Shawn Fain, que dirigió el sindicato United Auto Workers (UAW) durante una importante huelga contra tres grandes fabricantes de automóviles estadounidenses el año pasado, se enfrenta ahora al escrutinio federal.
Esta investigación se produce en un momento crucial en el que el sindicato se esfuerza por organizar plantas automovilísticas no sindicadas en todo el país, lo que reaviva el recuerdo de los pasados escándalos de corrupción que asolaron al sindicato.
La supervisión federal, encabezada por Neil Barofsky, monitor designado por un tribunal y antiguo inspector general del TARP, se produce tras la ajustada victoria electoral de Fain.
Su victoria se debió en parte a su promesa de atajar la corrupción y dirigir el sindicato en una nueva dirección. Estas turbulencias proporcionan ahora munición a los opositores a la representación de la UAW, lo que repercute en los esfuerzos del sindicato por ganarse a los trabajadores de las plantas no sindicadas.
Los conflictos internos han complicado aún más la situación. Altos cargos del sindicato acusaron a Fain de mala conducta, y él correspondió con acusaciones similares.
Acusaciones hacia Shawn Fain
Fain acusó a Margaret Mock, secretaria Tesorera del sindicato, de mala conducta en relación con sus funciones financieras, y a Rich Boyer, vicepresidente de la UAW, de desatender sus responsabilidades en relación con la negociación colectiva con Stellantis.
Las acciones de Fain inquietaron a los partidarios del statu quo, pero él citó su compromiso con los afiliados como su fuerza motriz.
Mock y Boyer, antiguamente aliados de Fain durante las elecciones sindicales, han contraatacado, tachando sus decisiones de injustificadas y represalias.
Mock alegó que la acción de Fain era una represalia por su resistencia a ciertos gastos financieros que podrían haber beneficiado a su oficina. Boyer se hizo eco de sentimientos similares, acusando a Fain de tomar represalias por su negativa a incurrir en faltas financieras.
“Llevar a nuestro sindicato en una nueva dirección significa que a veces hay que cambiar las cosas, y eso molesta a algunas personas que quieren mantener el status quo, pero nuestros miembros esperan y merecen algo mejor que lo de siempre”, respondió Fain.
Subrayó su apertura a las investigaciones, confiando en que revelarían una dirección dedicada a la democracia y al servicio.
Esta confusión en curso reabre heridas de anteriores incidentes de corrupción sindical, en los que varios altos cargos del sindicato, incluidos dos expresidentes, acabaron en prisión.
Cambios en UAW
Para resolver estas acusaciones, la UAW aceptó un decreto de consentimiento en 2021, por el que se establecía la función de supervisión de Barofsky y se modificaban los procesos electorales del sindicato. Esta medida allanó el camino para el ascenso de Fain a la dirección.
Barofsky, en su informe, insinuó la resistencia del sindicato respecto a las investigaciones, aludiendo a "bloqueos" que dificultan la eficacia del monitor. Reveló que el sindicato ha tardado en proporcionar los documentos solicitados, comprometiendo la credibilidad de la investigación.
Bajo el liderazgo de Fain, la UAW orquestó una huelga de gran repercusión contra General Motors, Ford y Stellantis, que condujo a aumentos salariales récord para más de 140.000 afiliados.
Este momento crucial catapultó a Fain al centro de atención nacional, culminando con una invitación del presidente Joe Biden al discurso sobre el Estado de la Unión y una histórica muestra de apoyo en los piquetes.
A pesar de sus críticas iniciales tanto al expresidente Donald Trump como al presidente Biden, la postura de Fain evolucionó hacia un apoyo vocal a Biden, que desde entonces ha recibido el respaldo de la UAW.