El NIAID se enfrenta a una reacción violenta y a acusaciones de desinformación tras las revelaciones sobre los ensayos con animales.
En un acalorado intercambio reciente, la representante Marjorie Taylor Greene acusó al Dr. Anthony Fauci de realizar crueles pruebas con animales, presentando fotos de beagles supuestamente utilizados en experimentos financiados por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID). Estas afirmaciones tienen su origen en una investigación realizada en 2021 por el Proyecto de Residuos de Bata Blanca, que escudriñó la participación del NIAID en el marco de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Durante esta confrontación, Greene no se contuvo. "Deberíamos estar recomendando su procesamiento", declaró. "Deberíamos estar redactando una remisión penal porque usted debería ser procesado por crímenes contra la humanidad. Usted debe estar en la cárcel". Este feroz discurso desencadenó un examen más amplio de las supuestas pruebas con animales.
En este debate ha surgido el informe de White Coat Waste, que ha provocado el pánico en el seno de los NIH. Glenn Kessler, del Washington Post, trató de corroborar las acusaciones de Greene, pero encontró incoherencias en la postura de los NIH respecto a los experimentos con beagles jóvenes del Instituto Pasteur de Túnez.
En estas controvertidas pruebas, se sedó a beagles de entre seis y ocho meses de edad y se les expuso a los flebótomos tras privarles de alimento durante 24 horas. Estas pruebas con animales tenían como objetivo estudiar la leishmaniosis visceral zoonótica, una enfermedad que afecta tanto a perros como a humanos.
El frenesí mediático comenzó después de que ZeroHedge amplificara los hallazgos de White Coat Waste. Ante la creciente presión, el equipo de Fauci se apresuró a aclarar la fuente de financiación de estos experimentos con animales. El 24 de octubre de 2021, Fauci, preocupado por las protestas, se puso en contacto con sus colegas para identificar la subvención o el contrato pertinente. En cuestión de horas, un funcionario respondió señalando una posible subvención, mientras otro intentaba aclarar los protocolos éticos y de cuidados del estudio.
Abhay Satoskar, profesor de la Universidad Estatal de Ohio implicado en la investigación, insistió en que el NIAID había figurado por error como patrocinador. Se puso en contacto con Shaden Kamhawi, editor de la revista, solicitando una corrección. Los correos electrónicos revelan que Kamhawi, a pesar de que su empleo en el NIAID podía plantear un conflicto de intereses, trató de evitar que el artículo de ZeroHedge atrajera más atención no deseada.
Cabe destacar que las acciones posteriores de los NIH incluyeron la eliminación del controvertido estudio de su base de datos. Un correo electrónico de un empleado de los NIH subrayó la urgencia: "Necesitamos que eso también se corrija, lo antes posible, por favor". Aunque los periodistas se percataron de la ausencia del proyecto en la base de datos el 1 de noviembre, las discrepancias siguieron bajo escrutinio.
Las declaraciones oficiales de los NIH en 2021 afirmaban su participación en un estudio separado sobre la vacuna tunecina y negaban haber financiado el experimento con la mosca de la arena. Sin embargo, las comunicaciones internas sugerían la falta de una verificación independiente que respaldara tales afirmaciones, basándose únicamente en el testimonio del investigador principal.
Para agravar la controversia, documentos adicionales obtenidos por White Coat Waste describían los experimentos caninos bajo una luz sombría. En lugar de un "espacio abierto con restricciones", la solicitud de subvención mostraba a beagles enjaulados todas las noches, sometidos a picaduras de moscas de la arena. Esta representación contrastaba fuertemente con la de los NIH.
El Washington Post concluyó que los NIH trataron de gestionar la crisis de relaciones públicas respaldando una explicación no verificada y restando importancia a los posibles conflictos de intereses. En su lucha por mitigar las consecuencias, los funcionarios olvidaron reconocer que habían eliminado prematuramente el estudio de su base de datos.
"Es una estrategia tan burda que resulta difícil incluso calificarla de operación psicológica porque es muy fácil de desacreditar", observó el periodista de investigación Lee Woodhouse. El discurso sobre las acciones de los NIH pone de relieve la tensión entre la responsabilidad pública y la gestión interna de crisis dentro de esta prominente organización sanitaria.
A medida que calman los ánimos, la transparencia de los NIH y las implicaciones éticas de sus ensayos con animales siguen suscitando el escrutinio público y profesional.
Fuente Original: ZeroHedge