Las tensiones a lo largo de la frontera entre EEUU y México van en aumento, pero en este caso, no están impulsadas por la migración, sino por el agua.
Un tratado de 80 años de antigüedad obliga a ambas naciones a compartir las aguas de los ríos Colorado y Río Grande. Recientemente, la grave sequía y el calor extremo dificultaron la capacidad de México para cumplir con sus obligaciones.
Los agricultores tejanos, gravemente afectados por la falta de lluvias, se sienten cada vez más desilusionados por el retraso de México en el suministro de agua.
Tensiones entre México y EEUU por el agua
Esta crisis amenaza el futuro de la agricultura en el sur de Texas. Figuras políticas de Texas instan a la administración Biden a reconsiderar la ayuda a México hasta que se resuelva el conflicto.
Muchos esperan que las tormentas reabastezcan los ríos mexicanos afectados por la sequía, un enfoque que los expertos critican como corto de miras frente a los retos climáticos a largo plazo.
El conflicto subraya las complejidades de compartir unos recursos hídricos cada vez más escasos en medio del aumento del calor y la sequía.
Tratado histórico, desafíos modernos
El tratado para compartir el agua, establecido en 1944, obliga a México a entregar a EEUU 1.75 millones de acres-pies de agua del río Grande cada cinco años. A la inversa, EEUU debe proporcionar a México 1.5 millones de acres-pies anuales del río Colorado.
Este importante intercambio -aproximadamente 1.8 millones de litros de EEUU al año y 2.1 millones de litros de México cada cinco años- llegó a un punto crítico.
María Elena Giner, comisionada de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (IBWC, por sus siglas en inglés), señaló que México está atrasado, ya que sólo aportó agua para un año en el ciclo actual, que termina en octubre de 2025.
La extracción excesiva para las necesidades agrícolas y urbanas, unida a las sequías inducidas por el clima, redujo los caudales de los ríos, causando importantes problemas a ambos países.
Tensiones económicas y medioambientales
El Río Grande, que se extiende desde las Montañas Rocosas de Colorado hasta el Golfo de México, experimenta actualmente importantes periodos de sequía agravados por la disminución de las nevadas y el aumento de las temperaturas, señaló Alfonso Cortez Lara, del Colegio de la Frontera Norte.
Esta interacción de factores naturales y humanos hacen que partes del cauce del río en Texas estén secas todo el año.
Giner subrayó que el calendario de suministro de agua de México se adapta a esta variabilidad, utilizando un ciclo flexible de cinco años para gestionar los excedentes y la escasez periódicos.
Durante las prósperas primeras décadas posteriores al tratado, el reparto del agua se desarrolló sin problemas. Pero desde los años noventa, los cambios en la disponibilidad de agua aumentaron las tensiones políticas.
Creciente demanda de agua se enfrenta a las tensiones climáticas
El auge del desarrollo a lo largo del Río Grande, impulsado en parte por el TLCAN, aumentó significativamente la demanda de agua.
El rápido crecimiento agrícola e industrial de México sirvió a los mercados estadounidenses y canadienses, pero también pone a prueba los recursos hídricos.
El cambio climático sigue aumentando la frecuencia e intensidad de las olas de calor y las sequías. La investigadora Vianey Rueda, de la Universidad de Michigan, señaló que los acuerdos preexistentes se diseñaron para un clima estable, ahora desafiado por las condiciones modernas.
Llamamientos a la acción y a la equidad
Tanto el embalse de Falcón como el de Amistad -esenciales para las granjas y hogares tejanos- se desplomaron hasta niveles preocupantemente bajos, amenazando la agricultura.
Granjeros tejanos como Brian Jones, del condado de Hidalgo, lamentan la escasez de agua y temen por el futuro de las industrias citrícola y azucarera del estado.
Voces como la de Mónica De La Cruz, representante republicana, exigen duras sanciones, sugiriendo incluso detener la ayuda estadounidense a México hasta que se adhiera a los términos del tratado.
Sin embargo, la realidad climática también está alcanzando a México, con sequías que afectan a casi el 90% del país y amenazan a los principales centros urbanos.
Búsqueda de soluciones más allá del conflicto
Renegociar el tratado parece poco probable, pero las enmiendas mediante "minutas" o actualizaciones formales podrían abordar las necesidades inmediatas.
Giner se muestra esperanzado y aboga por herramientas de resistencia a la sequía y un uso más eficiente del agua.
A medida que el mundo se calienta, ambos países deben recalibrar su enfoque de los acuerdos de reparto del agua, centrándose en las afecciones mutuas y no en soluciones de suma cero.