Los hospitales, centros de salud y estaciones de oxígeno en Gaza dejarán de funcionar el martes debido a que se agote el combustible necesario para operar los generadores.
El Ministerio de Salud de Gaza reportó en un comunicado compartido en Telegram al mediodía, hora local, del domingo, que solo quedaban 48 horas de funcionamiento.
Según los grupos de ayuda, el cierre por parte de Israel del vital paso fronterizo de Rafah el mes pasado cortó las principales líneas de suministro, lo que limitó el acceso a alimentos, combustible y suministros médicos dentro del enclave.
Un informe de la ONU publicado en junio afirma que se espera que más de un millón de personas en Gaza "se enfrenten a la muerte y el hambre" a mediados de julio.
Muchas de las instalaciones médicas de Gaza han sido dañadas, atacadas o evacuadas desde el 7 de octubre.
Israel convirtió a los hospitales en un objetivo clave de su campaña militar, alegando que Hamás los utiliza para actividades militantes.
Alerta de los hospitales en Gaza
La agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA, reportó la semana pasada que una “grave escasez de medicamentos y combustible” estaba retrasando las operaciones de salvamento de sus equipos dentro del enclave. La Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advirtió el viernes que la falta de medicamentos y combustible “ha obligado a las organizaciones de ayuda a reducir sus servicios”.
La escasez de combustible en Gaza también significa que los servicios de saneamiento e higiene del agua están “pendiendo de un hilo”, añadió OCHA.
Rabih Torbay, director ejecutivo de la organización de ayuda Proyecto Esperanza, comentó que sus equipos estaban “minimizando los movimientos para conservar combustible”.
“Los generadores del hospital se están agotando y nuestro equipo está tratando desesperadamente de conseguir algunos para que las cirugías no se detengan”, comentó.
Mientras tanto, las fuerzas israelíes continúan operando en el barrio Shejaiya de la ciudad de Gaza, comentaron el domingo las Fuerzas de Defensa de Israel.
La semana pasada, las FDI ordenaron a los residentes que evacuaran la zona densamente poblada, citando la presencia de militantes, a medida que se intensificaban los ataques.
La OCHA reportó el viernes que entre 60.000 y 80.000 personas habían sido desplazadas como resultado.
