Ante el descenso de la inflación en EEUU desde su punto máximo del 9.1% en junio de 2022 hasta el 3.5% actual, la confianza que expresa el presidente Joe Biden respecto a sus políticas de economía, conocidas como "Bidenomía", a menudo parece contradecir las luchas financieras diarias a las que se enfrentan los ciudadanos estadounidenses.
A pesar de la estabilización de las cifras, el coste de productos esenciales como los alimentos y el combustible sigue subiendo, lo que aumenta el descontento público e intensifica las críticas del adversario político Donald Trump.
Mientras se acercan las elecciones presidenciales del 5 de noviembre, el presidente Biden hace hincapié en los puntos fuertes de su programa económico, celebrando éxitos macroeconómicos.
Sin embargo, su giro positivo aún no se alinea plenamente con las experiencias financieras de los estadounidenses. La Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU informó de una adición de 175.000 nuevos puestos de trabajo en abril, aunque esta cifra está por debajo de la media mensual del año pasado de 224.000.
Ante las dudas, Biden destacó los logros de su administración. "Ahora vemos mi plan en acción, con más de 15 millones de empleos creados desde que asumí el cargo, con tasas récord de mujeres empleadas, los salarios creciendo por encima de los precios y el desempleo por debajo del 4% durante un récord de 27 meses seguidos", declaró Biden.
En el otro bando, Donald Trump critica la gestión económica de Biden. "Nuestra economía está muy mal", comentó Trump durante su juicio en Nueva York.
Estos comentarios subrayan un sentimiento dividido de los votantes, ya que una encuesta de Echelon Insights indica que el 48% de los votantes favorece la gestión económica de Trump frente a Biden, que recibió un índice de aprobación del 40%.
PIB y tasas de intereses en EEUU
Además, el Producto Interior Bruto (PIB) estadounidense creció sólo un 1.6% en el primer trimestre de este año, una desaceleración respecto al 3.5% del último trimestre del año anterior.
Esta desaceleración contribuye al descontento económico generalizado, tensado aún más por preocupaciones internacionales como el conflicto en Ucrania y los efectos de la pandemia en curso.
Estos retos plantean continuas pruebas al liderazgo de Biden, manteniendo la atención pública centrada en la inflación y en la política económica general.
Amplificando estos retos, la Reserva Federal (Fed) decidió mantener las tasas de intereses entre el 5.25% y el 5.5%, marcando la tasa más alta desde 2001.
Esta decisión, impulsada por las presiones inflacionistas sostenidas, pone de relieve las dificultades a las que se enfrenta la Fed para alcanzar su tasa objetivo del 2% de inflación.
Según una encuesta de YouGov, la inflación sigue siendo la principal preocupación de los votantes, por encima de cuestiones como la inmigración, la sanidad, el empleo y la crisis climática.
Aunque históricamente los presidentes estadounidenses tienden a ser reelegidos durante los periodos de crecimiento económico, las perspectivas de Biden podrían verse afectadas si el coste de la vida sigue lastrando a los estadounidenses.