Skip to content

Ruby Corado adeuda más de $300 mil en salarios, arriendo e impuestos en El Salvador

La exdirectora de Casa Ruby en Washington DC, fundó una empresa bajo la que funcionaron dos bar-restaurantes en San Salvador, mientras aseguraba que trabajaba en su país para fundar un capítulo de la organización

Corado realizada fiestas y actividades en Luau, para luego postear en las redes sociales que eran parte del funcionamiento de Casa Ruby El Salvador. La institución nunca existió. / CORTESÍA

La historia de malversación de fondos, deudas y engaños de Casa Ruby trascendió las fronteras y se repite en El Salvador. Ruby Corado, exdirectora de la institución, también enfrenta distintas causas en las cortes salvadoreñas por incumplimiento de salarios, pago de arrendamiento e impuestos y estafa.

Mientras era investigada en Washington DC, Corado fundó en su país natal y junto a un socio Paradise S.A de C.V, una empresa de capital variable que funciona como una corporación estadounidense, en 2021 bajo la que operaron en zonas exclusivas de San Salvador los bar-restaurantes Luau Social Club y Paradise.

Ese mismo año, Corado anunció  una supuesta transición, que nunca existió en Casa Ruby, cuando se rumoraba sobre la investigación en su contra y justificaba sus constantes viajes a El Salvador, asegurando que estaba trabajando para fundar un capítulo de la organización  en el territorio salvadoreño.

Corado era la representante legal de Paradise S.A de C.V la empresa bajo la que funcionaba el Luau Social Club. Documento del registro de Paradise. / CORTESÍA

Documentos de viaje, a los que El Tiempo Latino tuvo acceso, confirman que Corado viajó al menos ocho veces a El Salvador en 2021.

Además,  documentos del Juzgado de lo Mercantil y de lo Laboral, y del Ministerio de Trabajo Salvadoreño, a los que también tuvo acceso este periódico, señalan que Corado despidió sin justificación, ni aviso y sin pagar sueldos e indemnizaciones a empleados de ambos establecimientos.

En 2021, Ruby Corado empezó a viajar a El Salvador con la idea de abrir un spa o un negocio de entretenimiento. Poco a poco construyó su red de colaboradores y socios a quienes había convencido de que ese negocio sería la sombrilla que convertiría a Casa Ruby Capítulo El Salvador, en una organización auto sostenible.

Para mediados de ese año registró, junto a un socio, Paradise S.A de C.V, siendo ella la representante legal. Bajo esta compañía surgió Luau Social Club, conocido también como Paradise Social Club y unos meses después, Safari. Según el trato entre la sociedad, Corado recibiría el 70% de las ganancias, mientras que el socio se quedaría con el 30% más un sueldo de $3 mil por ser el manager del lugar.

Corado publicó esta foto en mayo de 2022, felicitando a los supuestos empleados de Casa Ruby Capítulo El Salvador. Para quienes aparecen en la foto fue sorpresa ver la publicación porque la institución no existía. / CORTESÍA

El atractivo con el que Corado enganchó a sus colaboradores  fue el supuesto plan de expandir la organización que tanto éxito había tenido en Washington, hacia El Salvador y otros países de Centroamérica, con un porcentaje no establecido de ese 70% de las ganancias que recibiera del Luau Social Club.

“Nosotros le creímos que de verdad estaba haciendo un trabajo acá (en El Salvador) porque seguía recibiendo dinero de Casa Ruby. Pero en junio de ese año dijo que iba a renunciar, que ya no quería vivir allá, que estaba harta de vivir en Estados Unidos”, cuenta el ex socio, quien pidió no ser identificado.

Sin embargo, Casa Ruby El Salvador nunca existió, así como tampoco existieron intentos de crear la organización en ese país. Según el ex socio, Corado rentó una oficina, también en una zona exclusiva de la capital salvadoreña, para hacer creer a sus allegados y amigos que efectivamente Casa Ruby estaba echando raíces en el país.

Deudas, despilfarro y derroche de recursos

El ex socio de Corado confirma las sospechas de la Fiscalía de Washington DC.  Buena parte del dinero que Corado “transfería a cuentas personales” en El Salvador, de cuentas de Casa Ruby en Estados Unidos, sirvió para pagar deudas familiares, un contenedor en el que envió  utensilios para su negocio, viajes, cenas, reuniones con amigos, un carro, propiedades en la playa, patrocinios en el Pride Parade salvadoreño, gastos personales y servicios de santería y brujería.

Corado realizada fiestas y actividades en Luau, para luego postear en las redes sociales que eran parte del funcionamiento de Casa Ruby El Salvador. La institución nunca existió. / CORTESÍA

“Ella transfería el dinero a cuentas de ella (personales) del Banco Cuscatlán, el dinero de las farmacias y de Casa Ruby. Ruby transfirió mucho dinero a sus cuentas bancarias y todos creíamos que se lo habían autorizado. También nos decía que le habían prestado dinero para comprar un terreno en la playa de La Libertad”, afirma el ex socio, quien también asegura que una empleada de un banco en El Salvador, facilitaba el trámite para que Corado pudiera mover el dinero sin problemas. A cambio, recibía dinero y luego, fue contratada como empleada de confianza en Luau.

Tras perder acceso al dinero de Casa Ruby, cuando la Fiscalía de DC congeló las cuentas de la institución, Luau se convirtió en la nueva gallinita de los huevos de oro de Corado y la historia de malversación de fondos se repetía de nuevo.

Documentos de Paradise S.A de C. V,  muestran que Corado se asignó un salario de $7 mil más el porcentaje de las ganancias acordado y otros negocios o clientes que no reportaba en los libros contables, ni a la administración. Así mismo asignó sueldos inflados para familiares y para su esposo, que ni siquiera tenía permiso de trabajo en El Salvador.

Pese a que el negocio reportó ingresos de $1,500,000 para 2022 la quiebra era inminente, debido al despilfarro, al mal manejo de fondos y al derroche de recursos, tal y como sucedió en Casa Ruby. Corado llegaba a gastar hasta $20,000 en menos de una semana en fiestas y compañía de jóvenes.

Mientras tanto, Luau dejaba de cumplir con sus obligaciones financieras como el pago de salarios, de seguro médico e incluso a proveedores. Para inyectar capital y salir a flote el ex socio hizo un préstamo bancario de $70,000 que sirvieron -según aseguró- pagar las deudas, con la promesa de Corado de que pagaría una vez que fueran liberados los fondos de Casa Ruby. Esa promesa sigue sin cumplirse.

Luau servía también como fachada de la supuesta Casa Ruby El Salvador. Corado organizaba fiestas con strippers, drags y nudistas para luego postear fotografías con leyendas sobre el supuesto trabajo y acciones que realizaba la institución fantasma.

Huye de responsabilidades

Como también sucedió en Casa Ruby, cuando el  dinero empezó escasear y a faltar y con una demanda por incumplimiento de pago iniciada por los propietarios del local donde funcionaba Luau, Corado decidió regresar a Estados Unidos en marzo pasado.

“Cuando salió la noticia de que la estaban acusando entendimos el por qué de todo, por qué se había ido de Estados Unidos. La sociedad existía y ella decía que era mentira, que todo era una persecución de Estados Unidos porque ella había criticado al gobierno federal”, explica el socio.

Y continúa: “Pero en Luau me di cuenta que nunca tuvo como objetivo fundar la organización, el único objetivo que tenía era ayudarse ella, hacer realidad sus sueños, operarse constantemente. Todas las semanas iba a que le hicieran tratamientos, a que la aclararan la piel. Pagaba para estar con chicos”.

El ex socio asegura que muchas personas que atestiguaron las irregularidades, los problemas y las mentiras continúan en silencio porque temen que Corado pague para hechizarlos o hacerles brujería.

Últimas Noticias