He visto, oído y también leído comentarios de importante cantidad de personas que coinciden en el simbolismo que recoge la foto del expresidente Donald Trump, con el puño de la mano derecha levantado, mostrando su rostro ensangrentado y diciendo: Fight, fight, fight.
Soy de los que creen que la intuición, a veces llamada sexto sentido o corazonada, es una de las capacidades más reveladoras del ser humano. Esta intuición, o la primera impresión como la llaman algunos, me ha acompañado mientras veía en tiempo real las fotos y videos de este lamentable hecho.
Respeto por bastante mi inteligencia intuitiva, o "fast thinking" (pensar rápido), en contraste con el "slow thinking" (pensar lento), tal y como los define Daniel Kahneman en su libro con igual título. Cuando vi a Trump levantarse y llamar a "luchar, luchar y luchar", mi memoria emocional me alertó sobre cómo una víctima puede convertirse en un símbolo opuesto, recordando otros eventos y consecuencias en la política moderna estadounidense.
Esta comparación con hechos históricos, como los ataques del 11 de septiembre y la posterior respuesta del gobierno de George W. Bush, nos debe invitar a reflexionar. Tras los atentados, el gobierno de Estados Unidos, partiendo desde su condición de víctima, avanzó hacia una campaña de "fight, fight, fight" que desembocó en la invasión de Irak y en la comisión de numerosos abusos, alcanzando su punto álgido con los denigrantes sucesos en la prisión de Abu Ghraib. Así, la imagen de víctima (legitimada por miles de muertes y una devastación sin precedentes) se transmutó en la de un agresor carente de principios éticos.
Esta reflexión la hago desde un ángulo estrictamente intuitivo y político, es decir lo que mi cerebro en modo “respuesta rápida” advirtió al resto de mis habilidades y capacidades y es que todos, estamos conscientes de que estos sucesos que casi causan la muerte del expresidente Trump y produjeron víctimas fatales, merecen nuestro absoluto y transversal rechazo, al igual que los ataques del 11 de septiembre contra civiles, aviones, estructuras y entidades gubernamentales de Estados Unidos.
Esta doble mirada al puño levantado de Trump, su rostro cubierto de sangre y su llamado a “"Fight", "Fight", "Fight" nos invita a preguntarnos, ¿luchar contra qué o quiénes? Reflexionar sobre el poder de los símbolos y las palabras, especialmente en los momentos históricos, resaltan la importancia de la respuesta ante los instantes más oscuros.
Tengamos en cuenta lo que advierte Robert Pape, director del Proyecto sobre Seguridad y Amenazas en la Universidad de Chicago, en una entrevista con BBC Mundo: "Hemos cruzado el umbral y ahora es posible que entremos en un ciclo en espiral de violencia política, debido a la naturaleza altamente volátil de esta temporada electoral".
Al repasar sobre las dos miradas al puño levantado del ensangrentado Trump y sus palabras, veamos en esos símbolos, con la esperanza nunca perdida, un llamado a la solidaridad con las víctimas y a luchar, luchar y luchar por ser mejores ciudadanos. Respondamos con nuestros valores más elevados, en lugar de dejarnos llevar por nuestros impulsos más bajos.
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