorar el apoyo a las misiones.
Históricamente favorecida por la NASA, Boeing es un socio aeroespacial crucial desde mediados del siglo XX. Sin embargo, los desafíos recientes, incluido un fallo de software fundamental durante una prueba sin tripulación en 2019, impidió el acoplamiento a la ISS.
Mientras tanto, SpaceX completó con éxito 13 misiones orbitales tripuladas desde su vuelo de prueba Demo-2 de 2020, transportando no sólo astronautas de la NASA sino también pasajeros privados, lo que supone una importante incursión en los viajes espaciales comerciales.
Contratiempos en la carrera de Boeing por el lanzamiento de Starliner
En 2022, Boeing se enfrentó a retos adicionales durante otra prueba sin tripulación, identificando problemas con el sistema de paracaídas del Starliner y los materiales utilizados en su construcción.
Estos problemas llevaron a considerar un rediseño de ciertos componentes de la nave para evitar la corrosión, lo que podría retrasar nuevas misiones tripuladas hasta al menos 2025.
A pesar de estos contratiempos, los astronautas son optimistas sobre su próxima misión. "Queremos que el público en general piense que es fácil, pero no lo es: es muy duro", declaró Wilmore a su llegada al lugar de lanzamiento.
