La violencia sigue causando estragos en EEUU este año, con un alarmante balance de casi 8.000 muertos debido a diversos tiroteos e incidentes violentos con armas de fuego.
Hasta ahora, en el día número 176 del año se registraron al menos 234 tiroteos masivos en toda la región estadounidense.
El aumento de los tiroteos devastó a innumerables familias y captó la atención de funcionarios gubernamentales, grupos de defensa y ciudadanos por igual.
Las comunidades siguen lidiando con estos trágicos sucesos, lo que estimula una mayor demanda de medidas de control de armas.
La violencia armada y su prevención son temas debatidos desde hace mucho tiempo. Sin embargo, el gran número de víctimas mortales de este año añadió urgencia a estas discusiones.
7.923 vidas perdidas y 15.034 heridos representan un importante problema de seguridad pública que requiere una intervención inmediata y eficaz.
Desde centros comerciales, graduaciones y conjuntos residenciales, hasta un día normal en la calle son los escenarios en los que regiones en EEUU se mancharon de sangre gracias a los tiroteos masivos.
Cambio en políticas de posesión de armas
Cada día es más común para los estadounidenses oír de este tipo de incidentes, lo que despierta las alamas entres los residentes y las autoridades. Para estas fechas en 2023, se registraron más de 20.000 muertes por armas de fuego en EEUU, donde 136 de ellas fueron niños de 0 a 11 años.
Aunque se evidencia un descenso en la cantidad de victimas de este año y el pasado, los números siguen poniendo de relieve la necesidad de un cambio en las políticas posesión de armas.
Organizaciones y activistas abogan por el cambio. Hacen hincapié en la necesidad de una legislación integral, que incluya la comprobación de antecedentes, el apoyo a la salud mental y restricciones al acceso a las armas de fuego.
Estas medidas pretenden establecer un marco para reducir la frecuencia y el impacto de los tiroteos masivos, para así, salvar más vidas anualmente.