Maryland tiene los tiempos más largos en las salas de emergencia de los hospitales en todo el país y esto no es por falta de camas. El mayor problema es el déficit de personal médico, entre ellos doctores, enfermeras, técnicos, laboratoristas, endoscopistas y asistentes en varias disciplinas.
La solución está alcance de la mano, pero no es tan simple. Según el último reporte de la Contraloría, en Maryland 35 mil inmigrantes tienen títulos relacionados con salud y las cualificaciones profesionales de unos siete mil de ellos están desaprovechadas, aun cuando urge cubrir unas 22 mil plazas en el sector hospitalario.
“Personalmente conozco a dos trabajadores sanitarios, uno es doctor con 30 años de experiencia y otro un PhD en educación, el primero se fue a trabajar como chofer de Uber y el segundo a las bodegas de Amazon”, ese fue el testimonio que Laura Gutiérrez, miembro de Latinos Health Equity Allinace, compartió hace pocas semanas en una conferencia de salud.
La autenticación de títulos es la llave para dar una doble salida: cubrir la necesidad de personal sanitario y lograr que esos inmigrantes profesionales utilicen sus destrezas y experiencias y con ello mejoren su economía familiar y la de las arcas fiscales con el pago de sus impuestos.

Nueve mil enfermeras hacen falta en el estado. “Sin una reforma la escasez de este personal se duplicará e incluso podría triplicarse para en el 2035”, advierte la Asociación de Hospitales de Maryland.
La falta de médicos es igual de preocupante. En los próximos cinco años serán necesarios mil 52 doctores más, a esta cifra hay que sumar que el 35.8% está en edad de retirarse en Maryland. Esto no bastó para que Alexandra Morán, una doctora con estudios y experiencia traídos de Ecuador, vuelva a ponerse al cuello el estetoscopio en Estados Unidos.
“Vivía en Miami y trabajaba en la Universidad de Miami investigando células madres en oncología mientras estudiaba la validación de mi título. Fui de visita a Ecuador y llegó la pandemia, allá estuve en primera línea de las emergencias, eso fue devastador. Regresé huyendo de tantas muertes y trauma, un día leí que necesitaban a latinos con experiencia en salud para difundir información, así llegué a Maryland. Vine ilusionada, pero no puedo perder cinco años refrendando títulos y cada vez pagando siete mil dólares. Me di por vencida, porque tengo que sobrevivir. Si el proceso fuera más fácil y menos caro quizá lo intentaría otra vez”, puntualizó Morán.
Para profesionales como Morán por ahora no hay salida. La delegada estatal Joseline Peña-Melnyk explicó que un comité está analizando la refrendación de títulos traídos del extranjero y las recomendaciones saldrán en enero.
Leyes contra escasez de personal
“La escasez de personal en salud es nacional, pero estamos aprobando leyes para que profesionales extranjeros en salud vengan a obtener los títulos aquí”, dijo Peña-Melnyk.

Pagar las matrículas universitarias, extender bonos a los estudiantes de enfermería y mejorar los salarios de esas profesionales es otra ley aprobada. También hay luz verde en beneficio de los inmigrantes sin documentos que tienen títulos relacionados en salud obtenidos en colleges y universidades estadounidenses.
Estos profesionales en salud no tendrán que presentar un número de seguro social para aplicar por un trabajo en Maryland. Con el número de identificación individual de impuestos (ITIN) será suficiente, explicó Peña-Melnyk. Los dreamers serían los beneficiarios de esta ley.
“Desde hace tiempo venimos monitoreando la escasez de personal y las largas esperas en las emergencias, por esa misma razón no estamos de acuerdo que las barreras inmigratorias entorpezcan el derecho a trabajar a profesionales que necesitamos; tampoco debería impedirse que la gente tenga cobertura de salud solo por no tener documentos”, dijo Vincent DeMarco, presidente de Maryland Health Care for All.
Gabriela Lemus, directora ejecutiva de Maryland Latinos Unidos, comentó que varias organizaciones estarían dispuestas a entrenar a los profesionales del extranjero para la recertificación de títulos. “Nosotros podríamos traer a las agencias, a las organizaciones y a los académicos calificados, pero hay que definir quién va a cubrir los costos, porque cada especialidad tiene su propia acreditación”.
Falta el componente de educación
Eliminar la obligatoriedad de la ciudadanía para aplicar para un empleo es un paso adelante, según Gutiérrez, “pero una cosa es en el papel y otra en la práctica, falta el componente de educación e información, por ahora nadie está enterado de estos cambios y si lo saben tampoco entienden lo que significa para abrirse consultorías o negocios relacionados sus especialidades”.

Con respecto a las recertificaciones de títulos, Gutiérrez tiene aspiraciones más grandes. Le gustaría que esas leyes se extiendan a todos los inmigrantes que están en empleos que no tienen nada que ver sus estudios.
“Nos hace falta profesionales en industrias como la de tecnologías y empleos federales. Deberíamos mirar el ejemplo de Utah donde hay programas para homologar los títulos de los extranjeros y en Florida a los médicos pueden hacer residencias en los hospitales, mientras aquí estamos desaprovechando esos conocimientos”.
Es el caso de Omar Hernández un geoquímico venezolano que trabaja empaquetando en una bodega de Amazon. “Siempre está allí el sueño de trabajar haciendo análisis del agua o en yacimientos, pero estoy agradecido porque este es un trabajo estable y en un país más tranquilo”, dijo.
El beneficio sería para todos
La homologación de títulos de los latinos en los hospitales tendría otro beneficio a los ojos de Emanuel Fernández, director ejecutivo de la Organización de Hispanos y Latinoamericanos del condado Anne Arundel (OHLA). “Se reducirían las esperas por falta de traductores y los hospitales y clínicas reducirían los costos de interpretación porque tendrían personal calificado y que habla el idioma y entiende la cultura latina”.
Una encuesta hecha por OHLA, entre mil 800 latinos en Anne Arundel, encontró que el 20% tiene estudios universitarios completos e incompletos y un 16% títulos de escuelas técnicas que no trabajan para lo que se educaron. “Esta es una mano de obra e inteligencia desperdiciadas. Tenemos arquitectos, licenciados, cirujanos, quiroprácticos. Por eso deberían aprobar una ley que abarque a otras profesiones”.
Al menos Morán encontró algo que la acerca a su profesión. Luminis, un conglomerado hospitalario en Prince George y Anne Arundel, la contrató para hacer educación en salud. “Voy a las iglesias, a las escuelas, hablo con los niños y los padres de familia sobre la diabetes, el asma, colesterol alto y educación sexual. Gracias a dios me está yendo bien, porque la necesidad existe y no hay la infraestructura ni el personal para llegar a los latinos”.
