Un grupo de inmigrantes latinos detenidos en el centro de detención de Torrance, Nuevo México -que depende del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés)- denunció públicamente que sufren de graves abusos y condiciones inhumanas.
En una carta difundida recientemente por diversas plataformas de medios de comunicación, los reclusos expresaron su preocupación por la falta de medicamentos, agua e insumos de higiene personal.
La misiva señala que además de la escasez de recursos básicos, son víctimas de racismo, mala alimentación y maltrato físico y psicológico. La situación descrita resalta la serie de problemas sistémicos dentro de los centros de detención para inmigrantes.
Según detallaron, la falta de atención médica adecuada está poniendo en riesgo la salud de muchos de los detenidos, quienes ya enfrentan condiciones difíciles debido a su situación migratoria. Las quejas incluyen la ausencia de medicamentos esenciales para tratar enfermedades crónicas y la falta de acceso a atención sanitaria básica.
El duro relato de los inmigrantes
“Este centro de detención no es para inmigrantes, esta es una cárcel donde te encierran hasta seis horas en la celda pequeñita y te dan no más una hora de recreo”, dijo Mario Fernando Crespo, un inmigrante salvadoreño que cruzó la frontera de Estados Unidos, el 4 de noviembre del año pasado, en una entrevista con Noticias Telemundo desde el centro de detención de Torrance.
Crespo, que huía de su país por las amenazas de las bandas criminales, se entregó a las autoridades estadounidenses en busca de asilo. Su esposa y sus dos hijos continúan su proceso en Fort Worth, Texas, mientras que él permanece detenido.
Desde su detención, se unió a otros presos para denunciar públicamente las condiciones de Torrance. En una carta difundida en las redes sociales, estos detenidos describieron la larga lista de abusos y negligencias en el centro situado en la zona rural de Estancia, Nuevo México, a unos 320 kilómetros de la frontera con México.
El negocio de los inmigrantes detenidos
El centro de detención es gestionado por la empresa CoreCivic en virtud de un contrato con el ICE para alojar al menos a 505 inmigrantes varones adultos, aunque la población real fluctúa.
Según el último contrato de ICE con la empresa, el Gobierno paga unos $2.2 millones mensuales para atender a esa población migrante.
“Ellos pasaron y a mí me separaron, me retuvieron sin decirme el motivo de por qué yo quedaba detenido y desde ese momento estoy luchando por mi libertad. Ya casi son ocho meses de estar separado de mi familia”, explicó Crespo.
"Aquí la gente sufre de reflujo, dolor de pecho o ansiedad y se les ignora. La ayuda médica llega entre 15 y 30 minutos después de ser llamada, careciendo de un protocolo adecuado de primeros auxilios", lamentó Crespo.
Qué otras fallas presenta el centro de detención de Torrance
La carta también destaca la falta de medicamentos y de artículos de higiene, así como las experiencias de racismo, alimentación inadecuada y maltrato psicológico y físico.
Raúl Rayo Arellano, un inmigrante mexicano, se hizo eco de estas quejas, subrayando el impacto de la mala calidad de la comida en sus graves problemas estomacales.
"Creo que mi perro come mejor en México", comentó, tras soportar continuos dolores debido a la comida de las instalaciones. Rayo, junto con Crespo, huyeron de sus países de origen buscando la protección de las leyes estadounidenses, pero ahora se enfrentan a una detención prolongada en condiciones terribles.
Qué dijo la empresa sobre la situación de los inmigrantes detenidos
Brian Todd, portavoz de CoreCivic, rebatió las afirmaciones. Aseguró a Telemundo que la seguridad y el bienestar son las principales prioridades.
"Proporcionamos un entorno seguro y humano y nos esforzamos por alcanzar altos niveles en la atención", afirmó todd, quien aseguró que sus menús son examinados por dietistas y que los detenidos tienen acceso diario a servicios médicos y de salud mental.
A pesar de la defensa de Todd, los informes de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) indican lo contrario.
Más denuncias
"Las experiencias reales de los detenidos contrastan fuertemente con las afirmaciones oficiales", señala Leonardo Castañeda, investigador de políticas de la oficina de la ACLU en Nuevo México. Sostuvo que los informes gubernamentales señalaron deficiencias en la atención médica, la higiene y el cumplimiento de las normas nacionales.
En mayo, un grupo de senadores demócratas instó al Departamento de Seguridad Nacional y al ICE a cerrar cuatro centros de detención gestionados por empresas privadas, incluido el de Torrance, citando las malas condiciones y los elevados costos.
"No apoyamos un sistema que detiene a individuos en condiciones inhumanas que causan problemas médicos a largo plazo, traumas psicológicos y, a veces, la muerte", rezaba la carta de los senadores Alex Padilla y Elizabeth Warren.
Además, una demanda presentada en noviembre de 2023 por una coalición de grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes contra el ICE y CoreCivic los acusa de descuidar las condiciones insalubres e inseguras de Torrance.
Los demandantes, cuatro solicitantes de asilo venezolanos, denunciaron que se les negó atención médica, acceso a duchas y alimentación adecuada.
Los daños irreparables a los inmigrantes
Tanto Crespo como Rayo luchan contra el deterioro de su salud mental debido a su confinamiento.
"Me siento secuestrado, encarcelado y que se están violando mis derechos. Está haciendo mella en mi salud mental", compartió Crespo.
Rayo expresó sentimientos similares, describiendo la tensión psicológica del confinamiento. "Empiezo a tener pánico por la noche, siento que me asfixio".
Estas declaraciones se desprenden de las evaluaciones psicológicas realizadas por Humanitarian Outreach for Migrant Emotional Health (HOME), que revelan una angustia generalizada entre los detenidos de Torrance.
"El entorno impone un grave daño psicológico y nadie con ningún nivel de angustia emocional debería ser retenido allí", informó la directora ejecutiva de HOME, Jenifer Wolf-Williams. "Vivimos una pesadilla y anhelamos la libertad", concluyó Crespo, con la esperanza de que sus voces provoquen un cambio.