Carlos Alcaraz hizo gala de su destreza al derrotar al serbio Novak Djokovic. El español se hizo con el título de Wimbledon con sets de 6-2, 6-2 y 7-6 (7-4), defendiendo con éxito su campeonato del año anterior.
Con esta victoria, Alcaraz cuenta ahora con cuatro títulos de Grand Slam, manteniendo un récord impecable en finales de grandes torneos. Su notable trayectoria incluye títulos consecutivos en Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos de 2022 y el Abierto de Francia del mes pasado.
Djokovic, ansioso por superar el récord histórico de Margaret Court de 24 títulos de Grand Slam e igualar los ocho títulos individuales masculinos de Wimbledon de Roger Federer, se enfrentó a un Alcaraz inflexible.
Un Alcaraz agresivo en el inicio del partido
El partido comenzó con Alcaraz haciendo una declaración, rompiendo el saque de Djokovic en su quinto punto de ruptura en un intenso juego inicial de 14 minutos. El tercer cabeza de serie, de 21 años, aprovechó este impulso y se adjudicó el primer set gracias a su excepcional precisión con el saque.
A medida que se desarrollaba el segundo set, la presión aumentó sobre Djokovic, cuando Alcaraz le rompió pronto el saque, asegurándose otro set decisivo por 6-2.
En el tercer set se vio una contienda más ajustada, con los jugadores empatados a 4-4. Alcaraz ejecutó entonces un sublime golpe ganador de revés para romper el servicio y ponerse por delante 5-4.
Justo cuando el triunfo parecía inminente, Alcaraz flaqueó, desperdiciando tres puntos de partido y perdiendo su saque a pesar de estar 40-0 arriba.
Carlos Alcaraz ganador de Wimbledon por segundo año consecutivo
Djokovic, haciendo gala de su reconocida tenacidad, forzó el tie-break con una rápida recuperación. Sin embargo, el momento final perteneció a Alcaraz; la devolución de Djokovic se estrelló en la red, permitiendo a Alcaraz asegurar sus dos coronas consecutivas de Wimbledon.
El viaje de Alcaraz de estrella en ascenso a formidable campeón sigue inspirando y cautivando al mundo del tenis. Su victoria en este partido no sólo consolida su estatus como deportista de élite, sino que señala un cambio potencial en el establishment del tenis, anunciando una nueva era de competición.
Djokovic, a pesar de su derrota, sigue siendo una figura icónica del tenis con una ilustre carrera marcada por una resistencia perdurable y una habilidad inigualable.