Los argumentos finales comenzaron el lunes por la tarde en el juicio por armas del hijo del presidente Biden, Hunter, poco después de que los fiscales y abogados defensores concluyeran sus casos.
La fiscalía presentó pruebas de la adicción a la cocaína crack de Biden en los años previos y cercanos al momento en que compró un arma en octubre de 2018.
Los abogados de Biden argumentaron que los fiscales no ofrecieron pruebas de que su cliente estuviera drogado cuando compró el arma y firmó un formulario federal que acredite que no estaba usando sustancias ilegales o que consumió drogas durante los 11 días que el arma estuvo en su poder.
Entre los testigos de la defensa se encontraba su hija Naomi Biden. Los fiscales llamaron a un agente del FBI a regresar al estrado de los testigos el lunes para contrarrestar la descripción que Naomi Biden hizo de su padre como aparentemente limpio y saludable en octubre de 2018.
Sobre el juicio de armas de Hunter Biden
El fiscal Leo Wise comenzó su argumento final en el juicio de Hunter Biden instando al jurado a ignorar la atención de la primera familia y del público sobre el caso, y centrarse en las pruebas.
“Todo esto no es evidencia”, comentó Wise, agitando la mano ante la sala abarrotada, en la que se encontraba la primera dama Jill Biden. "Las personas sentadas en la galería no son pruebas", agregó.
Wise comentó que, aunque el jurado puede reconocer a algunas de las personas que han asistido al juicio, deben centrarse en el corazón del caso.
Para contrarrestar las afirmaciones de la hija de Hunter Biden de que parecía limpio y saludable a mediados de octubre de 2018, los fiscales llamaron a un agente del FBI al estrado de los testigos el lunes.
La agente especial Erika Jensen testificó que del 10 al 16 de octubre de ese año, Hunter Biden envió una serie de mensajes de texto sobre una reunión con alguien en un 7-Eleven en Wilmington, Delaware.
En sus memorias, Biden describió las tiendas 7-Eleven como un lugar donde se reunía con traficantes de drogas para comprar drogas.
Jensen describió la hora y el lugar en que el teléfono de Biden envió o recibió mensajes de texto. Los mensajes parecen similares a otros textos que Biden intercambió ese año en los que organizaba reuniones con narcotraficantes.
Ese es un período de tiempo crítico: Biden compró un revólver el 12 de octubre y lo poseyó hasta el 23 de octubre. Se le acusa de mentir acerca de ser un drogadicto cuando compró y poseía el arma, pero su equipo de defensa ha argumentado que era no consumir drogas en ese momento específico.